Con Nancy Steinberg
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Lo que podemos considerar
– Tengamos interés en conocer y valorar las virtudes, limitaciones, carácter, miedos, inquietudes y esperanzas de nuestros hijos; aprendamos a apreciar lo bueno que hay en él.
– Con amor incondicional y afecto ayudémosle a descubrir sus aptitudes y talentos, impulsemos sus gustos, intereses y habilidades, fortalezcamos sus áreas de bajo desarrollo
Le enseñamos que el otro es mejor
– Además, con la frase de “aprende de… “,no le enseñas nada, es como si echáras sal en la herida y le señaláras que, no solo no es lo suficientemente bueno para ti, sino que prefieres al otro.
– Cada niño merece ser único y ser ayudado como ser individual.
Un mensaje cerrado:
– El mensaje implícito en la frase “aprende de….” es, aunque nos cueste admitirlo, que el otro lo hace mejor y, en la mente de tu hijo, se puede traducir simplemente en que el tema está cerrado, él es peor que ese otro niño.
– Si la frase se repite habitualmente calará y el niño llegará a creer que no merece la pena, en realidad, esforzarse, siempre será aventajado en buenas cualidades y siempre saldrá perdiendo en el reparto del amor y el respeto de sus padres.
– Siempre es el peor, siempre será el peor. No puede mejorar en realidad, pues, aunque lo intenta, la frase de “aprende de …” aparece continuamente.
– No es un buen recurso de comunicación con los niños y es peor cuanto más habitualmente se utilice.