Invité a mi querida Elisa Quijeiro para que nos hable sobre estos mitos, fun facts y las razones por las que hacemos lo que hacemos durante estas fechas.
¿QUÉ FESTEJAMOS?
Bueno, la respuesta es obvia y prácticamente todo el mundo la sabe: “el nacimiento del niño Jesús”. ¡Ah, pero no hay ningún indicio, ni hecho histórico o sustento religioso que nos compruebe que Jesús nació el 25 de diciembre!
De hecho, lo más seguro es que haya sido el 5 de abril o alrededor de esas fechas (por el registro del movimiento de los planetas, de un cometa y por el clima –los pastores jamás hubieran podido estar al aire libre en invierno)
Entonces ¿por qué celebramos navidad en diciembre y el día 25? Eso fue idea del emperador Constantino (alrededor del siglo III) y por herencia totalmente pagana, tanto de los pueblos del norte como los mismo romanos (por aquello del solsticio de invierno).
Los cristianos no festejaban los cumpleaños, ni tenían evidencia de cuando había sido el de Jesús. No les era importante. Las fuentes de su nacimiento están en Mateo y Lucas, los evangelistas, pero los dos cuentan versiones distintas y ninguno habla de fechas:
Elegir esa fecha fue idea de Constantino, el emperador Romano que vuelve legal el cristianismo. Su madre Santa Elena, es la primera que inaugura los viajes a Tierra Santa (un poco por su Fe y otro poco porque corría el rumor de que había asesinado a su nuera, que era Cristiana Arriana).
Bueno, el caso es que es Elena la primera que va a Tierra Santa y trae todo tipo de reliquias que después van a ser tan importantes en la Edad Media –las iglesias o catedrales más importantes eran las que tenían una reliquia (restos santos de algo) que adorar.
Es también Santa Elena la que determina, según ella donde nació Jesús en Belén y levantó ahí un gran Templo que hoy es inmensamente visitado, al igual que el de la Anunciación en Nazareth (sXII)
Porque nació como fiesta del pueblo: literal desahogo, bebida, comida, baile, festejo en grande y después se le agregó que era el nacimiento de Jesús.
Prácticamente TODOS los pueblos de la antigüedad festejaban algo en el solsticio de Invierno: el día más corto del año y la noche más larga. Por superstición (miedo) y por esperanza (luz y vida): festejaban la noche, pero también la salida del sol.
La quema del Yule o las festividades del Yule, eran invernales y son las que se encuentran más relacionadas con lo que hacemos hoy. Pertenecía a los antiguos pueblos germanos:
Los romanos tiempo después retoman las grandes hogueras invernales de los antiguos nórdicos, pero con otro sentido que también machaba con el solsticio de invierno:
EL ÁRBOL – viene desde el Yule y los nórdicos, y después le han dado todo tipo de explicaciones porque los cristianos lo adoptaron (según fuentes de ellos mismo L’Osservatore Romano):
Los primeros cristianos que querían separarse de los fiestones “mitad paganos y que no tenían que ver con el nacimiento de Jesús”, hacían largas misas el 24 por la noche llevando la contemplación a otro nivel, esto daría paso a las tradicionales misas de gallo y a las posadas en nuestra región.
Santa Claus o Papá Noé según el país que lo celebre. Su creador es un neoyorquino de origen Holandés, Clemen Clark Moore en 1822 y su poema original de 56 versos «Una visita de San Nicolas o la noche antes de Navidad» (era un académico amante de la poesía) y mezcla varias tradiciones del viejo continente con su imaginación y fantasía cambiando para siempre el rostro navideño:
En su poema decía Happy Christmas y son las editoriales las que lo cambian a Merry Christmas. El atuendo rojo y demás atributos de hoy como el color del traje, botas, cinturón, pipa y los elfos, así como el Polo Norte se deben al ilustrador también neoyorquino Thomas Nast quien también inventó la imagen del Tío Sam, que en 1862 lo ilustró para «Harper’s Weekly» y cada año le agregaba detalles.
Quienes lo convierten en el gran vendedor son los almacenes en creciente crecimiento, concretamente el primero fue Macy’s en su publicidad de mediados del silgo XIX que entonces era Macy and Co, y aparece como un Santa Claus holandés bajando de una chimenea.
Lo heredamos desde los romanos que se daban regalos en esa noche del 25 de diciembre; en su fiesta del Sol Invictus; también los antiguos germanos se intercambiaban algunas cosas de comer o de lo que hacían ellos mismos.
La coincidencia con Janukah –fiesta de las luces judías–: luces encendidas por recordar el milagro de Dios de mantener encendida una vela de aceite 8 días cuando solo podía durar 1. Por eso se prenden 8 velas, una por día y en muchas casas se les dan regalos a los niños, uno por día o bien, los abuelos compran un gran regalo para los niños. “Los milagros de Dios son sus regalos a los hombres” y eso recuerdan dando entre ellos regalos.
Las dos tienen el mismo origen: LA EVANGELIZACIÓN: los españoles llegados a la Nueva España tenían por mandato de los reyes y el Papá –que había financiado parte de los viajes de conquista-: castellanizar y evangelizar (también los portugueses pero ellos no lo obedecieron).
A diferencia de lo que muchas veces se cree “¡qué barbaros que vinieron a imponer su religión!. Sin las órdenes mendicantes que llegaron a México (franciscanos, dominicos y carmelitas) los abusos de los españoles hubieran sido tremendamente mayores –ellos delataron a los encomenderos avisando a España–.
A los autóctonos les habían quitado lo suyo –sus tradiciones y creencias, eso ya era un hecho-; los frailes por el contrario les daban lo que para ellos era lo más importante, en lo que ellos creían –Jesús y su palabra– y como no se daban a entender utilizaron el teatro (pastorelas) y la música (letanías, villancicos) para llegarle a los indígenas.
Primero son las pastorelas (interpretaciones del nacimiento de Jesús con buenos y malos en la historia) y después las posadas, el relato actuado por todos los invitados del camino que hicieron José y María para que naciera el niño.
Se atribuyen a Fray Diego de Soria; se realizaron a finales del siglo XVI, se les llamaba en ese entonces primeras “jornadas”, y se hacían en el convento de Acolman, para recordar el camino de José y María de Nazaret a Belén. Después en las calles y demás conventos; en el SXIX se instalaron en las casas.
Durante el México prehispánico celebraban el advenimiento de Huitzilopochtli (Dios de la Guerra) durante la época invernal o Panquetzaliztli, que iba del 17 al 26 de diciembre, que coincidía con la época donde los europeos celebraban la Navidad. Estas celebraciones fueron cambiando una vez que el pueblo fue evangelizado y la imagen de Huitzilopochtli fue sustituida por la de José y María.
Qué se hacía y que ya no: por ejemplo eran 7 (no nueve), como siete son los pecados capitales, y siete los picos de la piñata, se rezaba el rosario tras la letanía, la música era en vivo, se daban como regalos canastas de porcelana o palma. Hoy, lo sabemos son fiestas y ya rara vez se canta “la posada” que era su origen.
Otros símbolos y orígenes, La Piñata – su origen es chino, luego italiano y al final llega por los españoles. Implica tentación, fe y salvación.
Fuente: Elisa Queijeiro, Humanista Consulta a nuestra especialista