juega-brusco-con-sus-hijos

¿Su marido juega brusco con sus hijos? Están haciendo esto a su cerebro

Si su marido juega brusco con sus hijos, está alterando la química del cerebro de esta manera, así que tomen nota.

octubre 2, 2025

Muchas mamás creen que el juego «rudo» entre papás e hijos hombres puede ser problemático, pero hay un estudio que dice una verdad muy shockeante.

Son de los que creen que el juego «rudo» o brusco no cuenta como diversión, ¡prepárense para una revelación! La neurociencia ha puesto su lupa sobre las persecuciones, las luchas simuladas y los lanzamientos al aire que muchos padres (e hijos hombres) adoran, y ha demostrado que esta interacción no es un simple pasatiempo, sino un componente crucial para el desarrollo cerebral y emocional de sus hijos.

Si su marido juega brusco con sus hijos, está haciendo esto en su cerebro…

Cuando los hijos están metidísimos en la emoción y el esfuerzo físico de un juego brusco seguro, en su cerebro está pasando algo increible. El cuerpo libera una proteína llamada Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF). Piensen en esta proteína como un potente «fertilizante milagroso» para el cerebro.

El BDNF estimula el crecimiento neuronal, especialmente en las áreas responsables de la memoria, la lógica y el lenguaje. Un estudio de 2022 demostró que la frecuencia y calidad de este tipo de interacción entre padre e hijo se relaciona positivamente con la memoria de trabajo del niño, un pilar fundamental de la función ejecutiva y clave para el éxito en la escuela.

No dejen de leer: ¿Lo estás sobreprotegiendo? El arte de criar hijos sin impedir que maduren

Flexibilidad mental y resiliencia a prueba

Exponer a los niños a escenarios impredecibles en un ambiente seguro (como que su papá lo persiga, finja luchar o aventarlo a la alberca) no solo es emocionante, sino que literalmente reconfigura sus cerebros. Este tipo de juego aumenta las conexiones entre las neuronas de la corteza cerebral, lo que tiene beneficios directos:

  • Mayor flexibilidad cognitiva: Los niños se vuelven más adaptables a situaciones inesperadas.
  • Desarrollo de resiliencia: Mejoran su capacidad para afrontar obstáculos.
  • Regulación emocional: Practican cómo manejar estados de alta excitación y luego volver a la calma.

Las intensas pero alegres emociones que acompañan al juego brusco actúan como un «campo de entrenamiento» seguro para el sistema nervioso. Sus hijos experimentan la subida de adrenalina, seguida de la liberación de tensión a través de la risa y la diversión, lo que les ayuda a equilibrar su sistema de respuesta al estrés y a aliviar la ansiedad.

También pueden leer: Brainrot: la peligrosa ‘basura’ digital que desconcentra a los hijos

Lecciones de autocontrol e inteligencia social

Si el marido juega brusco con sus hijos es una forma magistral de enseñar autocontrol. El niño aprende a:

  • Modular su fuerza física: Entiende que tiene que contenerse para que el juego continúe siendo divertido.
  • Responder a límites: Los padres tienen la oportunidad de enseñar lo que está bien y lo que no, conteniendo su propia fuerza y marcando las reglas del juego.

Además, esta interacción es un máster acelerado en inteligencia social. Los niños aprenden a interpretar y responder a señales sociales sutiles, como las expresiones faciales y el lenguaje corporal. Aprenden a turnarse, a negociar y a entender cuándo la diversión del otro se ha convertido en incomodidad.

Esto no solo fomenta la empatía, sino que también tiene un efecto muy positivo: los niños que participan regularmente en juegos bruscos de alta calidad, pero sobre todo seguros, tienden a ser menos agresivos físicamente con otros niños, pues saben distinguir perfectamente entre el contacto cooperativo y la agresión real.

Así que, la próxima vez que vean a un padre luchando con su hijo en el suelo o lanzándolo al aire, sepan que no es solo un juego, ¡es una inversión en el futuro desarrollo cerebral y social de ese hijo!

También pueden leer:

únete a nuestra comunidad

octubre 2, 2025