Seguramente muchos de ustedes vieron «The Substance», la película de Demi Moore, pues uno de nuestros especialistas les va a dar el insight de la película desde la psicología.
La dismorfia corporal puede causar un daño irreparable en las personas, especialmente aquellas que están siento atacadas constantemente en redes sociales con tantos cuerpos perfectos, y ese es uno de los problemas que proyecta la película.
Armando Barriguete, Doctor en Psicoterapia Psicoanalítica por la Asociación Psicoanalítica Mexicana, nos va a explicar qué onda con estos problemas y cómo podemos atacarlos si alguien que conocemos los está padeciendo.
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¿De qué trata «The Substance»?
La trama sigue a Elisabeth Sparkle (Demi Moore) la host de 50 años de un programa de televisión fitness, quien es despedida por su jefe bajo el argumento de que debido a su edad ya no es atractiva para su audiencia.
Entonces, un misterioso enfermero le ofrece la solución a sus problemas: una sustancia inyectable que la transformará en su mejor versión y convertirs en Sue, personaje que interpreta Margaret Qualley.
Ella acepta, y aunque al principio todo marcha perfectamente, cuando comienza a abusar de la dosis, enfrenta una serie de efectos secundarios bastante perturbadores.
¿Qué es la dismorfia corporal?
La dismorfia corporal (BDD, por sus siglas en inglés) es un trastorno mental en el cual la persona tiene una preocupación obsesiva por defectos físicos percibidos, generalmente mínimos o inexistentes. Este trastorno puede afectar gravemente la calidad de vida, interfiriendo en las actividades diarias y relaciones sociales.
Se estima que afecta entre el 1% y el 2% de la población mundial, siendo más común en mujeres, aunque también se presenta en hombres.
Causas subyacentes del trastorno
Factores psicológicos: La baja autoestima y experiencias traumáticas en la infancia, como el bullying, son desencadenantes frecuentes. Las personas con BDD suelen tener una percepción distorsionada de sí mismas, vinculando su valor personal con la apariencia física.
Factores biológicos: Se ha identificado una correlación con desequilibrios en los niveles de serotonina, lo que sugiere una predisposición genética o neurológica.
Influencia social y cultural: La presión de cumplir con estándares de belleza inalcanzables, especialmente promovidos por las redes sociales y los medios de comunicación, exacerba la insatisfacción corporal. Esta presión es particularmente fuerte en culturas que valoran la juventud y la delgadez.
¿Qué hay detrás de la obsesión?
Distorsión cognitiva: Las personas con BDD tienen patrones de pensamiento negativos que exageran los defectos percibidos. Esto puede llevar a conductas repetitivas, como mirarse constantemente al espejo o buscar cirugías estéticas.
Perfeccionismo extremo: Existe una búsqueda constante de un ideal inalcanzable, lo que genera frustración y ansiedad. Esta obsesión con la perfección puede derivar en un ciclo interminable de intervenciones estéticas y dietas extremas.
Refuerzo negativo: Cada procedimiento o cambio en la apariencia ofrece una satisfacción temporal, pero rara vez resuelve la insatisfacción subyacente. Esto refuerza la necesidad de más modificaciones, creando un ciclo adictivo.
Consecuencias emocionales y sociales
Aislamiento social: La vergüenza por la apariencia puede llevar a evitar situaciones sociales o relaciones íntimas. Esto aumenta el riesgo de depresión y otros trastornos de ansiedad.
Impacto en la salud mental: Las personas con dismorfia corporal tienen un alto riesgo de desarrollar trastornos alimenticios, depresión mayor e incluso pensamientos suicidas. Estudios muestran que el 80% de los pacientes con BDD presentan ideas suicidas.
¿Por qué es bueno ir al psicólogo?
El tratamiento más efectivo para la dismorfia corporal es la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a los pacientes a identificar y modificar patrones de pensamiento distorsionados.
También se pueden usar medicamentos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), para tratar los síntomas de ansiedad y depresión asociados.
La obsesión por la juventud y la perfección física refleja no solo un problema individual, sino un desafío cultural. Es esencial promover una imagen corporal saludable y cuestionar los estándares de belleza impuestos, fomentando la aceptación personal y el bienestar mental.
Especialista: Armando Barriguete. Doctor en Psicoterapia Psicoanalítica por la Asociación Psicoanalítica Mexicana. Consultor de trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición. Director Fundador de Clínica Ángeles de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Autor del libro “Para entender la alimentación” de Nostra Ediciones.
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