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Cerebro hambriento: ¿y si la obesidad no fuera una cuestión de voluntad?

Existe un mito de que la gente que sube de peso es por falta de voluntad, pero y si en realidad el cerebro es el que no está ayudando a nuestra salud, aquí les contamos.  En 2025 un informe de UNICEF señala que por primera vez la obesidad infantil (y en adolescentes) supera al bajo […]

diciembre 9, 2025

Existe un mito de que la gente que sube de peso es por falta de voluntad, pero y si en realidad el cerebro es el que no está ayudando a nuestra salud, aquí les contamos. 

En 2025 un informe de UNICEF señala que por primera vez la obesidad infantil (y en adolescentes) supera al bajo peso como forma principal de malnutrición: alrededor de 188 millones de niños y adolescentes en edad escolar estarían afectados, lo que representa 1 de cada 10 en esa edad.

¿Qué es la obesidad? Más allá de «estar gordo»

Para muchos, “tener obesidad” se asocia simplemente con subir de peso. Pero la definición médica es más precisa y revela su gravedad: la obesidad no es cuestión de peso, sino de grasa corporal en exceso y de una disfunción metabólica profunda.

Técnicamente, se suele usar el índice de masa corporal (IMC) — peso dividido por estatura al cuadrado — para clasificar: un IMC de 30 kg/m² o más define obesidad. Sin embargo, lo verdaderamente relevante no es cuánto “pesamos”, sino cuánta grasa acumulamos, y cómo ese exceso afecta nuestro metabolismo y salud: hígado graso, resistencia a la insulina, mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, algunos cánceres, entre otras consecuencias.

De modo que la obesidad debe ser entendida como una enfermedad — crónica, compleja y con raíces biológicas — no como un defecto moral, una falla de carácter o simplemente un problema estético.

«Cerebro hambriento» ¿qué significa esa metáfora?

La obesidad no nace solo del apetito o del “gusto por comer”, sino de la interacción de nuestro cerebro con hormonas, señales metabólicas, genética y entorno.

Bajo esa perspectiva:

  • El mecanismo de hambre y saciedad no está controlado exclusivamente por nuestra “voluntad”, sino por circuitos biológicos regulados por el eje intestino–cerebro (comunicación entre el intestino, el sistema nervioso y hormonas como la grelina, leptina, entre otras).
  • Además, nuestro “sistema de recompensa” cerebral reacciona de forma distinta ante alimentos muy calóricos, azucarados o grasos.
  • Estudios de neuroimagen muestran que quienes viven con obesidad tienen una mayor activación de regiones cerebrales de recompensa cuando simplemente perciben estímulos alimenticios — lo que incrementa la sensación de “hambre” o deseo de comer, incluso si ya no hay necesidad fisiológica real.
  • Esa predisposición hace que el “hambre” se convierta en algo persistente, no siempre regulable con fuerza de voluntad. En ese sentido, el “cerebro hambriento” no es una metáfora moral: es un cerebro biológicamente influido por hormonas, señales, genética y entornos que promueven el consumo.

¿Por qué la obesidad no es una cuestión de voluntad?

Culpabilizar a las personas por “no tener voluntad” para adelgazar no solo es injusto, sino científicamente erróneo. Algunas razones clave:

  • Porque el control del apetito y de la saciedad está mediado por sistemas biológicos automáticos (hormonas, señales del intestino al cerebro, regulación metabólica), no por un interruptor de voluntad consciente.
  • Porque el cerebro responde de forma exagerada a estímulos alimenticios (grasa, azúcar, comida altamente palatable) como parte de un sistema de recompensa, lo que sobrepasa decisiones conscientes.
  • Porque el entorno actual — alimentos ultraprocesados, abundancia calórica, publicidad, estrés social, ritmo de vida, horarios irregulares, factores socioeconómicos — empuja hacia un desequilibrio que supera al individuo.
  • Por eso, la idea de que “si yo tuviera fuerza de voluntad no estaría gordo” ignora una red de causas biológicas, sociales y ambientales.

Principales causas de la obesidad

Según la visión de “Cerebro Hambriento” y la evidencia científica, la obesidad suele surgir cuando coinciden varios factores:

  • Biológicos y genéticos: predisposición individual a acumular grasa, variaciones genéticas que afectan metabolismo, señales hormonales, regulación del apetito.
  • Metabólicos y hormonales: alteraciones en el eje intestino-cerebro, desequilibrios en hormonas como grelina o leptina, que influyen en el hambre y saciedad.
  • Neurológicos / de recompensa: sistema cerebral que responde más intensamente a alimentos altamente palatables, con mayor sensibilidad al placer que a la saciedad.
  • Ambientales y sociales: disponibilidad de alimentos ultra-calóricos, cultura alimentaria, horarios irregulares, estrés, falta de tiempo o acceso para cocinar, urbanismo, publicidad, hábitos de vida modernos.
  • Comportamentales y psicológicos: comer por impulso, por estrés, por recompensa, por hábitos de vida, no solo por hambre fisiológica.
  • Este conjunto genera lo que se llama “fenotipos de obesidad”: distintas formas en que la obesidad puede manifestarse y responder diferente a tratamientos, lo que explica por qué muchas dietas o consejos genéricos no funcionan igual para todos.

¿Qué se puede hacer? y ¿por qué se requiere un enfoque integral?

Desde la perspectiva de “Cerebro Hambriento”, tratar la obesidad no es simplemente imponer dietas o contar calorías. Requiere una estrategia múltiple, con base en evidencia:

  • Reconocer la obesidad como enfermedad metabólica, no como defecto moral. Ese cambio de paradigma permite atención médica, terapéutica, multidisciplinaria.
  • Intervenciones que modifiquen el entorno: promover alimentos saludables, reducir la oferta y publicidad de ultraprocesados, incentivar actividad física, mejorar horarios, hábitos de vida.
  • Terapias que consideren el cerebro: trabajo con medicina, nutrición, psicología, para intervenir no solo la conducta sino los mecanismos de apetito, saciedad, recompensa.
  • En algunos casos, medicina especializada (tratamientos metabólicos, cirugía bariátrica) — pero como parte de un plan global, no como “ataque urgente”.
  • Reducción del estigma y culpa: reconocer que muchas personas no “eligieron” tener obesidad,
    sino que están atrapadas en un sistema biológico y social que favorece la ganancia de peso.

Principales mitos sobre la obesidad ¿porqué están equivocados?

Algunos mitos perpetúan prejuicios y dificultan soluciones reales. Entre los más comunes, según el libro
y la ciencia actual:

  • “Es solo cuestión de fuerza de voluntad / disciplina” → Falso. La obesidad responde a circuitos biológicos de hambre, saciedad, recompensa, genética y entorno.
  • “Si comes menos y te mueves más, adelgazas seguro” → Simplista. El balance energético importa, pero sin tratar los factores metabólicos, hormonales y neurológicos, muchas veces daría resultados limitados.
  • “Es un problema estético, no de salud” → Equivocado: la obesidad es una enfermedad metabólica con riesgos serios para salud, longevidad y calidad de vida.
  • “Solo debe tratarse en personas con mucho sobrepeso” → Falso: aún con sobrepeso “moderado”, el exceso de grasa y disfunción metabólica puede generar riesgos.
  • “Con dietas milagrosas o soluciones rápidas se soluciona” → Peligroso: muchas estrategias rápidas no atacan la raíz del problema, y cuando el “esfuerzo” acaba, el cuerpo tiende a recuperar el peso (por sus mecanismos internos de regulación).

Conclusión: entender para sanar

La obesidad no es una falla moral, ni un castigo por comer “de más”; es una enfermedad real, con raíces profundas en nuestra biología, nuestro cerebro, nuestra genética y nuestro entorno.

Entenderla bien implica tratarla con compasión, con ciencia, y con políticas públicas sensatas: mejores entornos alimentarios, acceso a salud, educación nutricional, tratamiento médico cuando se necesite. Solo así podremos salir de la lógica del estigma, la culpa y la “voluntad” — y abrazar la realidad compleja, pero tratable, de la obesidad.

Especialista: Dr. Fernando Pérez Galaz. Médico cirujano especialista en cirugía del aparato digestivo y cirugía bariátrica. Director de Gastrobariátrica Santa Fe en Hospital ABC Santa Fe. Co- Fundador de Fundación Obesidades. Única clínica privada en México certificada por la European Association for the Study of Obesity (EASO).

IG y FB: drperezgalaz / TW: perezgalazmd / WEB: drperezgalaz.com / IG y FB: obesidades_mx / WEB: obesidades.org / Consultas: 55 51 22 90 11 /  PODCAST: BARIATRÍA PRO en Spotify, YouTube y Apple Podcast.

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