El amor y las redes sociales siempre han sido un tema complicado, pero el amor de la generación Z es una respuesta sorprendentemente madura a esta tendencia.
No nos malinterpreten, no estamos diciendo que los Gen Z sean inmaduros, estamos diciendo que a diferencia de otras generaciones, están tomando sus relaciones un poco más privadas y sin el agobio de andar enseñando la felicidad en todos lados.
Desde la llegada de las redes sociales, nosotros las hemos implementado en la vida diaria, desde publicar lo que pensamos en Twitter, ver memes en Facebook y subir fotos en Instagram, pero también algunos millennials y gen exers hemos cometido el error de compartir tal vez «demasiado» de nuestras vidas románticas, un error que aparentemente la generación z no está dispuesta a cometer.
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«Relaciones discretas» el ejemplo a seguir de la Gen Z
Puede que a los Gen Z se le asocie mucho con las redes sociales, streaming y en Internet en general, hasta el punto donde nos resulta impensable que puedan mantener una vida sin llamar la atención ¿Verdad
Pues aunque no lo crean hay una excepción que si analizamos, resulta de hecho algo saludable en algunos aspectos, eso es «Las relaciones discretas», resulta que ellos han podido no solo mantener su vida amorosa en privado, sino evitar las selfies, propuestas de matrimonio en público y especialmente evitar los famosos post pasivo-agresivos.
Se ha visto en plataformas como TikTok que los creadores han declarado esta preferencia por «privacidad» en sus relaciones y han rechazado cualquier forma de «lucrar» likes a expensas de sus vidas amorosas. Puede que nos parezca un pensamiento hasta cierto grado «hipócrita», pero esto es en sí un logro digno de aplaudirse, especialmente viniendo de la generación que se crió con las redes sociales.
¿Las redes sociales acaban con el romance?
Ya hemos visto como la generación z decidió vivir entre las redes y el amor, pero ¿De dónde viene este rechazo? La verdad es que este rechazo se origina parcialmente de la creciente incomodidad respecto a cómo es que las redes sociales son capaces de «alterar y moldear» una relación.
Puede que por un lado veamos las típicas vacaciones «perfectas» de una pareja tipo #relationshipgoals, donde todo parece como la vida ideal: citas perfectas, outfits que combinan y gestos súper románticos. Ahí es donde entra el escepticismo de la generación z, y desenmascarar toda esa «perfección» como el montaje que es.
En las redes sociales solo se postean los mejores momentos, los mejores ángulos y las mejores fotos inundadas de filtros. Los chavos de la generación z lo saben muy bien, y es por eso que quieren reservar la privacidad de sus relaciones, para que no haya algún tipo de manipulación o que su relación se base tan solo en que tan «Instagramiable» puede ser.
Según un estudio del 2023, compartir con mucha frecuencia las relaciones en redes sociales puede provocar una reducción en la satisfacción general de la relación, sin mencionar un apego ansioso entre las parejas.
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No pueden arruinar lo que no ven
El hecho de compartir una relación en redes es casi una invitación a ser observados constantemente por personas que ni siquiera conocen, sin mencionar el miedo que provoca la idea de que no solo están observando, sino que pueden juzgar abiertamente todo lo que las parejas hagan. Todo eso ya sea real o imaginario puede nublar nuestro aprecio por nuestras parejas, especialmente si nos encontramos a inicios de la relación.
La opción de mantener todo entre los enamorados es realmente la más auténtica y saludable, ya que están evitando juicios exteriores, tener que «complacer» a los demás y sobre todas las cosas: procuran que todo sea auténtico.
Privado no es igual a secreto
Puede que a primera vista los dos suenan igual, pero no podríamos estar más equivocados. La privacidad no pretende más que proteger, tener precaución y cuidar la relación, si algunos buscan privacidad no es por esconder sus relaciones, sino para protegerlas y ser auténticos. Pero es sumamente importante que las parejas aclaren que la privacidad no es por vergüenza.
Mientras que por el otro lado está el secretismo, el cual viene de una parte más egoísta, ya sea por «vergüenza» o «pena» en si esto no resulta en el bienestar de las parejas, sino únicamente de una parte.
Al final del día lo único que importa es que las parejas sean felices, pero que esa felicidad no sea creada para las redes, sino que ambas partes puedan sentirse felices y orgullosas de la relación que han creado y cuidado, por que lo más importante no son los likes en las fotos, sino que sintamos algo bonito cada vez que vemos a esa persona que amamos.
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