Aquí les vamos a explicar todo sobre la helicobacter pylori y cómo es que puede afectar al 70% de la población en México.
Hay cifras que parecen inventadas por ese tío dramático que comparte cadenas de WhatsApp, pero esta no: 7 de cada 10 mexicanos tienen Helicobacter pylori, la bacteria que vive feliz en el estómago ajeno y que está asociada al cáncer gástrico, el sexto más común en México.
Repetimos: siete de cada diez. Básicamente, si estuviéramos en una reunión, habría más Helicobacter que personas. Y para los nque pensamos que lo más peligroso de la comida era que se nos cayera pesada, ahora tenemos que aceptar que hay toda una bacteria nacional haciendo home office en muchos intestinos. Pero que no cunda el pánico, respiremos y conozcamos los datos.
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El estómago: el hospedaje favorito de la helicobacter pylori
La famosa H. pylori es como ese huésped incómodo que se instala sin avisar, trae sus cosas, ocupa el mejor cuarto y encima exige silencio. Llegó por contacto directo, por agua contaminada por compartir el vaso o la cuchara de sopa porque “pruébala, está buenísima”. La bacteria es tan común que casi deberíamos incluirla en el INEGI:
- Población en México: 129 millones.
- Bacterias H. pylori: probablemente más.
Lo más irónico es que la mayoría ni siquiera se da cuenta. Ahí está, silenciosa, haciendo como que no molesta. Pero cuando quiere, causa gastritis, úlceras y, si la dejamos demasiado tiempo sin supervisión, aumenta el riesgo de cáncer gástrico. Y claro, no faltan los que dicen: “Ay, llevo con gastritis diez años, así soy yo”. No, hermano, no eres tú… es la bacteria.
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El 90% se puede prevenir (peeero nos gana el estilo de vida)
Aquí viene la parte que nos pega en el orgullo: esta bacteria se puede prevenir en un 90% si se detecta a tiempo. O sea, de cada diez casos, nueve pudieron evitarse con hábitos básicos como lavarse las manos, cuidar la alimentación o no beber agua de dudosa procedencia.
Pero a nosotros nos encanta el riesgo. Esa adrenalina de pedir un vaso de agua en un puesto y confiar en que el “sí está filtrada, joven” es verdad. Esa pasión por curar la gastritis con un Yakult y promesas vacías. Esa emoción de pensar que si ya no duele tanto, ya sanó. No estamos criticando; estamos describiendo. Acá comemos con limón, sal y fe.
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¿Por qué casi todos la tenemos?
La H. pylori es la bacteria más democrática del planeta: no distingue clase, edad ni colonia. Solo necesita un poco de descuido colectivo. Y nosotros, como nación, somos expertos en convivir pegaditos. Compartimos comida, tragos, cubiertos, risas, virus, microbios y dramas. Esa es la belleza y la tragedia al mismo tiempo.
Los especialistas explican que la bacteria se transmite por contacto directo, por agua contaminada o por alimentos manipulados sin la higiene adecuada. Y aquí es donde entra nuestra realidad: vivimos en un país donde la comida de la calle es patrimonio cultural, donde los tacos al pastor nos sostienen espiritualmente, donde regateamos el precio pero confiamos ciegamente en la higiene porque el puesto sabe rico, y donde la mitad de la población cree que el microondas “mata todo”. Y bueno… la bacteria aprovecha.
El estómago del mexicano: mezcla de acero, resistencia y descuidos
Si el estómago mexicano fuera un personaje, sería un superhéroe cansado. Aguanta picante nivel dios, tacos de dudosa procedencia, mariscos en domingo, birria a las 8 de la mañana y bebidas energéticas mezcladas con alcohol. Pero también, inevitablemente, carga con nuestras negligencias.
Hemos normalizado sentir fuego interno. “¿Te arde?” “Sí, pero leve.” Leve nunca es leve. Leve es la forma en que alguien dice: “llevo dos meses ignorando mi cuerpo porque el doctor está caro”.
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La prevención que sí está a nuestro alcance
A veces las soluciones obvias duele pero la realidad es que basta con lavarnos las manos, cuidar el agua, la comida, y hacernos estudios si tenemos síntomas persistentes. Síntomas como gastritis recurrente, inflamación constante, dolor en la boca del estómago o náuseas crónicas no son mala suerte ni “así soy”. Son alarmas pequeñas de un cuerpo pidiendo atención-
Las buenas noticias son…
Sí hay tratamiento. Nadie tiene que vivir con gastritis crónica. Vayan al doctor. La H. pylori no es sentencia. Es una alerta. Una invitación a dejar de normalizar el incendio en el estómago. A tomarnos en serio el hábito de lavarnos las manos, filtrar el agua y escuchar a nuestro cuerpo. Siete de cada diez mexicanos tienen esta bacteria y siete de cada diez también pueden evitar que se vuelva un problema mayor.
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