Mario Guerra, nos da unas grandes dosis de sabiduría y ¡están fuertísimas! Datos del Office for National Statistics of UK muestran que la cantidad de parejas que viven juntos está superando a las parejas casadas, aumentando más del 25% en diez años.
Hay patrones similares en Estados Unidos, los millennials tienen más probabilidades que la generación X a la misma edad, de vivir con una pareja romántica.
Datos del Pew Research Center dicen que el 12 % de los millennials viven juntos y no están casados ; a la misma edad, en 2003, sólo el 8% de la Generación X lo hacía. Más de las tres cuartas partes de las personas de 18 a 29 años dicen que es aceptable que las parejas no casadas vivan juntas , ya sea que planeen casarse o no.
El Censo de Población y Vivienda 2020 dice que en México, la gente cada vez se casa menos, y por el contrario, optan por la soltería, o bien, la unión libre. Los datos arrojan que la gente casada representa el 35%, la soltera el 34% y en unión libre viven el 18% de los mexicanos.
El amor y las formas de amar no siempre van para el mismo lado, especialmente cuando uno de los dos tiene una idea fija de lo que necesita para sentirse con seguridad en la relación. Hoy cada vez más las parejas ya no ven necesario el matrimonio, ni siquiera para la certeza jurídica, mucho menos como prueba de amor o compromiso. Más allá de que estemos de acuerdo o no con esto, ¿qué hacer si uno de los dos quiere o “necesita” casarse y la otra persona dice que no quiere?
El amor es un sentimiento que tiene una finalidad biológica y otra que es más social y afectiva. Ya hemos dicho en el pasado que se compone de confianza y alegría. Pero más allá de lo que se siente, hay diferentes maneras de expresarlo y lo ideal es que sea de forma que el otro, al que amamos, pudiera entender con claridad que lo que sentimos hacia él es eso: amor. Yo sostengo que es tan importante amar como saber amar; es decir, saber expresar el amor que se siente por otro.
Ya hemos hablado de los 5 lenguajes del amor. Palabras, tiempo de calidad, regalos, actos de servicio y contacto físico.Pero no siempre hablamos el mismo idioma; principalmente cuando no entendemos la forma de expresar el amor a una pareja porque no conversamos y no somos tan observadores o como cuando estamos más atentos a ver que nos va a dar el otro al preguntarnos si el otro estará siendo feliz u obteniendo lo que busca dentro de esta relación.
Más allá de los lenguajes del amor, hay personas que tienen estándares aprendidos que les indican qué tanto una persona los ama y qué tan involucrada está en una relación. Para muchos uno de estos elementos es el matrimonio como la cúspide de la demostración de que se ama a alguien.
A este respecto, y con relación a una pareja, podemos ambos expresar el amor de 3 formas:
Divergentes
Para el caso del matrimonio, digamos que uno desea casarse y al otro la sola idea le produce vómitos en proyectil. Y se encarga de resaltar lo inútil, comercial, superficial e innecesario del matrimonio, mientras que su pareja escuchará cada argumento dado en este sentido como una sola cosa: “no te quiero lo suficiente”.
Se convierte en polémico cuando en una relación uno lo quiere y el otro lo rechaza; precisamente estas posturas divergentes acerca de la relación. El matrimonio de ninguna manera garantiza la permanencia del amor, pero sirve para algunos como una evidencia del deseo o voluntad del otro del establecimiento de una relación seria, comprometida y de largo plazo.
Más allá de que algunos quieran acallar las presiones internas que se auto imponen y que frecuentemente vienen de expectativas sociales o familiares. No obstante hay personas que:
Las razones (para querer o no querer casarse)
Cada uno puede tener razones para querer o no querer casarse, pero estas son las más comunes:
Existen razones para querer (e insistir) y estas incluyen el creer que es lo correcto, para tener certeza jurídica, por presión social, por tu edad según lo que te enseñaron, para acallar el qué dirán, por el tiempo que ya llevan de noviazgo, porque sientes que le estás perdiendo, porque sientes que toda relación que no implique matrimonio es algo más bien casual, porque quieres garantías…
¿Pero qué no el matrimonio es garantía de seriedad en una relación? Entiendo que lo quieras ver así, pero por sí mismo probablemente no tiene ese poder. Ahora bien, el que no haya matrimonio, no significa que la otra persona no quiera tener una relación seria, estable y comprometida contigo. Es muy probable que simplemente no quiera casarse.
Una mala señal, como ya dije, son las posturas divergentes, pero también la rigidez; es decir, que uno de los dos (o ambos) no estén dispuestos a ceder en forma y fondo sobre el tema. Porque incluso hay personas que quieren una boda sencilla y otras que, literal, quieren echar la casa por la ventana cueste lo que cueste como objetivo principal de casarse.
¿Qué hacer? Ante la duda pregunta, expón tu perspectiva del matrimonio, manifiesta tu deseo e indaga qué piensa el otro. ¿Miran el matrimonio como una opción o como un requisito? ¿Han tenido conversaciones serias al respecto o ambas posturas se basan sólo en suposiciones de ambos?.
Explicitar expectativas y temores ¿Tienes claro por qué necesitas casarte? ¿Tienes claro por qué no lo consideras necesario o ni siquiera opcional? Si para ti es muy importante, habla de la boda en sí misma.
Si se casan, ¿cambiarían las reglas de la cohabitación? ¿Qué hay con los hijos y las propiedades si sí se casan y si no? Aún así no hay garantías de por vida.
Las personas vamos cambiando y con eso nuestras necesidades y expectativas se van ajustando. Evita presionar o querer obligar, si lo consiguieras, quien se esté casando contigo no lo está haciendo por las razones correctas.
Si el matrimonio es muy importante para ti, más que tu felicidad, entonces cásate con quien sea que quiera casarse contigo.
Fuente: Mario Guerra: Tanatólogo, conferencista y Business Coach
TW: @marioguerra Sitio: marioguerra.mx