El respeto nace de la familia y es uno de los valores más importantes para la convivencia. Investigaciones científicas demuestran que al igual que los adultos, los niños respetan a quienes los tratan bien; a quienes les enseñan medidas disciplinarias y sobre todo, a quienes los comprenden.

Respeto a las canas

• Se nos ha ido la mano, volviendo a los hijos “tiranos y controladores”, ellos se lo han creído y sienten que tienen derecho a ver realizado cualquier deseo. El respeto por los padres, y especialmente por la figura de la madre, está cada día más ausente.
• Los familiares mayores, padres, ancestros y maestros, aportan experiencia, formación y cultura a los más pequeños.
• El cariño y el respeto suelen tener un efecto “boomerang”; si no lo damos y enseñamos, es difícil que lo obtengamos en un futuro.
• Algunos de los puntos clave para educar a los más pequeños de la casa pueden ser:
• Hablar con respeto a todas las personas mayores, sean o no conocidos.
• Evitar poner malas caras o hacer gestos despectivos cuando los mayores les dicen algo.
• Debe reprenderles cuando hagan críticas despectivas a la espalda de las personas mayores.
• Recuerde que den siempre las gracias y, al pedir, utilicen siempre “por favor”.

Comprensión. Hay que enseñarles a que admitan de buen grado las pequeñas manías, o necedades que puedan tener sus abuelos u otras personas mayores.

Hay que aprender a escuchar a los mayores. Da lo mismo que la historia la hayan contado anteriormente; la felicidad que para ellos supone, en la mayor parte de los casos, tener un público entregado merece la pena.

1. Hay que saludar cuando nos visitan o visitamos a otras personas. No se puede pasar sin hacer un saludo como si no existieran. Lo mismo a la hora de despedirse.
2. Hay que estar siempre dispuestos y atentos.
Ignorar. Ni cuándo van de visita ni cuando vienen los abuelos u otras personas se puede consentir que los pequeños de la casa estén con la televisión o radio encendida, jugando videojuegos o simplemente “desapareciendo” en cuanto hay la más mínima oportunidad.

Es de mala educación “ignorar” a los invitados o “huir” de ellos.

¿Qué hacer ante la rebeldía de los hijos y jóvenes?

• Mantén la compostura. No reacciones de forma exagerada, ni tampoco armes una gran pelea debido a las palabras que expresó o el tono de voz que usó. Y, por supuesto, nunca le pagues con la misma moneda. La mejor manera de enseñarle a tu niño que debe de hablarte con respeto es hacer tú lo mismo.
• Finge sordera. Si se pone insolente, trata de no discutir o negociar con él. Eso sólo reforzaría su comportamiento. No te intimides ni concedas sus caprichos con demasiada facilidad (tampoco seas excesivamente estricta) para salir de la situación.
• Permítele elegir. Si le das el poder de tomar algunas decisiones a lo largo de su día, tendrá menos necesidad de imponerse de manera ofensiva. Asegúrate de que todas las opciones que le ofreces sean aceptables para ti, y respeta su decisión.
• Marca tu límite. Asegúrate que tu hijo entienda qué palabras están permitidas y cuáles no. Es esencial establecer los límites cuando el niño es pequeño, si no lo haces, lo estás invitando a la rebeldía.
• Demuéstrale que lo comprendes. Cuando manifieste verbalmente su enojo, dile que te importa lo que siente, aunque no apruebes la manera en que está expresando sus sentimientos. Si logras ver más allá de su tono de voz, podrás enfocarte en lo que tu hijo realmente está tratando de decir.
• Cuando un niño aprende pautas de comportamiento en la infancia, desarrolla educación y respeto, mismos que le convierten en un adulto tolerante y cívico. Así como, capaz de enseñar, esas mismas normas de conducta a las futuras generaciones.