A la mayoría de nosotros nos gustaría tener una vida sin complicaciones, ¿a poco no? Una donde todo fluya de manera tranquila, relajada y en armonía… pero no existe. Los problemas se presentan siempre y en distintos grados, así que, cuentahabientes míos, lo más útil es asumirlos y hacernos de recursos para enfrentarlos lo mejor posible.
Si lo pensamos, las disputas son útiles para ayudarnos a superar situaciones y momentos en los que ya no nos sentimos cómodos, pues como siempre se los he dicho: prefiero un buen pleito que andar con una bronca atorada por años.
Sin embargo, estarán de acuerdo conmigo en que hay de baches a baches; algunos leves y constructivos, y otros que terminan en batallas campales de las que no se rescata nada. Por eso les dejo varios pasos que los ayudarán a resolver aquello en lo que llevan años:
Como muchas cosas, estos pasos se vuelven más sencillos o efectivos conforme los van ejerciendo; no pretendan volverse expertos de la noche a la mañana. Aplíquenlos a la próxima, verán que se sentirán mejor y empezarán a construir relaciones más sanas.
¡Feliz mes del amor!