¿Quién no ha sentido esa molestísima sensación de tener el oído tapado justo cuando está lidiando con una gripe o un resfriado? Pues esto no es tan inofensivo como parece.
Tener los oídos tapados y con gripa es como si de repente estuviéramos bajo el agua o nos hubieran bajado el volumen del mundo. Y aunque parezca una simple molestia, este detalle puede ser una señal de alerta que no debemos ignorar.
Aunque los resfriados y las infecciones respiratorias son pan de cada día, especialmente cuando bajan las temperaturas, su impacto en nuestra audición es más profundo de lo que nos imaginamos. Hoy, vamos a desmenuzar por qué un simple resfriado puede terminar afectando el oído y qué soluciones existen si esto se vuelve un problema persistente.
La conexión oído-nariz: la trompa de Eustaquio
La clave para entender esta conexión está en la Trompa de Eustaquio.
- Cuando padecemos una gripe o un resfriado, nuestro cuerpo genera una gran cantidad de secreciones.
- Estas secreciones causan inflamación en la cavidad nasal, la faringe, y lo más importante, en la entrada de la Trompa de Eustaquio.
- Al inflamarse, esta trompa —que es la encargada de ventilar el oído medio— se obstruye total o parcialmente.
Como resultado, la ventilación del oído medio se dificulta, lo que provoca esa sensación de oído tapado, zumbido o, incluso, pérdida auditiva temporal. La Dra. Dulce María García Jacuinde, médico audióloga y especialista en soporte clínico de MED-EL México, nos lo explica: “un resfriado común puede derivar en problemas auditivos. Cuando se acumula moco, aumenta el riesgo de desarrollar otitis catarral”.
¡Aguas con la nariz!
La Dra. García también advierte que la condición puede empeorar si nos sonamos la nariz con demasiada fuerza. Al hacerlo, facilitamos el paso de virus y bacterias hacia la cavidad timpánica, lo que exacerba la inflamación y la obstrucción de la Trompa de Eustaquio. Esto explica perfectamente por qué muchas personas notan cambios en su audición después de un proceso gripal.
El problema en niños y adolescentes
De acuerdo con la Secretaría de Salud, nuestras niñas, niños y adolescentes en edad escolar están particularmente expuestos a este tipo de riesgos. Infecciones respiratorias como la gripe, influenza, tos y hasta COVID-19 o parotiditis, no solo ponen en riesgo su audición, sino que también pueden impactar su desempeño académico, social y emocional.
Señales de alerta y lo que podemos hacer
Aunque a veces el oído tapado desaparece solo al cabo de unos días, es fundamental estar atentas a las señales que indican que el problema podría ser más serio.
La Dra. García es muy clara: “Si una persona nota molestias como oído tapado, zumbido, dolor persistente o dificultad para escuchar, es recomendable buscar una valoración profesional”. Detectar estos cambios a tiempo nos permite actuar antes de que la condición avance y asegurar el tratamiento adecuado.
Si el problema se agrava y se diagnostica una pérdida auditiva asociada a una infección, existen diversas soluciones que pueden utilizarse, siempre bajo la guía de un especialista en salud auditiva:
Sordera e infecciones ¿hay relación?
| Afección Común | Cómo Afecta la Audición | Posibles Soluciones Auditivas |
| Infecciones respiratorias y alergias |
Obstrucción de la Trompa de Eustaquio y retención de líquidos en el oído medio.
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Dispositivo de conducción ósea no implantable (mientras se resuelve la condición).
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| Otitis media |
Acumulación de líquido que genera pérdida auditiva temporal.
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Dispositivo de conducción ósea no implantable o un implante de conducción ósea.
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| Otitis externa |
Inflamación por humedad atrapada en el conducto, dificultando la transmisión del sonido.
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Dispositivo de conducción ósea no implantable (mientras se resuelve la condición).
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| Infecciones crónicas |
Daño al tímpano o a los huesecillos, generando pérdida auditiva permanente.
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Dispositivo de conducción ósea no implantable, una prótesis pasiva o un implante de conducción ósea.
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Recuerden, cuentahabientes, nuestros oídos son importantísimos. No dejen que una gripa se convierta en un problema mayor. ¡A cuidarse y a escuchar a su cuerpo!