Si tienen una hernia de disco o sospechan que tienen una, les damos los consejos de una experta para que tengan paz y busque la ayuda adecuada.
Mercedes D’Acosta, nuestra quiropráctica de cabecera nos explica todo sobre la hernia de disco, un tema que genera mucha preocupación. La buena noticia es que no siempre hace falta cirugía, ya que la mayoría de los casos pueden mejorar con fisioterapia, ejercicios específicos y manejo del dolor.
¿Cuántas personas tienen este padecimiento?
Según la National Library of Medicine, hasta el 80% de las personas en el mundo sufrirán dolor lumbar en algún momento de su vida. La hernia de disco lumbar es la más frecuente: representa alrededor del 90% de los casos. Según el centro de salud Orlando Health, solo alrededor del 10 % de los pacientes con hernia de disco terminan en cirugía.
De acuerdo con Harvard Health, la incidencia anual de hernia de disco sintomática se calcula en 1 a 3% de la población adulta, aparece con mayor frecuencia entre los 30 y 50 años, aunque también puede presentarse en personas más jóvenes o mayores.
Según datos de la Secretaría de Salud, en México, se calcula que cerca de 7 de cada 10 personas con dolor lumbar crónico tienen algún grado de degeneración o hernia en los discos intervertebrales.
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¿Qué es una hernia de disco?
La columna vertebral está formada por vértebras, y entre ellas tenemos unos “amortiguadores naturales” llamados discos intervertebrales. Estos discos son estructuras con un centro gelatinoso (núcleo pulposo) y una capa externa más resistente (anillo fibroso). Una hernia de disco ocurre cuando ese centro se desplaza o se “escapa” a través de una fisura en el anillo, lo que puede comprimir nervios cercanos y provocar dolor.
¿Cómo sé si tengo una hernia de disco?
Los síntomas más comunes incluyen:
- Dolor en la espalda baja o en el cuello (según la zona afectada).
- Dolor que se irradia hacia piernas o brazos (ciática en caso de la zona lumbar).
- Hormigueo, adormecimiento o debilidad muscular.
- En casos severos, pérdida de control en esfínteres (orina o heces), lo cual es una urgencia médica.
El diagnóstico se confirma con estudios de imagen, principalmente la resonancia magnética, pero siempre acompañado de la valoración clínica de un especialista.
¿Existen tipos de hernias de disco?
Se pueden clasificar de varias maneras:
- Por localización: cervical (cuello), torácica (zona media de la espalda, poco frecuente) y lumbar (zona baja, la más común).
- Por severidad: protrusión (el disco se deforma pero no se rompe), extrusión (el núcleo ya se salió parcialmente), y secuestro (el material del disco se desprende y queda libre).
- Por síntomas: algunas son asintomáticas y se detectan por casualidad en estudios de imagen.
¿Por qué aparecen las hernias de disco?
Las causas son multifactoriales:
- Degeneración natural del disco con la edad (pérdida de elasticidad e hidratación).
- Mala postura y sobrecarga repetitiva en la columna.
- Movimientos bruscos o levantar objetos pesados de forma incorrecta.
- Factores de riesgo: sobrepeso, sedentarismo, tabaquismo y predisposición genética.
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¿Cómo afectan la vida diaria?
Dependiendo de la gravedad, una hernia de disco puede ser desde una molestia leve hasta una condición incapacitante.
Puede limitar la movilidad, impedir realizar actividades cotidianas, afectar el rendimiento laboral y deportivo, e incluso impactar la calidad del sueño y la salud emocional, debido al dolor crónico.
¿Siempre hay que operarse?
La gran mayoría de los casos (80-90%) mejoran con tratamiento conservador: reposo relativo, fisioterapia, quiropráctica, medicamentos antiinflamatorios, cambios posturales y ejercicios para fortalecer la musculatura de la espalda y el abdomen. La cirugía se considera en casos específicos, como:
- Dolor muy fuerte e incapacitante que no mejora en 3-6 meses.
- Déficit neurológico progresivo, (como pérdida progresiva de fuerza o sensibilidad en piernas o brazos).
- Alteraciones sensitivas graves, como entumecimiento o pérdida de reflejos.
- Compresión severa de la médula espinal o raíces nerviosas (ej. síndrome de cauda equina, una urgencia médica que incluye pérdida de control de esfínteres, anestesia en “silla de montar” (entumecimiento en glúteos y genitales) y debilidad marcada en las piernas)
- Casos en los que la hernia reduce drásticamente la calidad de vida y no permite llevar una vida funcional.
- Cuando está bien indicada, la cirugía puede ser muy efectiva, pero siempre se busca primero agotar las opciones menos invasivas.
¿En qué consiste la cirugía?
Cuando el tratamiento conservador no funciona o la hernia es muy grave, la opción es la cirugía descompresiva, cuyo objetivo es retirar la parte del disco que está presionando los nervios. Hay varias técnicas:
- Microdiscectomía: la más común y considerada el “estándar de oro”. Se hace una pequeña incisión y, con microscopio o endoscopio, se extrae la parte herniada del disco sin dañar la estructura completa.
- Discectomía abierta: una técnica más tradicional, con incisión más grande. Se usa cada vez menos por ser más invasiva.
- Cirugía mínimamente invasiva (endoscópica): se hace con incisiones muy pequeñas, menos dolor y recuperación más rápida.
- En casos extremos, cuando el disco está muy dañado, se puede hacer una fusión vertebral (unir dos vértebras con tornillos y placas) o un reemplazo con prótesis de disco.
- El objetivo es liberar el nervio comprimido, reducir el dolor y restaurar la movilidad.
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Entonces, ¿qué hago si me dicen que tengo una hernia de disco?
No todas las hernias requieren cirugía y muchas personas viven con ellas sin síntomas graves. Lo ideal es tener un diagnóstico adecuado, seguir un plan de tratamiento personalizado y adoptar hábitos de cuidado postural, ejercicio regular y control de peso.
Tener hernia de disco no significa que la vida se acabó ni que la única solución sea operarse. Con diagnóstico correcto, cuidados adecuados y, en casos extremos, intervención quirúrgica, es posible recuperar calidad de vida y volver a la actividad normal.
Especialista: Mercedes D’Acosta. Quiropráctica. Representante de Latinoamérica y el Caribe en la Federación Internacional de Quiropráctica Deportiva, Expresidente de la Federación Mexicana de Quiropráctica Deportiva.
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