
Los amigos tóxicos no son buenos para nuestra salud emocional e incluso para nuestra física. Si tenemos amigos que nos roban la energía es posible que sean amigos tóxicos. Cualquier persona que nos roba la felicidad no debe estar en nuestras vidas porque sólo conseguirán hacerte daño.
NO TODAS LAS AMISTADES ESTÁN HECHAS PARA DURAR.
Para empezar podrías preguntarte ¿Será que la persona en sí misma “es tóxica” o que hemos establecido una “relación insana”? ¿Podría ser que la toxicidad surgiera en la relación y que no fuera intrínseca a la persona?
Ese “amigo tóxico” con el que te encuentras en la vida diaria, puede ser un refugiado emocional que ha tenido que huir de las guerras civiles de su familia, puede haber sido víctima de abusos o malos tratos, puede ser un migrante que ha tenido que abandonar su verdadera identidad y anda buscando una mejor dónde echar raíces.
Puede ser que lo que ocurre en la relación sea expresión de algo que le ha ocurrido a esa persona en otra relación. De forma no consciente, repetirían el patrón con el que han sido tratados: abandono, negación de su valor, manipulación, maltrato, abuso, desprecio, etc. Quizá necesitan ayuda, alimentar su ego, buscan aprobación o sanar sus heridas.
Intenta no etiquetar a la persona. Considera qué te hace sentir. Valora con qué parte de ti está conectando. Permítete sentir qué te genera y cómo te afecta.
Valora si eso puede ser lo que él está sintiendo hacia sí mismo, hacia otra persona o por otro asunto. Salte de ese escenario. Busca qué es lo que necesita de ti, no de tu energía o de tu vitalidad. Examina si quieres dárselo o no. Dáselo del modo que tú quieras, desde la DISTANCIA que te permita ser tú.
Cuando consigas conectar con una parte sana de estas personas, puedes ayudarles a entender que tienen a alguien delante, dales a conocer cómo te sientes cuando se comportan o hablan de determinada manera.
Si es una persona con la que te vas a tener que relacionar intenta darle juego, animarle a que sea agradecida, hazle caer en la cuenta de lo que recibe y de las situaciones que generan ella misma. Cuenta con ella, tenla en cuenta, ten paciencia para empatizar, dale criterios de realidad, hazlo desde ti mismo.
Mantén unos límites sanos.
La mayoría de las amistades no están hechas para durar. Una gran cantidad de amistades sirven a un determinado propósito, y una vez que expira ese propósito, también lo hace la amistad.
Fuente: Laura Rojas-Marcos Doctora en Psicología clínica y de la salud. Investigadora, conferencista, psicoterapeuta, docente y escritora. Lic en Psicología Clínica en la Universidad de Nueva YorK. Es miembro de la Real Academia Española de Doctores. Miembro de la Asociación Americana de Psicología. Ha sido seleccionada como una de las Top 100 mujeres líderes e influyentes de España. Es autora de varios artículos publicados y los libros Hablar y aprender, El sentimiento de culpa, Somos cambio y La Familia: de relaciones tóxicas a relaciones sanas.
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