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Muere Julieta Fierro, la astrónoma mexicana que nos enseñó a amar el universo

Julieta Fierro murió a los 77 años y nos dejó un legado de conocimiento accesible para todos. Así la recordamos.

septiembre 19, 2025

La comunidad científica y cultural de México dice adiós a una de sus figuras más queridas y luminosas: la doctora Julieta Fierro Gossman.

A los 77 años, la astrónoma de la UNAM, Julieta Fierro, una de las divulgadoras de la ciencia más importantes de nuestro tiempo, se ha ido. Pero su legado, esa capacidad única para hacer que los misterios del cosmos fueran comprensibles y fascinantes para todos, se quedará con nosotros, brillando tan fuerte como las estrellas que ella tanto amó.

La noticia, confirmada por el Instituto de Astronomía de la UNAM, su casa por más de cinco décadas, ha generado una ola de luto y reconocimiento. Y es que Julieta no era solo una científica brillante; era una comunicadora nata. A diferencia de muchos de sus colegas, no se limitaba al claustro académico. Su misión, su pasión, era llevar el conocimiento a la gente, a los niños, a las amas de casa, a los taxistas. “Lo que me hace feliz es platicar del universo”, dijo en una de sus últimas entrevistas, una frase que resume la esencia de su vida y obra.

Julieta Fierro: una vida dedicada a la curiosidad

Julieta Fierro nació en la Ciudad de México el 24 de febrero de 1948. Desde muy joven, mostró una curiosidad insaciable por el mundo que la rodeaba. Estudió física en la Facultad de Ciencias de la UNAM y más tarde, hizo una maestría en astrofísica. No solo se destacó por su inteligencia, sino por una cualidad que se convertiría en su sello personal: la claridad para explicar conceptos complejos.

Se unió al Instituto de Astronomía en 1975, donde desarrolló una carrera prolífica, investigando la materia interestelar y las nebulosas. Pero fue en la divulgación donde encontró su verdadera vocación. Con un estilo fresco, cercano y lleno de humor, Julieta Fierro se convirtió en un rostro familiar para millones de mexicanos. Sus apariciones en televisión, sus programas de radio y sus innumerables conferencias en escuelas, auditorios y ferias, eran una cita obligada para cualquiera que quisiera entender cómo funcionan los agujeros negros, qué son las galaxias o por qué la Luna tiene fases.

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El arte de hacer simple lo complejo

Julieta Fierro tenía la habilidad de un mago. Con palabras simples y analogías ingeniosas, transformaba los temas más áridos de la astrofísica en cuentos fascinantes. Era capaz de explicar la expansión del universo con un globo que se infla o la gravedad con un resorte. Sus libros, como La familia del Sol y El universo en pocas palabras, se convirtieron en best sellers y en material de consulta para estudiantes y maestros.

Pero su trabajo no se limitó a los medios masivos. Fue una incansable promotora de la ciencia en las aulas. A través de talleres, exposiciones y visitas guiadas, inspiró a generaciones de jóvenes a seguir carreras científicas. Sabía que la ciencia no es solo para unos cuantos genios; es una herramienta para entender el mundo y para soñar. Su filosofía era que «la ciencia es para todos», y se propuso demostrarlo con cada una de sus intervenciones.

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Reconocimientos que trascienden el cosmos

A lo largo de su carrera, Julieta Fierro recibió innumerables premios y reconocimientos. Fue galardonada con el Premio Kalinga de la UNESCO por su labor en la divulgación de la ciencia, el Premio Nacional de Ciencias y Artes, y fue la primera mujer mexicana en recibir la Medalla de Oro del Instituto de Astrofísica de Canarias. Además, un asteroide descubierto en 1999 fue nombrado en su honor: el 2004 TF2.

Era miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, una de las pocas científicas en formar parte de esta venerable institución, lo que habla de su maestría no solo en los números y las estrellas, sino también en las letras. Su trabajo fue un puente entre la ciencia y la cultura, demostrando que el rigor científico puede coexistir con la belleza del lenguaje.

Julieta Fierro nos deja un hueco inmenso, pero también un camino trazado. Su legado es una invitación a la curiosidad, a la duda y al asombro. Nos enseñó que el universo no es un lugar lejano e inalcanzable, sino nuestro hogar, un espacio lleno de misterios por descubrir y de historias por contar. Que su memoria y su incansable labor sigan inspirando a futuras generaciones a mirar al cielo con la misma pasión que ella lo hacía. Su luz, sin duda, continuará brillando.

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septiembre 19, 2025