Hoy vamos a saber qué onda con las partes del cuerpo que la evolución olvido borrar y que ahora son cosas extrañas que tenemos muchos de nosotros.
Vamos a explicarles esas partes del cuerpo que alguna vez sirvieron para algo… pero hoy ya no. Por ejemplo: el coxis que alguna vez fue una cola y las muelas del juicio que no nos sirven para nada y solo nos dan dolor. Ponga mucha atención porque esto es súper interesante, obvio con mi querido Iván Martínez-Duncker.
Partes del cuerpo que la evolución olvidó borrar
La evolución es muy eficiente… pero no perfecta. El cuerpo todavía carga con piezas que alguna vez fueron súper útiles y hoy funcionan más como recuerdos biológicos que como herramientas. Son restos de antiguos diseños: estructuras que ya no necesitamos, pero que siguen ahí porque la evolución no tiene un botón de “eliminar todo”.
Desde muelas que ya no caben hasta huesos que antes sostenían una cola, el ser humano es prácticamente un archivo viviente lleno de versiones viejas que el sistema nunca terminó de borrar. A estas partes del cuerpo se le conocen como vestigios y atavismos.
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¿Qué son los vestigios?
Los vestigios son estructuras que se mantiene en el cuerpo humano porque formaron parte de la anatomía ancestral, pero que actualmente cumplen funciones muy reducidas o prácticamente nulas. Ejemplos clásicos son las muelas del juicio, el apéndice y el coxis.
Incluso dentro de estos vestigios existen variaciones poblacionales interesantes: todos tenemos coxis, pero entre un 10 y 25% de las personas ya no desarrolla muelas del juicio, señal de que la evolución continúa ajustando nuestro diseño biológico como humanos. Ejemplos:
El apéndice
- Origen: Viene de nuestros antepasados que comían plantas durísimas.
- Para qué servía: Era como su “fermentador” de celulosa.
- Por qué es vestigio: Hoy casi no participa en la digestión.
- Lo que todavía hace: Guarda bacterias buenas y da un pequeño empujón al sistema inmune.
El coxis (el huesito de la cola)
- Origen: De ancestros que sí tenían cola y la usaban para equilibrarse.
- Por qué es vestigio: Ya no tenemos cola, solo la base fusionada. Cuando somos embriones sí la tenemos, pero desaparece antes de nacer.
- Lo que todavía hace: Sirve como punto de anclaje para algunos músculos.
Las muelas del juicio
- Origen: Mandíbulas gigantes adaptadas para masticar comida súper dura.
- Por qué son vestigios: La boca se achicó y ya no caben.
- Lo que pasa hoy: Cada vez más personas simplemente no nacen con ellas.
Los músculos que nos ponen la piel de gallina (erector pili)
- Origen: Animales con mucho pelo.
- Para qué servían: Para levantar el pelaje, verse más grandes o conservar calor.
- Por qué son vestigios: Perdimos el pelaje, pero el reflejo se quedó.
La plica semilunaris (el mini–tercer párpado)
- Origen: Una membrana protectora como la que tienen aves y reptiles.
- Por qué es vestigio: Ya no barre ni protege el ojo; solo queda el restito.
Los músculos auriculares (para mover las orejas)
- Origen: Animales que giran las orejas para escuchar mejor.
- Por qué son vestigios: Los humanos no podemos rotarlas; solo algunas personas logran moverlas
un poquito.
El palmaris longus (músculo de la palma de la mano)
- Origen: Un músculo útil para trepar y agarrarnos fuerte.
- Por qué es vestigio: Hoy no cambia nada tenerlo o no; de hecho, 20–25% de la gente ni lo desarrolla.
- Lo que todavía sirve: A los cirujanos les encanta porque funciona perfecto como injerto.
El órgano vomeronasal (VNO)
- Origen: Detectaba feromonas en otros mamíferos.
- Por qué es vestigio: La estructura sigue ahí, pero ya no tiene conexión funcional con el cerebro.
¿Qué son los atavismos?
Son rasgos ancestrales que reaparecen de manera ocasional debido a fallas en los mecanismos genéticos que deberían eliminarlos durante el desarrollo embrionario. Se presentan en una proporción muy pequeña de la población y resurgen de manera inesperada, cuando antiguos programas genéticos se reactivan temporalmente.
En el cuello: Levator claviculae ( solo lo tiene del 2 al 3% de la población)
- Es un músculo que casi todos los mamíferos de cuatro patas todavía tienen.
- En humanos a veces aparece y puede confundirse con un ganglio o una “bolita” en una tomografía.
- Su chamba original era ayudar a mover el cuerpo cuando caminábamos en cuatro patas.
En la mano: Extensor digitorum brevis manus (EDBM)
- Lo tiene entre 1–3% de la gente.
- Es un músculo típico de anfibios y algunos primates.
- Puede dar molestia o parecer un ganglión cuando nadie sabe qué es.
- A veces sale en las dos manos, como si el cuerpo insistiera.
Palmaris brevis
- Es lo que queda de un músculo que los animales usan para sacudirse insectos de la piel.
- En humanos solo sirve para mover un poquito la piel de la palma.
Tórax y abdomen: Sternalis, Rectus thoracis bifurcalis, Pyramidalis
- Sternalis: Un músculo que en otros mamíferos ayuda a “sacudir” la piel del pecho.
- Rectus thoracis bifurcalis: Restos de un patrón muscular del tronco que antes apoyaba la respiración o ciertos reflejos de la piel.
- Pyramidalis: Viene de primates; en otras especies ayuda a tensar la panza, sobre todo durante la lactancia.
- Pezones supernumerarios: Pequeños “extras” que aparecen a lo largo de la antigua línea mamaria que compartimos con otros mamíferos.
¿Por qué no desaparecen los vestigios?
No generan desventajas suficientes como para ser eliminados por selección natural. La selección natural elimina rasgos dañinos, no rasgos simplemente inútiles. Si un vestigio no afecta la supervivencia o reproducción, no hay presión fuerte para eliminarlo.
El costo biológico de mantenerlos es muy bajo. Por lo tanto, no representan un gasto que justifique su desaparición evolutiva.
Pleiotropía genética. Muchos genes cumplen múltiples funciones. Un gen que produce un vestigio puede también ser esencial para una función vital. El rasgo persiste porque eliminarlo dañaría otras funciones críticas.
Restricciones del desarrollo
Los organismos se forman siguiendo rutas de desarrollo profundamente conservadas. Eliminar un rasgo requeriría:
- Reconfigurar redes de señalización,
- Cambiar patrones embrionarios,
- Alterar simetría corporal.
Es más fácil que un vestigio permanezca que reescribir el programa del desarrollo. Persisten como estructuras útiles para otras funciones (exaptación). Algunos vestigios pueden evolucionar hacia nuevos roles previsibles o inesperados. Ejemplo:
- Hay una catástrofe global que provoca el colapso de la agricultura industrial
- La mayoría de los humanos debe sobrevivir alimentándose de vegetación silvestre altamente fibrosa: raíces duras, cortezas blandas, hojas gruesas y plantas ricas en celulosa. Además el riesgo de infecciones crece.
- A medida que esta dieta extremadamente fibrosa se vuelve la norma, la microbiota intestinal que permite fermentar y descomponer celulosa empieza a cobrar un papel vital para extraer suficientes calorías.
- El apéndice se convierte en una ventaja evolutiva clara: las personas con un apéndice funcional serían capaces de repoblar más rápido su microbiota después de infecciones o episodios de diarrea, permitiéndoles mantener la eficiencia digestiva y sobrevivir mejor.
- Con el tiempo, individuos con un apéndice ligeramente más grande o más eficiente podrían transmitir esa ventaja a su descendencia, reactivando un órgano que durante siglos se consideró vestigial, pero que en un ambiente diferente recupera su importancia ancestral.
Especialista: Iván Martínez-Duncker. Especialista en Biología Molecular por el Instituto Pasteur de Francia. Médico Cirujano por la Escuela Médico Militar, Director del Laboratorio de Glicobiología Humana y Diagnóstico Molecular de la Universidad Estatal del Estado de Morelos, miembro fundador y presidente de la Sociedad Latinoamericana de Glicobiología. TW: @dunckerUAEM // FB Ivan Martinez Duncker // IG @dunckerman