La mayoría de los padres buscan tener a sus hijos tranquilos y civiles, pero el problema empieza cuando la forma de educarlos empieza a parecer un amaestramiento, porque muchos no notan la diferencia y aquí les van a explicar.
Lo seductor de los premios y castigos es que funcionan para obtener rápidamente obediencia o lo que deseas de tus hijos, pero a un precio demasiado elevado a largo plazo.
Firmeza: La capacidad para establecer límites y hacer que se cumplan. Su definición no incluye el maltrato. Puede haber alta o baja firmeza.
Benevolencia: Significa tener buena intención, amor, afecto, bondad, deseo que al otro le vaya bien. Su definición no incluye la sobreprotección. Puede haber alta baja benevolencia.
Cuando maltratas física y emocionalmente a tus hijos para lograr su obediencia y muestras alta firmeza y baja benevolencia, estás amaestrando a tus hijos.
Su herramienta principal es el premio y castigo
Premiar una acción, comunica que dicha acción no tiene valor por sí misma, el premio se vuelve más importante que la conducta premiada.
Le quita a la conducta significado educativo convirtiéndola en una variante de soborno y conviertes a tus hijos en mercaderes de su buena conducta. También generan niveles enfermizos de tensión o estrés y trasladan la iniciativa a factores externos y la persona pierde motivación interna.
Especialista: Vidal Schmill, pedagogo, especialista en Desarrollo Humano. Autor del libro “Disciplina Inteligente”, best-seller con más de 500,000 ejemplares vendidos y “Berrinches, su manejo eficaz”.
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