procrastinacion-emocional

Procrastinación emocional: ¿te da miedo aventarte?

¿Son de los que dicen "luego le hablo" o "luego le escribo para salir"? Puede que tengan procrastinación emocional y aquí les decimos cómo se les quita.

octubre 21, 2025

La procrastinación emocional puede ser ese tope que nos estamos poniendo a la hora de relacionarnos y aquí les vamos a contar cómo quitarlo. 

La mayoría cree que procrastinar es un problema de gestión del tiempo. Que si tuvieras un mejor calendario, una mejor app, un mejor sistema, todo se resolvería. Mentira. La procrastinación no vive en la agenda. Vive en las emociones.

¿Qué es la procrastinación emocional?

Aquí va un dato que debería hacer sonar todas las alarmas: en México, el 61% de las personas postergan tareas importantes con frecuencia. Más de la mitad de la población. Y no, no es porque seamos flojos o desorganizados. Es porque hay algo mucho más complejo operando bajo la superficie.

Existe algo que se llama procrastinación emocional, y probablemente es lo que los está deteniendo ahora mismo. No posponen porque sean desorganizados. Posponen porque hay emociones que no quieren sentir. Y cada vez que dicen «luego», lo que realmente están diciendo es: «no estoy listo para enfrentar lo que esto me hace sentir».

No dejen de leer: El cerebro con TDA ¿es diferente?

¿Qué pasa realmente a la hora de «pausar» nuestras emociones? 

Vamos a distinguir algo importante porque no toda procrastinación es igual. Está la procrastinación cotidiana: esa donde simplemente se distraen, pierden el tiempo en redes sociales, ven un capítulo más de su serie favorita. Es molesta, sí, pero es superficial. Se organizan mejor y listo.

Pero luego está la procrastinación emocional. Y esa es otra historia. La procrastinación emocional es cuando posponen algo no porque no sepan cómo hacerlo o porque no tengan tiempo, sino porque acercarse a esa tarea los conecta con emociones que duelen. Miedo al fracaso. Miedo al éxito. Vergüenza de no estar a la altura. Ansiedad por lo que otros van a pensar. Inseguridad profunda de no ser suficientes.

Piénsenlo así: dentro de ustedes hay una alarma emocional que se dispara cada vez que una tarea los acerca a una zona vulnerable. Esa alarma no suena porque sean flojos. Suena porque su sistema interno está tratando de protegerlos del miedo, de la vergüenza, de la posibilidad de fallar o de decepcionar.

Entonces, ¿qué hacen? Posponen. Apagan la alarma temporalmente. Se dicen «mañana sí». Pero la alarma no desaparece. Sigue ahí, sonando cada vez más fuerte, hasta que los agota completamente o los paraliza por completo.

¿Cuáles son las señales de la procrastinación emocional?

Veamos si se identifican con alguna de estas situaciones.

  • Tienen una meta que les importa muchísimo, algo que realmente quieren hacer. Pero justo cuando se acercan a empezar, de repente su casa necesitan una limpieza profunda. O se acuerdan que tienen que organizar su correo. O encuentran mil cosas «urgentes» que hacer. ¿Por qué? Porque empezar esa meta los conecta con la pregunta: «¿y si no soy capaz?»
  • Dicen que no tienen tiempo, pero la verdad es que tienen exactamente el mismo tiempo que todos los demás que sí están haciendo lo que ustedes siguen posponiendo. El tiempo no es el problema. El problema es que cada vez que piensan en esa tarea, sienten un nudo en el estómago.
  • Han empezado esa tarea mil veces. Pero nunca la terminan. No porque sea difícil, sino porque terminarla significaría exponerse. Mostrar su trabajo. Arriesgarse a la crítica. Mejor la dejan al 80% y así nunca tienen que enfrentar el veredicto.
  • Le cuentan a todos sobre sus planes, sus proyectos, sus sueños. Pero nunca pasan a la acción. Hablar de ellos les da la sensación de estar avanzando sin el riesgo de enfrentar el fracaso real.
  • Dicen «es que todavía no estoy listo». Y esa frase se convierte en su refugio permanente. Siempre falta un curso más, un libro más, un poco más de preparación. Porque mientras sigan preparándose, nunca tienen que arriesgarse a que los vean imperfectos.

¿En cuántas se vieron reflejados? Porque si fueron más de dos, lo que tienen tiene solución, pero primero necesitan aceptar que no es un problema de tiempo. Es un problema de emociones que no quieren sentir.

No dejen de leer: Hombres sensibles, raros o pick me ¿cuáles son sus red flags?

Las emociones que esconden 

Ahora viene la parte jugosa. Vamos a identificar exactamente qué emociones están detrás de su procrastinación. Porque una vez que las nombren, pierden poder sobre ustedes.

  • Miedo al fracaso: «¿Y si lo hago y sale mal? ¿Y si me esfuerzo y no funciona?» Entonces mejor no intentar. Así nunca fallas. El problema es que tampoco avanzas.
  • Miedo al éxito: Sí, leíste bien. A veces lo que te paraliza no es el fracaso, sino el éxito. Porque si tienes éxito, todo cambia. Las expectativas crecen. La responsabilidad aumenta. Tu vida ya no puede seguir siendo cómoda y predecible. Y eso aterroriza.
  • Vergüenza anticipada: «¿Qué van a pensar de mí si esto no sale perfecto? ¿Qué van a decir cuando vean mi trabajo?» Entonces prefieres no mostrar nada. Mejor que piensen que eres desorganizada a que piensen que tu trabajo no es bueno.
  • Inseguridad profunda: «No soy suficiente. No estoy lista. Otros lo hacen mejor que yo. ¿Quién soy yo para intentar esto?» Esta es la más dolorosa porque te cuestiona a ti misma, no solo tu capacidad.
  • Perfeccionismo disfrazado: «Si no puedo hacerlo perfecto, mejor no lo hago.» Suena a estándar alto, pero es miedo vestido de excelencia. El perfeccionismo no te hace mejor, te paraliza.

Y aquí está el dato que deberían conocer: estudios recientes muestran que la procrastinación emocional está directamente vinculada a problemas de ansiedad, estrés crónico y baja autoestima. En estudiantes universitarios de la Ciudad de México, el 67% reporta tendencia a procrastinar, y esto impacta negativamente no solo su rendimiento, sino su salud mental completa. No están postergando tareas. Están postergando tu vida.

Cinco pasos para evitar la postergación 

Reconocer las emociones es el primer paso, pero no es suficiente. Necesitan acción. Aquí cinco pasos concretos que pueden aplicar hoy mismo.

Paso 1: Hagan el ejercicio de la alarma emocional

  • Tomen una hoja. Escriban la tarea que han estado postergando. Ahora, sin pensarlo mucho, escriban las primeras tres emociones que aparecen cuando piensan en hacerla. No las juzguen, solo nómbrenlas. ¿Miedo? ¿Vergüenza? ¿Ansiedad? ¿Inseguridad?
  • Ahora pregúntense: ¿estoy posponiendo esta tarea para evitar sentir estas emociones? Si la respuesta es sí, acaban de identificar su procrastinación emocional. Y eso es un avance enorme.

Paso 2: Desactiva la alarma con acción mínima

  • La alarma emocional suena más fuerte mientras más grande sea la tarea. Entonces, hagámosla ridículamente pequeña. No se comprometan a terminar el proyecto. Comprométanse a trabajar en él solo 5 minutos. Solo 5. Pongan un cronómetro.
  • Una vez que empiezan, la alarma se apaga. La resistencia estaba en el inicio, no en la tarea misma. Y muchas veces, esos 5 minutos se convierten en 20, en una hora, porque lo difícil era empezar.

Paso 3: Separen la emoción de la acción

  • Esto es clave: pueden sentir miedo y aun así actuar. Pueden sentir inseguridad y aun así avanzar. No tienen que esperar a sentirse listos, seguros o valientes para empezar. La valentía no es la ausencia de miedo, es actuar a pesar de él.
  • Repitan esto: «Puedo sentir miedo y hacer esto de todas formas.» Y luego háganlo.

Paso 4: Llamen al sabotaje por su nombre

  • Cada vez que empiecen a procrastinar, deténganse y digan en voz alta: «Estoy saboteándome porque tengo miedo.» Nómbrenlo. Porque cuando ponen palabras al sabotaje, deja de tener control invisible sobre ustedes.
  • Es como encender la luz cuando hay un monstruo en su cuarto. Una vez que miran lo que realmente es, deja de ser tan aterrador.

Paso 5: Celebren el avance imperfecto

  • Olvídense de la perfección. Celebren cada paso, por pequeño que sea. ¿Abrieron el documento? Celebren. ¿Escribieron dos líneas? Celebren. ¿Enviaron ese correo aunque no estaba perfecto? Celebren.

El avance imperfecto es mejor que la perfección paralizada. Siempre.

No dejen de leer: La creatina ayuda a reducir la ansiedad y aquí les contamos…

¿Y qué hay de las recaídas?

Y seamos honestos: van a tener días en los que vuelvan a procrastinar. Van a identificar sus emociones, van a avanzar… y de repente, una semana después, estarán otra vez evitando esa tarea importante mientras reorganizan su clóset por tercera vez.

Eso no significa que fallaron. Significa que son humanos. Las recaídas no son fracasos, son información. Cada vez que vuelvan a procrastinar después de haber avanzado, su sistema emocional les está diciendo: «Aquí hay algo más profundo que todavía no hemos resuelto.»

La diferencia entre antes y ahora es que ya saben lo que está pasando. Ya no se van a creer la historia de «es que no tuve tiempo». Ahora saben que es miedo, que es vergüenza, que es inseguridad.

Y aquí es donde tienen que perseverar para que esas recaídas sean cada vez menos frecuentes y menos intensas. Porque cuando entienden los patrones de raíz y aprenden a desactivarlos de manera sistemática, dejan de estar dando vueltas en el mismo círculo.

Así que cuando recaigan (porque va a pasar), respiren, nombren la emoción, y decidan si quieren seguir haciendo esto solos o si es momento de buscar ese acompañamiento que les saque de la espiral. El cambio real no es lineal, pero tampoco tiene que ser eterno. Recuerden que sus sueños no van a esperarse para siempre. Su vida no va a pausarse hasta que se sientan listos. El momento es ahora.

Mario Guerra. Psicoterapeuta, tanatólogo, coach ontológico, hipnoterapeuta certificado internacionalmente, conferencista y nuestro rockstar del amor.

TW y IG: @marioguerra / FB: @marioguerra.mx / YT: @MarioGuerramx / encuentrohumano.com

únete a nuestra comunidad

octubre 21, 2025