Por: Nancy Steinberg
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Seamos honestos, todos acumulamos, pero a veces esa tendencia se vuelve patológica y se vuelve un trastorno por acumulación.
Pues bien, la gente no solo acumula cosas, hay quien también acumula sentimientos, especialmente sentimientos negativos. Son los adictos a la infelicidad.
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Muchos conocemos a personas así, pareciera que, en medio de la felicidad o la abundancia, sistemáticamente encuentran el negrito en el arroz, como si tuviera una especie de lupa que les permite identificar los recuerdos negativos, para traerlos a su memoria una, y otra, y otra vez, viviéndolos con la misma con la misma intensidad que tendrían si estuvieran en el presente.
Viven en el resentimiento.
Y si te parece desgastante escuchar mil veces el mismo relato, el mismo sufrimiento, las mismas conclusiones negativas, imagina el horror que esto representa para el acumulador.
¿Eres acumulador?
Por qué coleccionas sufrimiento
La adicción a la amargura es un indicador de inseguridad o falta de autoestima, que hace que muchas personas sientan que no merecen ser felices.
Peter Michaelson, psicoterapeuta estadounidense, considera que, cuando nos sentimos infelices, tomamos una decisión inconsciente que produce nuestra infelicidad.
Nos sentimos atraídos por estas emociones y, sin darnos cuenta, elegimos sentirnos aislados, rechazados, indefensos, criticados, traicionados o abandonados.
Algunos acumuladores se describen a sí mismos como realistas, en la creencia de que ser práctico y realista significa concentrarse en lo negativo.
Otros son adictos a la infelicidad porque es lo único que conocen. Por triste que parezca, su vida ha estado tan llena de experiencias traumáticas, que sienten un deseo compulsivo de regresar a lo conocido, aunque eso conocido sea la infelicidad. Aprenden que “sentirse infeliz” es igual a amor y éxito.
En otros casos, los sentimientos de culpa parecen estar en el centro del problema; son personas que se sienten tan culpables o llenas de arrepentimiento por eventos de su pasado, que mejor optan por castigarse a sí mismos.
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Un mundo malo
También encontramos a lo que parecen vivir el sufrimiento de los demás como una misión de vida, que se compran el azote del mundo, y van por ahí diciendo cosas como:”¿Cómo puede ser feliz si hay niños que mueren de hambre en África, si hay tanto sufrimiento en Medio Oriente, si 47 ballenas quedaron atrapadas en una playa de Australia”.
Existe una teoría que considera esto. Los profesores Eduardo Andrade (de la Universidad de Berkeley) y Joel Cohen (de la Universidad de Florida) llevaron a cabo un estudio para evaluar por qué la gente ve películas de terror, y llegaron a la conclusión de que algunos se sienten felices al experimentar sentimientos negativos, como el miedo.
Lo mismo pasa con las personas que se sienten atraídas por los deportes extremos y otras actividades de riesgo que provocan terror.
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