Pero la realidad es que con las nuevas formas de cultivo, la calidad de la tierra y otras razones, hacen que los vegetales tengan menos vitaminas y nutrientes necesarios para nuestro cuerpo. Cosas tan básicas como la espinaca tienen solo el 50% de la vitamina C que tenían hace cuarenta años.

Estos cambios han sido analizados por científicos de todas partes del mundo por años, estudiados y repensados tantas veces que se han identificado 4 razones posibles para el cambio en nuestros vegetales:

La tierra está cansada
El suelo es la base de la agricultura y nosotros lo hemos explotado tanto que para que siga produciendo lo llenamos de químicos y fórmulas que lo ayudan a seguir siendo fértil, pero también dejan de lado su salud. Es como nosotros, necesita niveles de nutrientes balanceados para estar sano pero lo hemos puesto bajo tanta presión que las cosechas son cada vez menos nutritivas.

Cantidad sobre cantidad
La revolución agrícola se hizo con la idea de poder alimentarnos a todos los humanos. Y somos muchísimos. El problema es que al modificar genéticamente ciertos productos para que crezcan fuera de temporada o estén listos para cosecharse más rápido, estamos interviniendo con el proceso natural y eso hace que no contengan los mismos nutrientes.

Cosecha prematura


Va de la mano con la necesidad de producir más, porque se cosechan hasta 15 o 20 días antes de estar listas y los niveles de nutrientes, ácidos y azúcares varían tanto que muchas veces ni siquiera son los correctos.

Productos de laboratorio
Así como se han encontrado maneras de modificar la genética de los vegetales, también se han descubierto formas de cosecharlos en masa de manera artificial. Es decir, dentro de un laboratorio en donde por más que se cuiden y se controlen las cosas, no pueden alcanzar los mismos niveles que durante su desarrollo tradicional.

Mientras buscamos maneras de recuperar los nutrientes en nuestros alimentos, es importante mantener nuestros propios niveles de vitaminas y minerales. La Vitamina D, por ejemplo, es una de las vitaminas más importantes porque nos ayuda a balancear diferentes aspectos de nuestra salud. Sus beneficios van desde una piel más saludable y huesos fuertes hasta un sistema inmunológico reforzado para protegernos de enfermedades e infecciones.

La dosis diaria recomendada para corregir la deficiencia es de 4,000 unidades internacionales (UI) y aunque los alimentos que estamos consumiendo no pueden ayudarnos a cubrirla, existen otras opciones. Póngase en contacto con su doctor y pregúntenle por opciones para conseguir su Vitamina D.