¿Cuántas de ustedes están en menopausia y se quieren meter cuanta cosa encuentran para calmar los síntomas? Pues hoy una de nuestras expertas en Martha’s Menopause Movement nos va a explicar qué sí y qué nunca.
Si hay un tema que nos une, nos desafía y que NECESITA ser puesto bajo la lupa de la evidencia, es la menopausia y es que hay unos mitos que creemos como verdades, por eso les vamos a dar una lista de suplementos que NO hay que tomar y que seguro les hacen más fácil la vida.
Los mitos y las verdades de la menopausia
Durante años, esta etapa –que ocurre en promedio a los 48 años en América Latina– ha estado rodeada de mitos, shame y, lo peor de todo, soluciones mágicas que, en lugar de ayudarnos, ponen en riesgo nuestro wellness y salud a largo plazo.
Según la World Health Organization, más de mil millones de mujeres a nivel mundial están en edad menopáusica. Para 2030, serán 1,200 millones, con 47 millones de nuevas mujeres entrando en esta fase ¡cada año! No es un tema menor; es un driver global de salud femenina.
Hablemos claro: el 80% de ustedes experimenta síntomas vasomotores —esos bochornos y sudores nocturnos que nos afectan el sueño, la productividad y el bienestar— y pueden durar hasta 10 años. Peor aún, con la caída de los estrógenos, nuestro riesgo de enfermedad cardiovascular se duplica y la pérdida de densidad ósea nos vuelve vulnerables a fracturas, elevando el riesgo de osteoporosis. Se estima que 1 de cada 2 mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura relacionada con la pérdida de masa ósea en su vida. ¡Es un dato que nos obliga a actuar con inteligencia!
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La trampa de la autosupementación
El problema es que, en la búsqueda desesperada por alivio y prevención, caemos en la trampa de la suplementación sin guía. La North American Menopause Society revela que el 63% de las mujeres en esta etapa consume al menos un suplemento. ¡Pero ojo! Más del 40% lo hace sin la supervisión de un especialista.
Aquí viene el fun fact que nos urge interiorizar: la Harvard Medical School advierte que hasta el 70% de los suplementos que se venden para la menopausia no tienen evidencia clínica sólida que respalde sus promesas. Es decir, estamos gastando tiempo, dinero y, potencialmente, arriesgando nuestra salud en cosas que no sirven.
Por eso, llamamos a la doctora Ana Kausel, una endocrinóloga de top que nos pone en check sobre esos suplementos que, aunque suenen a anti-aging o a remedio natural de TikTok, debemos evitar o, al menos, revisar con lupa durante esta etapa.
Suplementos que NO hay que tomar en la menopausia
La doctora Ana Kausel, Endocrinóloga en el Monte Sinaí en la Ciudad de Nueva York, nos dijo que: si van a invertir en su salud, debe ser en suplementos con una base científica sólida y en dosis personalizadas. A continuación, la lista de los productos que, a pesar de su fama, no tienen un lugar garantizado en su régimen de wellness menopáusico:
1. NAD (Nicotinamida adenina dinucleótido) — La “vitamina” de la longevidad
Se ha puesto de moda en el mundo del anti-aging como el shot para «rejuvenecer» y mejorar la energía celular. Nos promete retrasar el envejecimiento y mejorar el estado mental y físico.
La realidad: La mayoría de los estudios sólidos sobre NAD se han realizado solo en modelos animales. No existe evidencia clínica fuerte que demuestre que suplementarlo en ustedes, cuentahabientes, tenga beneficios reales y sostenibles. Los suplementos orales de NAD o sus precursores tienen baja biodisponibilidad, lo que significa que gran parte se pierde antes de llegar a las células. Es costoso, no se absorbe bien y, además, no sustituye la protección metabólica que nos daban los estrógenos. Los riesgos potenciales incluyen dolores de cabeza y molestias gastrointestinales, con efectos desconocidos a largo plazo.
2. Vinagre de Manzana — El “remedio natural” sin respaldo científico
Se ha vuelto un hit para perder peso, mejorar la digestión y «desintoxicar». Nos promete regular el azúcar en la sangre y favorecer el metabolismo.
La realidad: No hay estudios clínicos de calidad que demuestren que el vinagre de manzana ayude en absoluto con los síntomas de la menopausia. No tiene impacto en bochornos, salud ósea ni en el complejo metabolismo hormonal. Más allá de su uso como aderezo, consumirlo en altas dosis puede irritar el estómago y el esófago, erosionar el esmalte dental e, importantísimo, puede alterar la absorción de ciertos fármacos, incluyendo los usados para la presión o la diabetes. No es un tratamiento.
3. Vitamina C — El exceso innecesario
La amamos porque es esencial para el sistema inmune y la producción de colágeno. Es un best-seller como suplemento «preventivo».
La realidad: La mayoría de nosotras obtiene suficiente Vitamina C a través de una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras. No existe evidencia de que suplementarla en exceso durante la menopausia reduzca los bochornos o detenga significativamente la pérdida de colágeno asociada a la caída de estrógenos. El cuerpo, inteligentemente, elimina el exceso por la orina. La dosis elevada (más de 2,000 mg diarios) puede causar dolor abdominal, diarrea y, si tienen predisposición, un riesgo aumentado de cálculos renales. No es un suplemento milagroso.
4. Litio (en microdosis) — ¡Una tendencia peligrosa!
Este mineral se utiliza en psiquiatría en dosis estrictamente controladas para trastornos específicos. Sin embargo, en redes sociales, se ha popularizado en microdosis como «suplemento para el ánimo». Nos promete estabilizar emociones y prevenir la depresión.
La realidad: Cuentahabientes, ¡ALERTA MÁXIMA! El Litio NO es una vitamina ni un suplemento inocuo. Es un fármaco que requiere vigilancia especializada estricta. Su uso sin diagnóstico psiquiátrico no está avalado por estudios en mujeres menopáusicas. Incluso las «microdosis» pueden alterar la función tiroidea, renal o interactuar con otros fármacos. Jamás debe usarse como vitamina.
5. Black Cohosh (Cimicifuga racemosa) — La hierba engañosa
Es una hierba muy usada en productos naturales para aliviar bochornos y sudores nocturnos, prometiendo regular los cambios hormonales de forma «natural».
La realidad: Aunque algunos estudios pequeños muestran una ligera mejoría, los resultados son inconsistentes y la mayoría de los ensayos clínicos no encuentran diferencias significativas con respecto a un placebo. Lo más preocupante son los riesgos potenciales: se han documentado casos (aunque raros) de daño hepático. Aunque no actúa como estrógeno directamente, influye en receptores hormonales y su seguridad a largo plazo es incierta. No se confíen solo porque se vende como «natural».
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El riesgo de la desregulación
La industria de suplementos para la menopausia es un Wild West de productos que prometen alivio natural. Suelen contener mezclas de hierbas como el Cohosh negro, trébol rojo o dong quai, junto con vitaminas en dosis no reguladas.
El problema es que estos productos no están regulados estrictamente como fármacos, lo que significa que no se garantiza su seguridad, pureza ni eficacia. Estudios independientes han demostrado que las dosis reales difieren de las etiquetas y, en ocasiones, puede haber contaminación con otras sustancias. Estos cocteles herbales pueden interactuar con fármacos esenciales (anticoagulantes, antihipertensivos o terapias hormonales).
La Harvard Medical School es clara: estos suplementos no deben ser sustitutos de tratamientos clínicamente probados.
¿Entonces, qué SÍ? suplementos aliados (con guía)
La menopausia nos exige ser estratégicas. La doctora Kausel recuerda que hay aliados clave que, si tenemos déficit y bajo supervisión, son vitales:
- Vitamina D: Su deficiencia afecta al 60-80% de las posmenopáusicas en América Latina. Es clave para los huesos, el sistema inmune y el ánimo.
- Calcio: Imprescindible para la salud ósea, dada la rápida pérdida de densidad en los primeros años.
- Omega-3: Fundamental para la salud cardiovascular, cuyo riesgo aumenta post-menopausia.
- Magnesio: Un calmante natural que apoya la función hormonal.
Antes de tomar cualquier cosa, cuentahabientes, ¡hagan sus exámenes de laboratorio! Es fundamental que acudan con su ginecóloga o endocrinóloga para hacerse un análisis de sangre y personalizar la dosis. No todas necesitamos lo mismo. La suplementación no sustituye una alimentación balanceada ni el ejercicio.