Hoy les vamos a hablar de algo que nos toca el corazón y, sobre todo, nos llama a la acción: el cuidado de nuestro entorno y la presa de Dolores.
Recientemente, Martha Debayle se a unió a la iniciativa que la llenó de orgullo y que tiene que ver con un lugar icónico: la Presa de la Barranca de Dolores, ubicada en el corazón del Bosque de Chapultepec. Y es que, aunque vivamos en una de las ciudades más grandes y vibrantes del mundo, la naturaleza que nos rodea necesita de nosotras, ¡y vaya que hay que hacer algo!
Dos toneladas de basura en un espacio pequeño
La noticia es impresionante: durante una jornada de saneamiento en la Presa de Dolores (a la que invito Martha a través de sus redes sociales) se logró quitar nada menos y nada menos que dos toneladas de basura. Leyeron bien, ¡dos toneladas! Esto no es solo un número, es un espejo de la cantidad de residuos que terminan en nuestros cuerpos de agua, afectando la biodiversidad y, por supuesto, la calidad de vida de quienes vivimos cerca.
La jornada fue un esfuerzo conjunto increíble. La Alcaldía Miguel Hidalgo, junto con vecinos y voluntarios, se unieron para llevar a cabo esta limpieza. Fue inspirador ver a tantas personas dedicadas a devolverle a este espacio natural la dignidad que se merece.
Dato: La Presa de la Barranca de Dolores es un punto vital en la ecología de Chapultepec. Al limpiarla, no solo la embellecemos, sino que también contribuimos a mejorar la salud de todo el ecosistema del Bosque.
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El impacto de la contaminación
La basura que flota o se asienta en presas como la de Dolores no es solo un problema visual. Es una amenaza real para la fauna local y la calidad del agua. El plástico, el unicel y otros desechos tardan cientos de años en degradarse y, mientras lo hacen, liberan sustancias tóxicas que contaminan el agua y el suelo.
Además, imaginen lo que sucede cuando llueve. Toda esa basura puede obstruir el flujo natural del agua, lo que aumenta el riesgo de inundaciones en zonas aledañas. En resumen, limpiar la presa es un acto de prevención y de amor propio como comunidad.
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Un llamado a la responsabilidad y el compromiso
Ahora, cuentahabientes, esta nota no es solo para aplaudir la labor de la brigada (que fue maravillosa), sino para hacernos una pregunta incómoda: ¿Cómo llegó esa basura ahí?
Aquí es donde entra el factor responsabilidad y algo de lo que hablamos con Max Kaiser (aquí la conversación). La Presa de Dolores no es un basurero, es parte de nuestro patrimonio natural. Y aunque la limpieza haya sido un éxito, la verdadera meta es que no haya necesidad de hacerla de nuevo. La solución más profunda no está en la jornada de limpieza, sino en cambiar nuestros hábitos cotidianos.
- Menos es más: busquen reducir el consumo de plásticos de un solo uso. Sé que es un reto en nuestra vida a mil, pero cada pequeña elección cuenta. Llevar su termo reutilizable, decir «no» a las bolsas de plástico extra, o comprar productos con menos empaque.
- Separar y reciclar: asegúrense de separar sus residuos en casa de forma correcta. Cuando la basura se maneja bien desde el origen, hay menos posibilidades de que termine contaminando un cuerpo de agua.
- Educación con el ejemplo: como mujeres, madres, tías, o simplemente líderes en sus círculos, tenemos el poder de inspirar. Enseñen a los más jóvenes la importancia de no tirar basura en la calle, en los parques, o cerca de los desagües. El cambio empieza en nuestra casa, y se extiende a la comunidad.
- Hagan algo por el lugar en donde viven: aunque está bien que pidamos a las autoridades que hagan algo por la limpieza de donde vivimos, es importante que tengamos en cuenta que nosotros también podemos sumarnos a la causa como limpiar o no tirar basura en todas partes.
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El efecto del cuidado ambiental
La limpieza de la Presa de Dolores es un recordatorio de que somos parte de un todo. El bienestar de un ecosistema tan grande y emblemático como Chapultepec está directamente relacionado con nuestras acciones más pequeñas. Cuando nos involucramos en este tipo de causas, estamos haciendo mucho más que recoger basura: estamos regenerando nuestro entorno y sembrando una semilla de conciencia colectiva.
Cuentahabientes, así como nos ocupamos de nuestra salud mental y nuestra alimentación, es momento de integrar el cuidado ambiental en nuestra rutina de wellness total. El planeta es nuestra casa, nuestro santuario, y su limpieza y salud son un reflejo directo de la nuestra.
¡Sigamos demostrando que las acciones de amor por nuestro entorno son las que verdaderamente nos empoderan! Consulten los programas de voluntariado de su alcaldía o de fundaciones ambientales. Hay muchas maneras de ayudar, y el momento es ahora.
