Insomnio infantil
Reyes Haro
Especialista en neurofisiología clínica
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Lo que debes saber
- Se calcula que el 95% ó el 98 % del insomnio infantil, es por hábitos erróneos.
- El 5% ó el 2% restante de insomnio infantil, por problemas psicológicos
- Se calcula que alrededor del 30% de la población sufre trastornos de insomnio, alrededor del 12% es un insomnio severo y el 16% suele ser insomnio crónico, los estudios recientes sobre insomnio infantil dan unos porcentajes semejantes
Con frecuencia se presenta a través de uno o varios de estos síntomas:
- Dificultad para conciliarlo
- Despertares frecuentes durante la noche, con problemas para volver a dormir
- Despertar matutino antes de la hora deseada
Comúnmente se origina debido a que, sin querer, los padres contribuyen al cargar a su hijo, mecerlo, alimentarlo, acompañarlo para que duerma, o bien, responder a sus llamados nocturnos; así, él establece una asociación entre su presencia y el descanso.
En ocasiones, tanto los padres como los pediatras tratan de explicar el insomnio por alguna situación común como los cólicos, la dieta, la dentición o el gateo, esto puede retardar el diagnóstico y tratamiento oportunos, y volverse un problema serio para el niño y su familia.
Higiene del sueño
Consiste en prácticas para cambiar los hábitos que provocan el insomnio y crear un patrón de conducta orientado a conseguir un descanso de buena calidad, principalmente durante la noche.
1. Alimentación
- Continuar haciéndolo durante las noches después de los seis meses puede provocar que el bebé únicamente logre conciliar el sueño de esta forma o refuerce los despertares.
- A partir de esta edad, deben disminuirse gradualmente la alimentación y la compañía nocturnas, de modo que cuando cumpla un año logre dormir solo.
- Además se deben evitar las bebidas azucaradas o estimulantes (café, chocolate o refrescos de cola), especialmente cerca de la hora de acostarse.
2. Recámara
- Acondiciona el ambiente: debe contar con una superficie cómoda, temperatura adecuada y luz y ruido tenues.
- La percepción de estos estímulos mantiene ocupado al cerebro, distrayéndolo de la regulación de los procesos de sueño.
3. Horarios
- Procura que no se desvele y que duerma el tiempo suficiente de acuerdo a su edad.
- Acostarlo tarde para que esté cansado no resuelve el problema.
- Considera el tiempo que necesita dormir y con base en eso intenta que duerma y despierte siempre a la misma hora, con lo cual se reforzará el ciclo sueño-vigilia.
4. Televisión y videojuegos
- No lo expongas a contenido violento, como noticieros, películas o programas de terror, videojuegos agresivos, etc.
- El nerviosismo que esto ocasiona le impedirá dormir.
5. Reloj
- Si tu hijo ya sabe leer la hora, evita que lo haga durante la noche.
- Estar consciente de ella le puede provocar ansiedad y reforzar conductas de búsqueda como ir a la cama de sus papás.
6. Ejercicio y relajación
- Según su edad puedes aplicar algunas técnicas que favorezcan el sueño, como ejercicios de respiración, masajes, cantos, etc.
- En niños mayores, además de lo anterior, se les puede enseñar un sencillo control respiratorio como inhalar y exhalar lenta y profundamente, que focaliza la atención e induce un estado de relajación
7. Rutina
- Tiene que ser constante, proporcionarse en un momento agradable y con una duración de cinco a 10 minutos.
- Por ejemplo: báñalo, dale un masaje, háblale suavemente, cántale, cuéntale una historia o léele un cuento.
- De esta forma lo ayudarás a tranquilizarse y a desarrollar su propio estilo de sueño
- Después, dale las buenas noches y déjalo en su habitación.
- Es básico que esté despierto pero somnoliento cuando salgas de ahí.
- Si es un poco mayor, permítele que tenga con él su juguete preferido, un peluche o su almohada; de esa forma se sentirá acompañado.
8. Postura
- Se recomienda acostarlo boca arriba, sobre todo si es recién nacido, pues disminuye el riesgo de sufrir apnea de sueño (dejar de respirar) y por ende una posible muerte súbita infantil.
- No dejes objetos ni ropa de cama que puedan obstruir su respiración.
- Cambiar los hábitos de sueño en un niño es difícil.
- Lo mejor es inculcárselos desde pequeño con tranquilidad y seguridad.
El insomnio es más frecuente de lo que se cree, y sus repercusiones incluyen la falta de descanso, problemas de desarrollo físico, desempeño diurno, aprendizaje, conducta y es más proclive a enfermarse.
Si el problema persiste después de aplicar estos consejos, es importante acudir a un especialista en trastornos de sueño pediátricos.