¿Cómo conectar con tu hijo adolescente cuando ya no puedes más? Una pequeña ayuda para los padres desesperados y evitar el Burnout parental
Nadie es perfecto, ni siquiera los padres y vaya que hay veces que necesitan una ayuda extra, especialmente cuando es sobre tratar con adolescentes y no caer en el Burnout parental, pero no es culpa de ninguno, después de todo ¿Quién no fue adolescente? y toooodos sabemos lo «difícil» que es esa etapa, tanto para los jóvenes como para los padres.
¿Qué es el Burnout parental?
El burnout parental no es “estar cansado de ser papá o mamá”, es estar quemado emocional, mental y físicamente por las exigencias de la crianza. Es el punto donde ya no disfrutas ser madre o padre, donde te desconectas de tus hijos, te sientes culpable por todo y cualquier cosa puede hacerte estallar.
¿Cuáles son los síntomas más comunes?
Aunque todos tenemos diferentes maneras de demostrar el cansancio o el agobio de la vida diaria, hay algunas señales de que puedes tener este burnout con tus hijos adolescentes, y estos son:
- Agotamiento extremo (como si no tuvieras batería ni para respirar)
- Desconexión emocional de tus hijos (“ya ni me importa si me contesta feo o no me pela”)
- Sensación de incompetencia (“todo lo hago mal”)
- Pérdida de alegría o sentido en la crianza
Todo esto puede afectar la crianza de los hijos, especialmente cuando llegan a una edad en donde las hormonas pueden dictar su comportamiento.
¿Qué hacen los adolescentes que nos sacan de quicio?
Dicho esto, hay algunas actitudes que nuestro hijos pueden hacer que detonen algo en nosotros, como por ejemplo:
- Nos desafían (porque su cerebro está en modo «yo contra el mundo”)
- Nos ignoran (pero sí escuchan, aunque no parezca)
- Nos mienten, se aíslan, contestan, explotan… Y todo en un mismo día
Pero ojo: esto no significa que sean malos hijos. Significa que están atravesando un proceso caótico (para ellos también). Su identidad, emociones, amistades y cuerpo están cambiando al mismo tiempo.
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¿Cómo entenderlos sin perder la cabeza?
Ya que identificaron esto, hay algunas cosas que debemos entender sobre su personalidad y forma de ser, para así evitar tener un burn out parental:
- Entiende que tu hijo no es tu enemigo. Está en una etapa donde necesita separarse emocionalmente de ti para construirse como individuo. No lo tomes personal, aunque lo parezca.
- Conecta sin invadir. El truco está en estar disponible sin imponer. Si pregunta, responde. Si no, escucha. Si cierra la puerta, déjale saber que del otro lado hay alguien que lo quiere y lo respeta.
- Establece límites claros… pero humanos. El adolescente necesita estructura, aunque la rechace. Los límites dan seguridad, pero si se sienten como castigo constante, desconectan. Un “no” firme pero amoroso vale más que un “ya me tienes harto” lanzado al vacío.
- No le exijas que confíe en ti, gánatelo. ¿Cómo? No reacciones con juicio. Si explota, no explotes tú. Si se equivoca, que sepa que puede contarte sin miedo a la humillación o el sermón eterno.
- Hazle saber que lo amas incluso cuando no te cae bien. Porque sí, a veces nuestros hijos no nos caen bien. Y está bien. Pero necesitan saber que su valor no depende de su comportamiento del día.
- Entiende su desarrollo cerebral: Su lóbulo frontal (el de la toma de decisiones y el autocontrol) está en obra negra hasta los 25 años. No razonan como adultos, aunque a veces lo aparenten.
- No luches por el control, lucha por el vínculo: Gritar, castigar o controlar solo rompe la relación. Tu meta no es “ganar” una discusión, es seguir siendo una figura segura para ellos.
- Haz pausas para cuidarte: No puedes sostener emocionalmente a un adolescente si estás desbordado tú. Cuida tu sueño, busca red de apoyo, permite tu enojo sin culpa.
- Valida sin justificar: Puedes decirle “entiendo que estés molesto, pero no es aceptable que rompas cosas”. Validas la emoción, no la conducta.
Criar adolescentes es, muchas veces, una batalla entre el amor y la paciencia. Pero cuando te sientas al límite, recuerda: el problema no eres tú. El problema no es tu hijo. El problema es que nadie nos enseñó cómo acompañarlos sin agotarnos en el intento. Conectar con tu hijo adolescente no significa controlarlo, sino acompañarlo mientras aprende a ser él mismo.
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Padres e hijos adolescentes no son enemigos y nunca lo serán, sin importar los roces que tengan, lo que digan o como actúen, ustedes como padres deben estar ahí para ellos, para guiarlos y acompañarlos por esta tormentosa etapa de la vida. ¿Y si parece ser muy pesado? Toma un respiro, retoma el control y no dejes de amarlos.
Especialista: sic. Juan Pablo Arredondo. Psicólogo Familiar con más de 35 años de experiencia en el trabajo con niños, adolescentes, adultos, parejas y familias. Autor de 6 libros enfocados a la psicología. Director de la Clínica Psicológica Juan Pablo Arredondo.
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