¿Cómo saber si están en un punto en el que van a tronar en la relación? Mario Guerra, nuestro rockstar del amor y tanatólogo nos va a explicar todo.
Muchas parejas están «aguinaldeando» la ruptura:
La realidad es que, tras las festividades, muchas parejas experimentan una «resaca emocional» profunda. La convivencia intensiva y prolongada durante las vacaciones decembrinas, la presión por mantener las apariencias frente a la familia, y el inevitable golpe de realidad de las deudas post-navideñas, traen un peso que muchas relaciones no logran sostener.
Entonces, algunas personas están esperando a que pasen las fiestas, a cobrar el aguinaldo para costear el trámite, o a no «arruinarle la Navidad» a la familia extensa. Aguantan la respiración durante las posadas, pero la bomba de tiempo está activada.
Esto de hoy es para los que no se quieren divorciar, pero que se sienten extraños en su propia casa. Para los que se despiertan con una duda silenciosa: ¿Se nos acabó el amor o solo estamos viviendo en piloto automático?
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La trampa del cerebro eficiente
Déjame explicarte cómo funciona el cerebro en las relaciones y por qué nos pasa esto. Cuando conoces a alguien nuevo, tu cerebro está en «modo detective»: analiza todo, registra detalles, se sorprende. Pero después de un tiempo, el cerebro dice: «Listo, ya sé quién es esta persona» y cierra el expediente. Archiva a tu pareja en la categoría de «asunto resuelto» para ahorrar energía.
Es eficiencia evolutiva, pero es una trampa mortal para el amor. ¿Por qué? Porque las personas no somos estáticas. Tu pareja de hoy no es la misma persona con la que te casaste hace 5, 10 o 15 años. Sus miedos cambiaron. Sus sueños evolucionaron.
Pero tú sigues relacionándote con un fantasma, con la versión archivada del pasado. Y ahí entra el piloto automático: dos personas viviendo juntas, amando a alguien que ya no existe.
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3 señales de que estás en «Modo Avión»
¿Cómo saber si te está pasando? Hay 3 señales inconfundibles:
- Se volvieron el algoritmo de Netflix del otro Ya saben perfectamente qué van a pedir de cenar, qué van a opinar de la película y qué les va a molestar. Esa predictibilidad es cómoda, sí, pero mata la curiosidad y la líbido. La relación se vuelve una coreografía ensayada donde nadie improvisa. Y ojo: cuando crees que ya no hay nada nuevo que descubrir en tu pareja, dejas de mirar. Y lo que no se mira, se muere.
- Hablan todos los días pero no se dicen nada La logística de la casa funciona como reloj suizo: «¿Pagaste la luz?», «¿Quién recoge a los niños?», «¿Qué hay de comer?». Pero si les pregunto: «¿Qué le emociona o le asusta a tu pareja en este momento de su vida?», se quedan en blanco. La desconexión empieza cuando dejas de hacer preguntas reales porque asumes que «si fuera importante, ya me lo habría dicho».
- El silencio se volvió demasiado cómodo No hablo del silencio bonito de la intimidad, sino del silencio de dos personas que ya no tienen tema de conversación. Cenan juntos revisando el celular. Están físicamente en la misma mesa, pero mentalmente en continentes distintos. Ese silencio no es paz, es rendición.
El mapa mental desactualizado
El problema de fondo es que están navegando la relación con un mapa mental desactualizado. Imagina usar un GPS que en lugar de operar en tiempo real, lo hace con el mapa de la ciudad de hace 10 años. Las calles cambiaron, hay nuevos sentidos, otro tráfico, nuevos baches. El aparato sirve, pero te está llevando a lugares equivocados.
Eso hacemos con la pareja. Respondemos a quien era, no a quien es. El aburrimiento o la lejanía que sienten no siempre es desamor; muchas veces es simplemente que el mapa caducó y nadie se tomó la molestia de actualizarlo.
Cómo volver a conectar (antes de enero)
El amor maduro no es «natural», es una competencia que se entrena. Si quieren salir del piloto automático antes de que llegue la crisis de enero, hagan estos 3 movimientos hoy mismo:
- La pregunta diaria (Prohibido el «¿cómo te fue?»): Cambia el guion. Pregunta: «¿Qué fue lo más interesante que leíste hoy?» o «¿Qué te hizo pensar esta semana?». Haz una pregunta cuya respuesta no sepas de antemano. Oblígate a tener curiosidad.
- El experimento de los 15 minutos: Tres veces por semana, 15 minutos sin pantallas, sin hijos, sin pendientes. Solo ustedes dos. Al principio se sentirá raro y forzado. Insistan. La conexión no aparece por magia, se cultiva con repetición.
- Actualicen el Mapa: Una vez al mes pregúntense: «¿Qué te preocupa hoy que no te preocupaba el mes pasado?». No para resolverle la vida, solo para saber quién es hoy la persona que duerme a tu lado.
Para cerrar
El contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Pero lo que lo empeora todo es el egoísmo, cuando ya no se piensa en el otro ni se tiene interés en actualizar el GPS de su relación. Si hoy te das cuenta de que no conoces bien a tu pareja, no te asustes. Asústate si no te da curiosidad volver a conocerla.
No esperen a enero. No se queden «aguinaldeando» una decisión ni aguantando por la foto familiar. Atrévanse a mirar de nuevo a su compañero o compañera. Recuerden: el amor no es un contrato firmado para siempre, es una conversación que nunca debe terminar.
Especialista: Mario Guerra. Psicoterapeuta, tanatólogo, coach ontológico, hipnoterapeuta certificado internacionalmente, conferencista y nuestro rockstar del amor.
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