Algunos mecanismos de defensa pueden ser una solución a un problema, y nuestro cuerpo nos da señales que no debemos de pasar por alto.
Nuestro cuerpo nunca está en nuestra contra. Toser, sudar, inflamarse o tener fiebre no son errores, son mecanismos de defensa. Carlos Ortiz, nuestro otorrinolaringólogo de cabecera nos va a explicar por qué el cuerpo nos cuida incluso cuando creemos que nos sabotea.
10 señales que tu cuerpo te da como mecanismo de defensa
Tos » Limpia tus vías respiratorias
La tos es un reflejo de defensa. Cuando algo —polvo, moco, bacterias o incluso comida— obstruye tus vías respiratorias, tu cuerpo reacciona con una “explosión” de aire para despejar el camino. No es el enemigo: es tu guardaespaldas con altavoces.
Diarrea » Expulsa toxinas y patógenos
Sí, es incómoda. Pero es el equivalente fisiológico a una evacuación de emergencia. El cuerpo detecta que algo adentro puede hacer daño —bacterias, virus, toxinas— y acelera todo para sacarlo antes de que cause más problemas.
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Sudores nocturnos » Desintoxica mientras el cuerpo descansa
Mientras duermes, tu cuerpo trabaja en modo reparación. Si suda, es porque está tratando de eliminar lo que ya no necesita o lo que lo está estorbando. El sudor es una vía silenciosa pero poderosa de limpieza interna.
Inflamación » Elimina toxinas y ayuda a sanar tejidos infectados
La inflamación no es un error. Es una alarma activa: más sangre, más células inmunes y más reparación en el área afectada. Duele, se enrojece y se hincha… porque ahí está ocurriendo una batalla para que tú te salves.
Celulitis » Almacena toxinas y grasa lejos de los órganos vitales
Aunque la vemos como algo estético, la celulitis puede ser el resultado de un sistema que busca protegerte. Cuando hay un exceso de toxinas o grasa, el cuerpo prefiere almacenarlas en la periferia (piel) y no cerca del corazón, el hígado o los riñones.
Ojeras oscuras » Señal de sobrecarga en la desintoxicación, estrés hepático o drenaje deficiente
No son solo por falta de sueño. Las ojeras pueden ser un aviso sutil de que tu hígado está trabajando horas extra, que necesitas hidratarte más o que tu sistema linfático no está drenando bien. Son señales, no defectos.
Inflamación de ganglios linfáticos » Contienen lo que el cuerpo no quiere que se propague
Los ganglios son filtros vivos. Cuando se inflaman es porque están reteniendo virus, bacterias o células dañinas. Se agrandan porque están haciendo su trabajo: contener el peligro antes de que se disemine.
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Fiebre » Mata patógenos, dilata vasos para transportar defensas y favorece la sudoración para eliminar toxinas
Aunque incómoda, la fiebre sube la temperatura para incomodar a los invasores. A muchos virus y bacterias no les gusta el calor. Además, la fiebre ayuda a mover las defensas por el cuerpo y abre la puerta a la desintoxicación a través del sudor.
Náuseas » Te advierte que dejes de comer algo dañino o que expulses toxinas
Ese “revoltijo” no es casual. Es una alerta clara de que lo que estás por tragar o lo que ya está en tu cuerpo no debería estar ahí. La náusea es tu instinto de autoprotección gritando: “¡No lo hagas!”
Cálculos renales » Son minerales y toxinas cristalizados que los riñones no lograron eliminar en solución
Cuando los riñones no pueden expulsar ciertos desechos en forma líquida, los cristalizan para evitar que circulen libremente y dañen otros órganos. Son dolorosos, sí. Pero también son una forma de contención.
Especialista: Dr. Carlos Ortiz. Médico Cirujano Egresado de la Universidad Anáhuac. Especialista en Otorrinolaringología y Cirujano de Cabeza y Cuello egresado del Hospital Español. Certificado por el Consejo de la Especialidad. International Fellowship en Cirugía Plástica Facial y Reconstructiva en la Universidad de Stanford USA.
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