Y eso sí que lo saben bien los portugueses, al menos así lo hicieron hace muchos siglos cuando todo lo conquistaban por mar y decidieron acompañar los tristes relatos de los marineros con la melodía de una guitarra triste; así nació el fado. O al menos eso cuenta la leyenda.
El fado —que significa destino— es más que la música tradicional de Portugal, se dice que es el alma de todo el país, pues la guitarra portuguesa se caracteriza por estar acompañada de letras llenas de nostalgia, desamores, tristezas o anécdotas de victorias y sinsabores de antaño.
Pero no te imagines música triste y que se escucha súper vieja, el fado es toda una tradición, no por nada fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Hoy es tan vigente como el milenio pasado, tanto que músicos millennials lo han adoptado y le han dado un toque propio, regresando a la vida a este género músical con tanta historia detrás.
De hecho, en Portugal hay un museo dedicado exclusivamente al fado, a su historia y sus grandes representantes a lo largo de la historia, además de que alrededor del mundo hay eventos y festivales donde está presente, por ejemplo el Festival del Fado en Madrid o en Festival Cervantino en Guanajuato el año pasado.
Si nunca lo has escuchado y ya te ganó la curiosidad, un lugar donde puedes escucharlo como si estuvieras en un típico bar de Lisboa, es Casa Portuguesa, un restaurante que trae un pedacito de Portugal a México. Es dos sábados al mes, todos los meses.