Cuando te separas o divorcias, surge el gran interrogante: ¿cómo vincularte con tus hijos sin alejarte ni perder el contacto emocional? Nosotros te decimos cómo.
Cuando hay separaciones o divorcios los acuerdos, los convenios, la tradición y la idea de lo que es “normal” hacen que la presencia frente a tus hijos se convierta en un verdadero problema.
En el mejor de los escenarios, el tiempo se restringe a que los lleves diario a la escuela y convivan un fin de semana cada 15 días.
Harán falta temas de conversación, comenzarán los silencios y quizá hasta descubras cierto desinterés de su parte.
Las llamadas telefónicas empezarán a ser rutinarias y las visitas monótonas.
Tendrás la alternativa de aceptarlo resignadamente o convertirte en animador y proveedor.
Si la condición con tu ex lo permite, podrás buscar alternativas y recibirás apoyo para hacerlo más llevadero; en caso contrario, surgirán más obstáculos.
Es probable que estés condicionado a horarios específicos y a una nula o tergiversada información en los enormes lapsos en que no estás.
La tendencia paterna natural podrá llevarte muchas veces a intentar luchar por su amor y rivalizar con su mamá esto genera conflictos adicionales y te condena a un círculo vicioso difícil de romper.