De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) la alfabetización de los niños está a la baja y tiene que ver con la forma en la que están pasando el tiempo.
La pantalla es el nuevo dilema de la crianza y está afectando el desarrollo intelectual de los hijos, además de que está polarizando al mundo (mientras unos se la pasan horas frente a TikTok, muy pocos leen libros o se aburren)
Antes teníamos que preocuparnos por la televisión. Si crecieron en los 80 y 90, había horarios y canales para ver, ahora las familias están dando a sus hijos celulares cada vez más chicos y con eso, un universo de estímulos a un toque de distancia.
Lo que estamos perdiendo
La relación de los niños con las pantallas, en la era digital, es una batalla perdida si no establecemos límites claros desde el principio. Mientras nuestros hijos se sumergen en un mundo de vídeos de corta duración y gratificación instantánea, el arte de la lectura–que exige concentración, imaginación y paciencia– se está volviendo cada vez más ajeno para las nuevas generaciones.
El contraste es brutal. La pantalla es un seductor implacable, diseñado para mantenernos conectados, mientras un libro nos invita a desconectar para conectar con nuestra propia mente y esto es algo a lo que los papás con más educación le están sacando provecho, creando una brecha intelectual en las próximas generaciones.
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La brecha entre los ricos y los pobres
De acuerdo con The New York Times, salió un informe reciente en donde las puntuaciones de alfabetización de los adultos se nivelaron y empezaron a descender en la mayoría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en la última década, y algunos de los descensos más dramáticos se observaron entre los más pobres. Los niños también muestran una alfabetización decreciente y esto se debe al tiempo al que están pasando frente a las pantallas.
Maryanne Wolf, Académica de la Alfabetización, ha explicado que la alfabetización y la pobreza están correlacionadas. Y es que se acuerdo con varios estudios, los niños que vienen de familias de ingresos económicos bajos pasan más tiempo al día frente a las pantallas que los que sus papás tienen ingresos más altos (Aqui les dejamos el estudio estudio de 2019)
Según lo que dice el reporte, los jóvenes de Estados Unidos que venían de una familia que ganaba menos de 35.000 dólares al año (que en Estados Unidos se considera clase baja), pasaban más tiempo frente a las pantallas, tenían menos habilidad lectora y leían menos libros en comparación con sus compañeros que su familia superaba los 100.000 dólares anuales (considerados clase media alta o alta).
Esto se suma a lo que han revelado estudios publicados en el Parlamento Inglés, que explican indican que los niños que están expuestos a más de dos horas al día de tiempo de pantalla recreativo tienen peor memoria de trabajo, velocidad de procesamiento, niveles de atención, habilidades lingüísticas y función ejecutiva que los niños que no lo están.
¿Qué podemos hacer para que los hijos no pasen por estos problemas?
Lo bueno de todo esto es que, sin importar los ingresos de una familia, podemos ayudar a nuestros hijos a alejarse de esos problemas cognitivos. Nuestros especialistas en psicología infantil Juan Pablo Arredondo y Julia Borbolla nos ofrecen herramientas valiosas para esto y aquí se los dejamos:
El Efecto Dopamina
Nuestro querido Juan Pablo Arredondo nos ha explicado sobre el efecto que las pantallas tienen en el sistema de recompensa del cerebro de un niño. Los likes, los videos virales, las notificaciones… todo está diseñado para generar una dosis de dopamina que crea una adicción.
Su consejo es que: la coherencia es la clave. Si los padres no están en el mismo canal y no establecen un frente unido, las reglas se desmoronan y el niño termina imponiendo su voluntad. La autoridad de los padres no debe ser negociable en temas que impactan directamente el desarrollo de sus hijos.
El Modelo a Seguir
Por su parte, Julia Borbolla nos cuenta en que la mejor herramienta para limitar el tiempo de pantalla de los hijos es ser el ejemplo. ¿Cómo esperar que los hijos dejen el celular si no podemos hacerlo nosotras? Nos recuerda que los niños no solo escuchan lo que decimos, sino que observan todo lo que hacemos.
Borbolla sugiere establecer «horas muertas de pantallas» para toda la familia y explicar a los niños el «porqué» detrás de las reglas. Les da un sentido de participación y responsabilidad.
Cómo limitar las pantallas en casa: 3 acciones claras
Ahora, limitar suena muy fácil y bonito, pero a veces es difícil de hacer, por eso les damos 3 hacks para que lo pongan en práctica.
Definan zonas y horarios libres de tecnología: La mesa a la hora de comer es sagrada. Los dispositivos se quedan lejos. Y los cuartos deben ser un santuario libre de tecnología, donde el último acto del día sea la lectura o una plática, no el scroll.
Creen alternativas atractivas: No basta con quitar. Hay que ofrecer. Sustituyan el tiempo de pantalla con actividades que enciendan la curiosidad y la imaginación. El juego libre, una tarde en el parque, la exploración al aire libre, un juego de mesa. Hagan que sus hijos descubran el mundo analógico, con todas sus texturas y sorpresas.
Háganlo un compromiso familiar: La conversación es crucial. Hablen de las reglas y las consecuencias. Que los niños participen en la creación de los acuerdos. No se trata de un castigo, sino de un acuerdo que beneficia a todos, promoviendo la conexión y la presencia en la casa. La tecnología debe ser una herramienta, no una extensión de nuestro ser.
El verdadero regalo que podemos darles a nuestros hijos no es la última tecnología, sino el tiempo y la presencia, para que aprendan a vivir en el mundo real, con toda su riqueza y complejidad.