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Señales de que ya no es tu marido, es tu roomie

¿Su matrimonio se está convirtiendo en una convivencia con un roomie? Estas son las señales que deben de tomar en cuenta.

agosto 29, 2025

Estas son algunas señales de que el matrimonio está pasando por una sequía emocional que podría convertirse en un desierto. 

Antes de entrar en pánico como cualquier sequía, se puede revertir siempre y cuando estén dispuestos a hacerlo, así que aquí las señales para que sepan si están a tiempo de volver a tener esa chispa o de plano cada quien por su lado.

Señales de que ya no es tu marido, es tu roomie

En la teoría, el matrimonio es la unión entre dos personas que se aman, se apoyan y construyen una vida juntos (en teoría…). En la práctica, a veces termina pareciéndose más a un contrato de arrendamiento indefinido con beneficios fiscales. Y ahí estamos: dos adultos que se dicen “amor” en público, pero que en privado se pelean por quién dejó los calcetines en la sala, o la leche vacía en el refri, o la luz prendida, o por quién saca al perro, o por –ingrese la razón que sea­ aquí–.

El peligro no es la infidelidad, ni la falta de dinero, ni siquiera la suegra opinando. El verdadero enemigo es mucho más silencioso: esa lenta metamorfosis en la que tu esposo deja de ser tu cómplice para convertirse en tu roomie.

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¿Cómo saber si ya cruzaron esa frontera y ahora la pareja es roomie?

Aquí unas señales:

⁠Sus mensajes y el Excel del trabajo podrían confundirse

¿Recuerdan cuando los mensajes eran “te extraño” o “no puedo dejar de pensar en ti”? Ahora son “lleva el coche al taller” o “no olvides que viene el plomero a las 3”. El romanticismo murió aplastado bajo la logística. Y sí, coordinar agendas es necesario, pero si su WhatsApp parece un tablero de Trello, ya no hablamos de pareja…

⁠La cama es un espacio de pantallas  

Antes, la cama era ese templo donde se mezclaban caricias, risas y confesiones. Hoy es él viendo highlights de la Champions, tú atrapada en TikTok con una señora horneando pan en 12 pasos. Dos islas iluminadas por la luz azul del celular. La intimidad reemplazada por el scroll infinito.

⁠Las “citas” están en el congelador

Lo sentimos, pero el paseo romántico por Costco no cuenta. Tampoco discutir sobre cuál hummus es más rico. El día en que arreglarse para salir signifique “me puse pants limpios para el súper”, Cupido ya renunció.

Comparten series, no complicidad

Ver juntos “la serie del momento” está bien… hasta que se convierte en lo único que hacen como pareja. Porque, aceptémoslo: si la única emoción compartida es gritarle a la pantalla cuando matan a un personaje, la intimidad se fue de vacaciones, para uno…

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⁠El silencio ya no abraza, incomoda

Existe ese silencio cómodo, hermoso, donde no hace falta hablar porque hay presencia. Y existe el otro, el que pesa como cemento fresco: desayunan juntos, pero cada quien está atrapado en su lista mental de pendientes. Ese silencio no es complicidad, es distancia disfrazada de rutina.

¿Qué hacer si ya estamos en la etapa de roomies?

Aquí lo complejo: no hay fórmula mágica, ni un podcast mágico en Spotify titulado “Resucita tu matrimonio en 5 pasos”. Lo que sí hay es algo mucho más terrenal y subestimado: la complicidad. Esa mirada que atraviesa la habitación y dice “te vi”. Ese mensaje que no busca resolver trámites, sino recordarle al otro que sigue siendo deseado. Esa cita improvisada, aunque sea para ir por taquitos, que rompe la monotonía.

No se trata de forzar romanticismo de revista, sino de recordar que lo ordinario también puede ser íntimo, si se hace con intención. Cocinar juntos, reírse de un mal chiste, planear una escapada express. Lo importante no es el escenario, sino la sensación de “te eligo”.

El primer paso es aceptarlo

Porque al final, nadie se casa soñando con convertirse en dos roomies compartiendo cuentas de Spotify y la clave del WiFi. Nos casamos porque queríamos que alguien nos conociera incluso en la versión más aburrida de nosotros mismos… y aun así nos eligiera.

Así que la pregunta incómoda es esta: ¿queremos seguir viviendo como roomies o todavía hay ganas de meterse en la cama juntos?

El matrimonio puede ser muchas cosas: contrato, rutina, alianza. Pero si nos resignamos a que sea solo una especie de Airbnb a largo plazo, entonces sí… mejor llamémosle por su verdadero nombre: roommates con historial crediticio compartido.

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