¡Cuentahabientes! Ya saben que si alguien en este país capaz de transformar un espacio ordinario en una verdadera experiencia sensorial, es Martha Debayle. Y este año, su mesa de Navidad no solo nos dejó con la boca abierta, sino que nos dio una cátedra de estilo que grita clásico, sofisticado y sumamente acogedor.
Martha Debayle: el arte de montar la mesa navideña
Si algo hemos aprendido de ella, es que el diablo está en los detalles. Al analizar las imágenes de su comedor, hay un hilo conductor que nos transporta directamente a una cabaña de lujo en Aspen o a una mansión en los Hamptons: la estética Ralph Lauren. Ese estilo «Old Money» que mezcla lo rústico con lo aristocrático de una manera impecable.
El tartán: el protagonista absoluto
El alma de esta mesa es, sin duda, el tartán. Ese patrón de cuadros escoceses que nunca pasa de moda y que es el sello distintivo de la elegancia invernal. Martha eligió un mantel de tartán en rojo, verde y líneas amarillas que sirve como el lienzo perfecto para todo lo demás.
¿Por qué funciona tan bien? Porque el tartán evoca tradición, familia y calor de hogar. Pero ojo, para que no parezca un picnic escolar, la clave está en cómo se eleva. Martha lo hace mezclándolo con texturas ricas: servilletas de lino en verde bosque profundo y esos lazos espectaculares de listón escocés rematados con bayas doradas sobre cada plato.
La inspiración natural: el bosque en casa
Olvídense de las esferas de plástico y los adornos sintéticos. La tendencia este año es lo orgánico y natural. La mesa de Martha es una oda a la naturaleza:
- Pino y cedro real: El camino de mesa está compuesto por ramas frescas que no solo se ven increíbles, sino que inundan el comedor con ese olor a Navidad que todos amamos.
- Bayas rojas e higos: Para añadir puntos de color y textura, integró ramilletes de bayas (las famosas berries) y elementos que parecen recién cortados del jardín.
- Plumas de faisán: Este es el toque maestro de la inspiración Ralph Lauren. Al insertar plumas largas y veteadas en el centro de mesa, le das una altura y una sofisticación campestre que separa a las aficionadas de las expertas en decoración.
Vajilla y cristalería: el brillo dorado
Para contrastar la rusticidad del pino, necesitamos brillo. Martha utiliza platos base en color oro mate que enmarcan vajillas con bordes verdes y rojos, creando capas de color. La cristalería con filos dorados y los cubiertos labrados añaden esa formalidad necesaria para una cena de gala.
Y hablemos del candelabro. No solo es la luz, es el drama. Adornar la lámpara principal con guirnaldas verdes y listones de terciopelo (velvet) rojo que caen sobre la mesa crea una atmósfera envolvente. Las velas largas en rojo vibrante terminan de sellar el pacto de elegancia.
El checklist para su mesa
Si quieren replicar este look en sus casas, tomen nota de estos básicos:
- Mezclen texturas: El terciopelo de los listones contra el lino de las servilletas y el metal de los platos.
- No le teman al rojo y verde: Son los colores clásicos, pero úsenlos en tonos profundos (borgoña y verde pino), no chillantes.
- Velas de diferentes alturas: Crea movimiento visual y una iluminación mucho más favorecedora para la piel (todas queremos vernos espectaculares en las fotos, ¿cierto?).
Cuentahabientes, recuerden que montar una mesa así es un acto de amor para sus invitados. Es decirles: «me importa que estés aquí y quiero que este momento sea inolvidable». Al final del día, el estilo es una herramienta para crear memorias.
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