Muchos no saben todo lo que hace nuestro cerebro extraordinario y aquí les vamos a contar qué onda con todo eso. Compartan con quien necesite leer.
Nuestro experto, Edwin Steven, Neurólogo Clínico, nos va a explicar cómo es que nuestro cerebro extraordinario nos hace respirar hasta ver el mundo más allá de nuestro planeta.
Fun facts sobre el cerebro extraordinario
El cerebro pesa ~1.4 kg en promedio pero consume el 20% de la energía y oxígeno del cuerpo… y eso que representa solo el 2% del peso corporal. El 60% del cerebro humano está compuesto de grasa, siendo el órgano más graso del cuerpo y crucial para su rendimiento.
Está compuesto en un 75% por agua, lo que lo hace extremadamente sensible a la deshidratación. El cerebro no está completamente formado hasta los 25 años, cuando se termina de desarrollar la corteza prefrontal.
La capacidad de almacenamiento del cerebro es prácticamente infinita, con aproximadamente 86 mil millones de neuronas y hasta 1 cuatrillón (1,000 billones) de conexiones. Es un mito que solo se usa el 10% del cerebro; en realidad, se usa todo el cerebro, incluso durante el sueño. Un grano de arena de tejido cerebral contiene 100,000 neuronas y 1,000 millones de sinapsis.
El cerebro recibe el 30% de la sangre que bombea el corazón. El cerebro tiene más tipos de células que cualquier otro tejido en el cuerpo humano. El cerebro no está permanentemente organizado al nacer; los circuitos cerebrales continúan cambiando según la frecuencia con que se usan y se estimulan durante el primer año de vida.
La OMS (2023) reporta que más de 1 de cada 3 personas en el mundo se verá afectada por un trastorno neurológico en algún momento de su vida. El ejercicio regular puede reducir el riesgo de demencia hasta en un 30%. El aprendizaje cambia físicamente tu cerebro.
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Cerebro extraordinario: ¿qué hace por nosotros?
Tu cerebro se puede reprogramar hasta el último día de tu vida. Esto se llama neuroplasticidad y permite que incluso después de un infarto cerebral, algunas funciones se recuperen. Tiene su propia “farmacia” interna: Produce y regula más de 100 neurotransmisores y hormonas: dopamina (placer), serotonina (ánimo), oxitocina (afiliación social), endorfinas (analgésico natural), etc. ¡Una central bioquímica en miniatura!
Integra información en tiempo real: Procesa miles de estímulos por segundo: imágenes, sonidos, temperatura, olores, sensaciones táctiles… y los coordina en milisegundos para que actúes casi sin darte cuenta. El cerebro tarda menos de 13 milisegundos en reconocer una imagen visual.
Anticipa el futuro constantemente: El cerebro no solo reacciona: predice lo que va a pasar antes de que ocurra. Esta “simulación del futuro” permite moverte sin chocar, anticipar una nota musical, o completar una frase antes de oírla completa.
Recableado constante (neuroplasticidad): El cerebro se reconfigura constantemente. Si pierdes una función o aprendes algo nuevo, otras áreas pueden asumir nuevas tareas. Esto es lo que permite, por ejemplo, que personas ciegas afinen otros sentidos y usen otras partes del cerebro para procesar sonido o tacto.
El cerebro en realidad NO siente dolor. Por eso los neurocirujanos pueden operar con el paciente despierto. El dolor de cabeza no es del cerebro, sino de vasos sanguíneos, nervios o tejidos cercanos.
Tus recuerdos se pueden editar sin que te des cuenta. El cerebro no reproduce recuerdos como video, los reconstruye cada vez. Eso lo hace increíble… y muy poco confiable. Un pensamiento puede viajar hasta 431 km/h. Las neuronas disparan señales eléctricas súper rápido: por eso puedes reaccionar en milisegundos si vas a pisar caca.
El 50% de la capacidad cerebral está dedicada a procesar imágenes. Por eso nos impactan tanto los memes o los videos estéticos aunque no tengan “sentido”. No puede hacer multitasking real. Cambia de tarea, pero a costa de eficiencia y energía cerebral
El cerebro humano opera con aproximadamente 20 vatios de potencia (suficiente para encender un foco). El cerebro no “piensa” con todo a la vez. Áreas específicas controlan tareas concretas: el lóbulo frontal (decisión), el cerebelo (coordinación), el hipotálamo (homeostasis).
Tu cerebro crea mapas internos de tu cuerpo en tiempo real. Se llaman body maps y están en la corteza somatosensorial. Si pierdes una pierna, el mapa sigue ahí (de ahí el dolor fantasma).
El cerebro no solo manda señales motoras, también las filtra. Evita movimientos innecesarios: por ejemplo, bloquea reflejos si no son útiles en un contexto social como rascarte en una junta.
El cerebro se cuida con su propio sistema inmune: la microglía. Estas células eliminan neuronas muertas, infecciones y hasta conexiones sinápticas “malas”.
Cada movimiento que haces tiene una “pre-imagen” interna. Tu cerebro simula primero el movimiento antes de enviarlo a músculos. Si la simulación no encaja… ni siquiera lo intentas.
Puede “ver” con el tacto o el oído: En personas ciegas, el cerebro puede reasignar la corteza visual para interpretar señales de otros sentidos. Hay casos documentados de personas que “leen” usando los dedos o sonidos, y su cerebro activa la parte visual aunque nunca hayan visto.
Se comunica con tu microbiota intestinal: El llamado “eje intestino-cerebro” es real: el cerebro se conecta con el intestino a través del nervio vago y de sustancias químicas. El 90% de la serotonina se produce en el intestino y afecta directamente tu estado de ánimo y decisiones.
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El alcohol y el cerebro
El alcohol no “mata neuronas”… pero sí las sabotea brutalmente. Daña las conexiones (sinapsis), altera neurotransmisores como el GABA y puede reducir el tamaño del hipocampo, esencial para la memoria. ¡Por eso no recuerdas cómo llegaste a tu casa después de la fiesta!
Tu cerebro controla la lengua con precisión quirúrgica. Hablar involucra más de 100 músculos y áreas como el área de Broca y la corteza motora… Por eso cuando estás borracha, te trabas: esas conexiones se ven afectadas por el alcohol.
El alcohol desactiva el freno del cerebro. Literal. Inhibe la corteza prefrontal (tu centro de control y juicio), por eso haces cosas que jamás harías sobria: desde mensajes peligrosos hasta confesiones existenciales.
Las lagunas mentales o “blackouts” no son pérdida de memoria, ¡es que nunca se grabaron! El hipocampo se apaga con niveles altos de alcohol y simplemente no guarda la info.
¿Por qué arrastras las palabras? Porque el alcohol afecta el lóbulo temporal, donde se procesan el habla y el oído. También ralentiza las señales motoras… por eso parece que hablas en cámara lenta.
El alcohol desconecta el filtro emocional. Reduce la capacidad del cerebro para anticipar consecuencias emocionales: por eso te vuelves más impulsiva y menos empática.
Las emociones y el cerebro
Las emociones no están “aisladas” en el cerebro. Son una orquesta: amígdala (miedo), ínsula (asco), núcleo accumbens (placer), corteza cingulada (empatía), etc. Pero cómo suena depende de quién dirige… y eso cambia entre personas.
El miedo no vive en tu corazón, vive en tu amígdala. Esa almendra dentro del lóbulo temporal detecta amenazas incluso antes de que seas consciente de ellas.
La corteza prefrontal regula tus emociones como si fuera mamá. Su trabajo: decirle a la amígdala “tranqui, no es un león, es solo tu ex en Instagram”.
Las emociones se construyen, no “se sienten” solas. El cerebro interpreta señales corporales (ritmo cardíaco, temperatura) y las categoriza como miedo, tristeza o alegría. O sea: sudar + taquicardia + contexto = amor… o ansiedad.
La ternura y la violencia pueden salir del mismo lugar: el hipotálamo. Esta estructura regula emociones básicas como el placer, la ira o la crianza. Un estímulo amoroso y uno agresivo pueden activarlo… pero con respuestas radicalmente distintas.
El sistema límbico es una montaña rusa emocional. Incluye estructuras como el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala. Juntas, regulan desde la euforia hasta el pánico.
Las emociones cambian la percepción del tiempo. El aburrimiento hace que el tiempo “se alargue” y el placer lo “acelera”. Esto tiene base neurológica: dopamina y atención selectiva.
Las emociones afectan el aprendizaje más que el esfuerzo. Cuando sientes miedo o vergüenza, tu memoria se bloquea. Pero si estás motivada o inspirada, aprendes más fácil. Gracias dopamina y norepinefrina.
Especialista: Dr. Edwin Steven Vargas Cañas. Neurólogo Clínico, experto en enfermedades neuromusculares. Jefe de la clínica de Nervio y Músculo del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía. Autor y coautor de más de 30 publicaciones en revistas especializadas.
LinkedIn: Edwin Steven Vargas Cañas // Hospital Médica Sur, Puente de Piedra 150, Torre 2 Consultorio 724 // Tel de consultorio: 55 91 30 46 29 // Conmutador: 55 54 24 72 00 ext. 4423