¿Qué onda con los encuentros “temporales”? ¿En los romances pasajeros? ¿Se valen? ¿Qué son? No siempre estamos dispuestos y disponibles para un amor de larga duración. ¿Pero por eso hemos de negarnos a los intercambios sexuales, eróticos, incluso amorosos en tal periodo de transición?
Tere Díaz
Psicoterapeuta
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El amor se considera algo tan sagrado, tan sublime, tan excelso, que cualquier relación o encuentro temporal podría valorarse como todo –evasión, aventura, amistad, calentura- menos como amor.
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No nos cansamos de pensar que el amor, el verdadero amor, debe ser para siempre. ¿Y cómo podemos connotar esos encuentros de corta duración que no son banales y que transforman nuestras vidas?
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Salir de tu zona de confort posibilitará que el miedo que experimentas al iniciar amores de entretiempo sea reemplazado por la sorpresa, la novedad y el asombro.
Debes estar consciente de lo que buscas, y hacer al otro parte de esto.
Cada encuentro, si es humano, cuidadoso y amoroso, te acercará a la claridad respecto del tipo de vínculo y relación que quieres tener. Cada persona será un regalo para conocerte, conocer la naturaleza humana y entender el erotismo y el amor.
Los encuentros eróticos y amorosos son siempre enriquecedores. No nos referimos a una compulsión de conquistas sexuales sino a relaciones significativas, más allá de su estructura y relación.
Un componente imprescindible y adicional que le da verdadero poder transformador a la vida es la conexión humana.
Para encontrarnos con un compañero de vida, antes tendremos que aprender cosas que sólo otras parejas pueden enseñarnos.
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La relación puede no durar toda la vida pero también puede cumplir un cometido y terminar.
No hay una definición única que describa el amor y, por lo tanto, tampoco existe un modo único de vivirlo. Tal vez tu intento de adaptarte a un modelo amoroso único haya sido parte de tus desventuras. Toda relación amorosa es un riesgo: el amor es al mismo tiempo atractivo y peligroso.
Cuando toque un encuentro de larga duración, aparecerá ese extraño deseo de involucrarse en más aspectos con la vida del otro, de permanecer con él. En una experiencia así aparece ese deseo que une los cuerpos y las almas.
Y al final, aferrarse a que una relación dure para siempre requiere que ignores o pases por alto la complejidad, la contradicción y la ambivalencia del amor.
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