Los prejuicios y estereotipos dividen y lastiman a las personas. Lamentablemente, conductas y actitudes que tenemos en la vida cotidiana, y que nos parecen muy «normales», promueven consciente e inconscientemente la discriminación de género.
La evaluación, y trato diferenciado, que se haga de una persona por razón del sexo biológico al que pertenece. “Conceptualmente, toda evaluación (en las dimensiones afectiva, cognitiva y conductual) que se haga de una persona atendiendo a la categoría sexual biológica a la que pertenece puede ser etiquetada como sexista, tanto si es negativa como positiva, y tanto si se refiere al hombre como a la mujer” (Moya y Glick 1988)
Se habla de un sexismo ambivalente:
Sexismo hostil
Paternalismo dominador. Las mujeres se perciben como inmaduras y dependientes, por lo que necesitan un hombre que las guíe y proteja. (“Cuida a tu hermanita, porque ella es mujer”)
Diferenciación competitiva. El hombre es el único capaz de dirigir y producir eficientemente y la mujer debe quedarse en la casa y la crianza.
Dominación heterosexual. Las mujeres usan el sexo para obtener lo que quieren, dominar o chantajear al hombre, por lo que son manipuladoras y vampiresas.
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Sexismo benevolente
Paternalismo protector. Como la mujer es linda, pero débil, debe ser cuidada, amada y venerada por el hombre, pero debe dejarla en casa para que nada malo le pase.
Diferenciación complementaria. La mujer tiene lo que al hombre la hace falta para estar en equilibrio como belleza, ternura, proveer cuidados, paciencia, obediencia.
Intimidad heterosexual. Muchos estudios demuestran que aunque algunos hombres buscan una verdadera intimidad con la mujer durante una relación sexual, muchos otros realmente buscan dominarla.
Conducta sexista |
Conducta no sexista |
Hacer algo por alguien o ayudarle por razón de su sexo.
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Hacer algo por alguien por ayudarle al saber que esa persona no puede hacerlo o tú tienes más disposición o habilidad en ese momento o la situación o condición lo ameritan. |
Decirle a alguien que hace mal algo por razón de su sexo.
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Decirle a alguien que algo lo hace mal por falta de preparación, habilidad o desgano. |
Pedirle a un hombre o una mujer que ayude a algo que sea “propio de su sexo”.
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Pedirle a alguien que ayude a algo porque su ayuda es requerida o porque, como persona, sabes que tiene las habilidades y puede y quiere ayudar. |
Burlarse o criticar a alguien por conductas o expresiones emocionales, asociándolas como características de un sexo biológico determinado.
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Burlarse o criticar a alguien por la forma inusual o extrema que tiene de hacer o manifestar algo, independientemente de su sexo y sin hacer analogías a un sexo en particular. |
Refranes y frases:
Pero todo mundo lo hace, ¿a poco es tan malo?
Peyorativo: Los de ese sexo son inferiores y generalización: Todos los de ese sexo son así.
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Crea estereotipos que son muy difíciles de erradicar de la mente. En México el estereotipo femenino comprende adjetivos hacia la mujer como una persona: “delicada, frágil, débil, que cuida de sus hijos, amorosa, pura, guapa”.
Pero también: “peligrosa”, “manipuladora”, “mentirosa” y “agresiva”. Desarrolla creencias acerca de la naturaleza inferior de un sexo u otro. Busca imponer límites acerca de lo normal y adecuado a cada sexo. Penalizando la transgresión de esos límites.
No; por ejemplo del sexismo contra las mujeres se puede derivar la Misoginia, así como cuando es contra los hombre se llama Misandria. Incluso una mujer podría tener comportamientos sexistas hacia otras mujeres.
En psicología existen diferentes instrumentos para medir el grado o nivel de sexismo de una persona. Los hay de 25 u 88 reactivos o preguntas, pero resulta poco viable en la vida cotidiana aplicar estas pruebas y menos en una relación. Otra manera es observar las conductas, en este caso del hombre, que si bien no son una forma de diagnosticar, sí nos dan una posible pista acerca de la probabilidad que tenga creencias y conductas sexistas hacia las mujeres.
Por ejemplo si lo transfieren a otra ciudad y él espera que dejes toda tu vida por seguirlo. Presupone para ti un rol materno y de renuncia laboral si están juntos y quieren tener hijos.
Te reclama que no eres cariñosa con él. Te pide dejar tu trabajo para que cuides a los niños y te ofrece que él sacará adelante a la familia. No te pregunta por metas profesionales o laborales o las minimiza.
Incluso te puede decir “¿Para qué trabajas?”. (Te llama por sobrenombres como “hermosa”, “guapa”, “tontita”, especialmente si lo hizo desde la primera cita o lo hace incluso con desconocidas)
Como una forma cariñosa es válido si la relación está establecida y no como reemplazo de tu nombre. (Usa apodos despectivos o adjetivos que descalifican a sus exes o mujeres de su entorno)
(Te quiere enseñar como es la vida, comparte su filosofía de género y critica tus decisiones haciéndote ver las de él como mejores). Quiere controlar tu forma de vestir o las personas que frecuentas.
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Presupone que te puedes acostar con el que sea y que eso es una burla para su hombría. Cuando expresas emociones te dice “ahí vas a llorar” o “ya te pusiste loca”, presuponiendo que es tu forma de obtener algo de él o simplemente porque, como eres mujer, te gusta “hacerla de tos”.
La gran mayoría de las conductas de género son aprendidas por socialización y cultura, hay más diferencias entre personas que entre hombres y mujeres en sí mismos.
Mario Guerra. Psicoterapeuta, tanatólogo, coach ontológico, hipnoterapeuta certificado internacionalmente, conferencista y nuestro rockstar del amor.
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