No te tortures… déjalo ir
Mario Guerra
Psicoterapeuta y tanatólogo, coach ontológico.
Consulta a nuestro especialista
6 cosas que tenemos que dejar ir para que este año dejemos de estresarnos, torturarnos y seamos más felices.
No siempre una solución está en un “¿qué haré?”, sino muchas veces en un “¿qué debo dejar de hacer?”
-
¿Es más complicado hacer cosas nuevas o dejar de hacer las viejas?
Hacer nuevas:
- Necesitas motivación, que lo que hagas satisfaga una necesidad real tuya y que vaya en línea con tus valores.
- Generalmente es un cambio importante. Mientras más radical o distinto a lo que hoy haces, más difícil es de sostener.
Dejar de hacer viejas:
- Empiezan gradualmente, así que no las notas.
- Creas hábitos (patrones de repetición inconscientes)
- Construyes una zona de confort (te apegas a lo conocido)
Tenemos una resistencia natural al cambio.
¿Qué cosas nos hacen más daño?
Las que son:
- Más rígidas y repetitivas.
- Particularmente las que se sustentan en la creencia de que tienes la razón absoluta en algo.
- “Hay que trabajar mucho, ya tendré tiempo de descansar cuando me muera”
- Han permanecido estáticas por mucho tiempo.
- Ya ni siquiera las cuestionas; las ves como parte de ti.
- “Es que así es mi carácter”
- Nos meten en problemas con otros o con nosotros.
Actitudes necias o inflexibles.
- “Mis hijos tienen que sacar 10 para que yo vea que sí aprovechan la escuela”
- “Mi pareja me debe responder los mensajes de celular pronto para que yo vea que sí me quiere”
- Están basadas exclusivamente en los impulsos emocionales con muy poca racionalidad.
Como cuando en una fiesta sientes que los demás no te están tratando bien y de pronto te vas sin dar ninguna explicación en un enojo que sólo en tu cabeza existe.
- Las identificas porque de inmediato pueden darte algún alivio, pero a la larga no te convienen.
- Azotar la puerta, insultar a tu pareja, burlarte de alguien.
¿Qué cosas podríamos cambiar que serían importantes?
- Cada uno tiene distintos hábitos o creencias que podría dejar ir. Pero podemos mencionar algunos que tienden a ser comunes:
1. La necesidad de que te aprueben.
- Esto te lleva a dar de más, sacrificarte, comprometer tus ideas, ceder en tus opiniones y hacer cosas que no te gustan.
- No pones límites porque piensas que así te querrán más.
- Buscas amistad o amor siendo “demasiado” bueno con otros.
- Al final, hagas lo que hagas, a algunas personas les caerás bien por nada y a otras mal, exactamente por la misma razón.
2. Tu necesidad de ser perfecto.
- Esto te da como resultado ansiedad e insatisfacción.
- Como pones estándares imposibles eso acaba por dañar tu autoestima.
- Crees que tienes que ser el más fuerte, el que nunca se doble o el que nunca falla.
- Ser imperfecto es lo normal en una persona.
3. Tu necesidad de que los demás estén de acuerdo contigo.
- No es lo mismo opinar que saber y todos podemos opinar acerca de algo y esa opinión no siempre va a coincidir entre todos.
- Suelta tu necesidad de tener la razón, de querer aleccionar al mundo o de hacer que los demás piensen como tú,
- Escuchar las opiniones de los demás puede enriquecer tus puntos de vista o al menos conocer otra perspectiva.
4. Tu necesidad de cambiar a otra persona para que haga las cosas como tú quieres.
- Esto es particularmente cierto con el tema de la pareja.
- Nadie tiene la manera correcta de hacerlo todo y lo que probablemente estás haciendo es repitiendo aprendizajes o patrones de la infancia que tus padres te inculcaron.
- Hay muchas maneras de hacer una sola cosa; a una forma estás más acostumbrado y a otras no. Es a lo que tú llamas correcto o incorrecto.
5.Tu necesidad de dar largas explicaciones que te justifiquen.
- A veces tratas de explicar lo que ni tú mismo entiendes de ti.
- Una petición simple, un “no gracias” o hasta un “no lo sé” son buenas maneras de responder.
- “Godinez dónde está Sandoval”
- Larga: “No sé, yo vengo de la copiadora”
- Corta: “No se”
- “¿Por qué ya no eres cariñoso como antes?”
- Larga: “Qué te pasa, yo no he cambiado.A lo mejor a veces llego cansado, pero tú tampoco haces mucho por acercarte….”
- Corta: “No lo he notado ¿Por qué lo dices?”
Tus lamentos de un pasado o infancia “infeliz” que justifiquen tu resentimiento con la vida.
- Que si tu mamá no te quería, que si eres adoptado, que sí querían más a tu hermano, que si nunca te trajeron los Reyes lo que les pedías…
- Deja ya esas historietas que vienen del alma de un niño herido y deja por fin que el adulto que ya eres se haga cargo de tu vida.
- El pasado no vas a cambiarlo, pero necesitas soltar esos cuentos que te cuentas una y otra vez. Suelta ya ese resentimiento. Perdona o no perdones, pero ya termina esa historieta de una buena vez.
¿Cómo hago para dejar ir todas estas cosas?
- No tienes que dejar ir todas a la vez. Elige una o encuentra la propia y ve practicando hacerlo cada vez menos a lo largo del año.
- Recuerda que es un proceso y que en él habrá retrocesos y recaídas normales. Requieres conciencia, práctica y perseverancia.
Reconoce conscientemente tres cosas:
- Todo lo que tú crees que es normal, necesario o real no deja de ser producto de creencias que has ido desarrollando a lo largo de tu vida.
- No hay nada único y específico que pueda hacerte feliz de manera permanente.
- Ni personas, ni posesiones, ni relaciones.
El cambio es posible
- Pero si sientes que no puedes, entonces no dejes pasar otro año sin buscar ayuda profesional.
Trata de vivir la vida de la forma más ligera que te sea posible