¿Sabían que el bajo deseo sexual es el problema sexual más común, ya que el 34% de las mujeres y el 15% de los hombres reportan falta de libido durante al menos 3 meses en un período de un año? Claudia Rampazzo, nos va a decir por qué ya no queremos cooperar como antes y qué podemos hacer para solucionarlo.
De acuerdo con The National Center for Biotechnology Information, el bajo deseo sexual es el problema sexual más común reportado: el 34% de las mujeres y el 15% de los hombres reportan falta de deseo durante al menos 3 meses en un período de 12 meses.
Una investigación realizada por la Escuela de Medicina Albert Einstein, en Nueva York, reveló que los primeros 100 días de una relación, es el momento pasional y sexual más álgido.Esto puede deberse a la novedad y la excitación inicial de la relación. Después de los 100 días los niveles de serotonina caen.
Según Statista, un estudio realizado en Estados Unidos en 2021, que tenía como objetivo revelar cómo cambió la vida sexual de las mujeres en pandemia, encontró que el 64% de las parejas estadounidenses que viven solas, es decir, cada quién en su casa, tenían deseo sexual con más frecuencia, mientras que para el 36% de las parejas que sí vivían juntas, ocurría todo lo contrario.
Datos de la Encuesta Global sobre Sexo en Estados Unidos, que incluyó a más de 000 personas de más de 18 años, reveló que el 18% nunca tuvo sexo en el último año; el 8% una vez al año; el 28% tuvo sexo 1 o 2 veces al mes; el 40% de 1 a 3 veces por semana y el 6.5% de 4 o más veces a la semana. Un estudio publicado en British Medical Journal, concluyó que 4 de cada 10 hombres de entre 75 y 85 años siguen teniendo relaciones sexuales. Entre las mujeres de esa misma edad, 2 de cada 10 siguen sexualmente activas.
Según un estudio realizado por la marca de juguetes sexuales Lelo en España, el rango de edad en el que más sexo se practica es entre los 30 y los 40 años. Seguido por el rango de edad entre los 25 y 30 años. De acuerdo con la Universidad de Pisa, durante la etapa del «enamoramiento», las parejas tienen relaciones sexuales con mayor frecuencia debido a la intensidad de las emociones y la pasión que experimentan en este período. Biológicamente este momento está hecho para concebir un bebé y de allí el cocktail hormonal que se produce para lograrlo.
¿Qué es la libido? La libido es un término que se utiliza en medicina y psicoanálisis para referirse al deseo sexual de una persona. Es el impulso o apetito sexual que experimentamos.
La libido no se limita a la atracción sexual, sino que también puede influir en aspectos emocionales y psicológicos de la sexualidad. Puede aumentar o disminuir debido a diversos factores, tanto físicos como emocionales.
¿Qué es el deseo?
Cuando deseamos podemos llegar a sentirnos rebosantes de energía y excitación. Nuestros cuerpos reaccionan: cambia la respiración, el pulso, puede aumentar el tamaño de los pechos y los genitales, puede haber erección en los pezones, el clítoris, el pene, lubricación en la vagina, surgen pensamientos y la imaginación se recrea: deseamos.
El deseo sexual tiene una función muy importante que es la de impulsarnos a acercarnos a otras personas, facilitando dos cosas fundamentales en la vida:
Antes de hablar de la disminución del deseo sexual, hay que partir del hecho de que existen varios factores que pueden contribuir a una fuerte conexión erótica entre parejas. Según las investigaciones, algunos de estos factores incluyen:
La pérdida de “ganas” a la hora de mantener relaciones con una pareja estable es más común de lo que parece. De acuerdo con un estudio publicado en The Journal of Sex & Marital Therapy, un 54% de los hombres y un 42% de las mujeres reconocen que no están satisfechos con la frecuencia sexual de sus relaciones de pareja a largo plazo.
El deseo sexual, o la falta de éste, tiene estrecha relación con los genes y su predisposición para que se combinen con el máximo de sujetos posibles para asegurar la futura generación. Pero, aparte de los factores genéticos y evolutivos también tenemos los factores emocionales.
El bajón de deseo puede surgir por la pérdida de novedad al entrar en la etapa de rutina y monotonía sexual. Para ello hay juegos, erotismo, distintas prácticas que podemos añadir a nuestras relaciones para conseguir avivar esa famosa “chispa”.
En algunos casos, la novedad no debemos buscarla en la cama sino fuera de ella, puede que lo que nos falte sea conectar con nuestra pareja, divertirnos, tener espacios de intimidad y sobre todo no tener discusiones ni problemas a resolver.
Otro motivo emocional puede ser nuestro bienestar personal, el cansancio laboral, las responsabilidades con los hijos y la casa, el poco tiempo libre, etc. que haga que estemos más apáticos y con poca predisposición. Si es así deberemos provocar cambios positivos en nuestra vida que permitan que empecemos a disfrutar de nuevo de las cosas.
En los hombres, algunas de las causas incluyen factores psicológicos como depresión, ansiedad, problemas de relación, uso de fármacos y niveles bajos de testosterona en sangre. En las mujeres, los cambios hormonales durante el embarazo, inmediatamente después de tener un bebé y durante la lactancia pueden disminuir el deseo sexual. Otros factores que reducen el deseo sexual son el estrés, la depresión y/o disfunción eréctil.
Los expertos sugieren que la seguridad en el apego se asocia con un mejor funcionamiento sexual y una mayor satisfacción en las relaciones sexuales. En general, las personas con estilos de apego seguros, buena autoestima y regulación emocional tienen una conducta sexual más cómoda y manejable, menor conflicto con el deseo erótico y una mayor capacidad para el cuidado sensible.
Las parejas que tienen un apego inseguro pueden experimentar confusión, angustia y dolor en el planteamiento de su vida sexual. Además del apego seguro y el apego inseguro, existen otros dos tipos de apego sexual: el apego evitativo y el apego ansioso.
Las persona que tienen apego evitativo pueden depender más de la masturbación y la pornografía, mientras que las personas con apego ansioso pueden luchar por satisfacer sus necesidades de una manera que las proteja en las citas en línea.
En resumen, las personas con estilos de apego seguros tienden a tener una vida sexual más satisfactoria y cómoda, mientras que aquellos con estilos de apego inseguros pueden experimentar más conflicto y angustia en su vida sexual.
Es importante recordar que cada pareja es única y que lo que funciona para una pareja puede no funcionar para otra. Si la disminución del deseo sexual persiste, puede ser necesario acudir a un especialista en sexología para recibir terapia individual o de pareja.
Fuente: Dra.Claudia Rampazzo. Estudió Medicina en la UNAM. Terapeuta familiar, de pareja y terapeuta sexual. Médica asociada del Hospital Español. Autora de Guía de la Entrepierna, Prostitución Marital, de Grijalbo.
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