Después de criar, toca conectar con la pareja y volver a enamorarse, especialmente si hay nido vacío.
Seguro están pasando por el nido vacío, esa etapa en donde los hijos ya no viven en su casa, pero qué hacer con la pareja que ya parece un desconocido, aquí les vamos a dar una guía para que los matrimonios se conviertan en una nueva convivencia sana, plena y bastante feliz.
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¿Qué onda con el nido vacío?
En esta etapa ya pasaron los años, las fiestas infantiles, las clases de natación, los desayunos a las 6:30 a.m. , las tareas, los gritos, los mamáaaaaa, papáaaaaa. Y un día, silencio. Tus hijos crecieron, se fueron a estudiar, a vivir su vida y la casa ahora suena diferente. Más tranquila, más vacía, y ahí te encuentras tú y tu pareja viéndose a los ojos y sin nada que hacer.
El sentimiento del nido vacío no es solo un tema emocional, es también una oportunidad poderosa de reconexión. Para muchas parejas, es el momento de re enamorarse y redefinir su relación, es un nuevo comienzo ya los dos más grandes y con otra visión de la vida.
¿Qué pasa cuando ya no están los hijos como pegamento?
Muchos matrimonios sobreviven años girando alrededor de los hijos, la logística diaria, las responsabilidades compartidas, las decisiones escolares y los horarios infinitos, todo eso los mantenía ocupados y conectados funcionalmente, pero no necesariamente emocionalmente.
Y cuando ese pegamento desaparece, pueden pasar dos cosas:
- O descubren que ya no se conocen
- O vuelven a elegirse
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¿Cómo volverse a encontrar como pareja?
Acuérdense que hay que mirar al otro con nuevos ojos, con la curiosidad del antes y la sabiduría del ahora, porque las grandes historias no se reinventan solas, es una chamba que hay que hacer todos los días, pero aquí les dejamos unos consejos para que les echen un ojo.
Hablen de verdad
No sobre los hijos, no sobre las cuentas. Háblense a ustedes y sean honestos. ¿Qué sueñan hoy? ¿Qué les emociona? ¿Qué les gustaría explorar ahora? comunicarse en este proceso será la clave para encontrar de nuevo motivos para seguir juntos.
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Redescúbranse como individuos
No se puede amar lo que no se conoce, y muchas veces no conocemos ni a la persona con la que dormimos desde hace 20 años. Exploren quién es su pareja hoy: qué le gusta, qué lo motiva, en qué ha cambiado, y permitan que las descubran a ustedes también.
Diseñen su nueva etapa
¿Qué quieren hacer con esta libertad que antes no tenían? ¿Viajar? ¿Mudarse? ¿Tomar clases juntos? La vida después de los hijos no es el final. Es un nuevo capítulo y solo ustedes sabrán cómo lo van a escribir.
Recuperen el placer y la intimidad
Sin horarios escolares ni adolescentes entrando a medianoche, es momento de reconectar también desde el cuerpo, tómense su tiempo a solas, salgan, sedúzcanse; el deseo no muere con la edad, eso sí, se adormece, pero toca salir a despertarlo.
Tengan proyectos en común
Un emprendimiento, una causa social, un viaje largo, un jardín, un podcast, una serie, un libro, o lo que sea. Compartir una misión más allá de los hijos fortalece la conexión y crea un nuevo “nosotros”.
Cuando los hijos se van, no es el final de una historia, sino el inicio de una nueva, una donde ya no son solo padres, son pareja. Dos adultos que se eligen se escuchan, se descubren otra vez en esta etapa de la vida, y obvio sabemos que volvernos a enamorar es algo que nos traerá mucha felicidad en este momento de la vida que a todas nos va a llegar.
