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¿Qué hay detrás de comer por antojo?

¿Conocen o son personas que les da por comer por antojo? Nuestro Neuropsicólogo, nos va a explicar qué onda con esto y cómo cambiar.

junio 23, 2025

¿Les ha pasado que empiezan a comer por antojo? ¿Sabían que viene desde nuestro cerebro y algunas emociones? Pablo León, Neuropsicólogo, nos va a explicar todo.

Casi el  90 % de las personas experimentan antojos: 97 % son mujeres y 68 % son hombres, y el chocolate es el alimento más deseado, seguido por sabores dulces y salados, de acuerdo con Psychology Today, pero ¿qué hay detrás de comer por antojo?

Entre el 5 % y el 10 % de la población tiene adicción a la comida ultraprocesada y dulce, según Addiction Group (plataforma dedicada a proporcionar información y recursos sobre tratamiento, rehabilitación y recuperación de adicciones).

En 2023 se consumieron unas 176 millones de toneladas de azúcar a nivel mundial, con un crecimiento anual y expectativas de subir a 185 millones en 2025, de acuerdo con Statista. En México: Durante la cena es cuando se consumen más postres: representan el 41% de las veces, seguido de entre comidas (en especial por las tardes) 37% y por las mañanas 22% (impulsado por las gelatinas).

Postres que más se consumen en México:

  • 25% Pasteles y pays
  • 21% Gelatinas en sus distintas formas y sabores
  • 15% Hot cakes, waffles, crepas y pan francés (no son solo parte del desayuno, también se consumen como postres)
  • 10% Frutas con crema o chamoy
  • 9% Dulces típicos mexicanos

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¿Qué hay de comer por antojo?

Comprender la biología cerebral puede ayudarnos a controlar los antojos de azúcar. Para muchos de nosotros, el postre no es solo un capricho; es un ritual.

Una bola de helado o un pedazo de pastel satisfacen un antojo más profundo que el hambre, y es que resulta que hay un circuito neuronal en el cerebro que anula las señales de saciedad del cuerpo y alimenta los antojos de azúcar. Al conectar con los mismos receptores a los que se dirigen los opioides, no es raro que el postre sea tan difícil de resistir.

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Hambre vs. antojos

El hambre es la forma en que el cuerpo nos dice que comamos. Los niveles bajos de azúcar en sangre, nutrientes y energía desencadenan la liberación de hormonas como la grelina y otros mensajeros químicos que permiten la comunicación entre el intestino y el cerebro.

Esta conexión entre el intestino y el cerebro es la que nos permite saber que es hora de comer. Los antojos, por otro lado, a menudo tienen poco que ver con el hambre. Por ejemplo, cuando empiezas a soñar despierto con un pastel de chocolate o unas papas a la francesa, puede que tu cuerpo no tenga hambre en realidad.

Los antojos tienen su origen en el cerebro. Las emociones, el estrés o estímulos sensoriales como los olores y la vista pueden desencadenarlos.

Nuestros antojos también se moldean a través de nuestros hábitos. Cuanto más disfrutamos de un alimento en particular, más difícil se vuelve resistirse. Por ejemplo, cuando tienes hambre, casi cualquier cosa suena increíble. Cuando se te antoja un alimento específico, como el chocolate, nada más te basta.

Esto se debe a que el sistema de recompensa del cerebro impulsa nuestros antojos. Regiones como el hipocampo y la corteza prefrontal, involucradas en la memoria, el placer y la motivación, liberan neurotransmisores de dopamina para reforzar las buenas sensaciones asociadas con el consumo de ciertos alimentos. Los alimentos ricos en sal, grasa y azúcar son los principales culpables.

¿Por qué tenemos antojo de azúcar?

El azúcar es la fuente de energía más rápida del cuerpo. Los azúcares naturales, como los que se encuentran en las frutas, la leche y los alimentos que contienen azúcar de mesa, aumentan los niveles de glucosa en sangre, que puede descomponerse para obtener energía.

Este aumento temporal de energía desencadena un aumento de dopamina en el cerebro. Las personas suelen tener antojo de azúcar cuando están estresadas, ansiosas o tristes, ya que también les proporciona un mejor estado de ánimo temporal.

A diferencia de los alimentos ricos en sal o grasa, el antojo de azúcar parece intensificarse cuando ya se está saciado. Resulta natural terminar cada comida con un postre. Nuestro antojo innato por un dulce podría tener más que ver con la neurobiología que con la costumbre o la tradición.

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Caso de estudio 

Un estudio realizado en Alemania, publicado en Science, descubrió que incluso los ratones se dan el gusto de comer postre.

Tras un ayuno nocturno, los ratones de este estudio recibieron una comida básica. Se les dio 90 minutos para comer hasta saciarse. Una vez que terminaron de comer, el equipo ofreció a cada ratón un dulce. Al poder elegir entre más comida o dulces, los ratones consumieron casi seis veces más calorías de azúcar.

Mientras los ratones comían, el equipo utilizó fotometría de fibra para rastrear la actividad neuronal en sus cerebros y descubrieron un circuito neuronal que comienza en el hipotálamo, una región profunda del mesencéfalo que regula la saciedad, y se extiende hasta los centros de recompensa involucrados en el placer y la motivación.

Las neuronas del hipotálamo se activan cuando el animal está saciado, liberando una sustancia química llamada hormona alfa-estimulante de los melanocitos. Esta hormona reduce el apetito y ayuda al animal a dejar de comer.

La introducción de azúcar parece desencadenar el efecto contrario. El olor o la visión de alimentos azucarados estimula la liberación de otra hormona llamada ꞵ-endorfina.

Esta hormona se une a los receptores opioides en las regiones de recompensa del cerebro y bloquea las señales de saciedad. En lugar de aumentar el hambre general, aumenta el apetito del animal por el azúcar. Los alimentos ricos en grasas también activaron este circuito, pero no en la misma medida que el azúcar.

Control de los antojos de azúcar

El equipo descubrió que podían influir en el comportamiento alimentario de los ratones mediante optogenética, una técnica que activa y desactiva genes y neuronas específicos. Silenciar las neuronas del circuito de recompensa del azúcar redujo el apetito de los animales por dulces azucarados.

En otro experimento, los ratones pudieron elegir entre dulces con sabor a cereza y limón elaborados con edulcorantes artificiales. El equipo logró influir en el sabor que preferían los animales al potenciar este circuito en respuesta a un dulce en lugar del otro.

Este circuito de recompensa del azúcar también existe en humanos. Las imágenes cerebrales muestran que comer algo dulce después de una comida completa activa áreas similares del cerebro.

Es probable que tengamos un mecanismo cerebral similar que procesa las recompensas del azúcar y comprender cómo funciona este circuito podría ser la clave para controlar los antojos persistentes por algo dulce. Resistirse a los alimentos ricos en calorías y azúcares tiene menos que ver con la fuerza de voluntad y más con la configuración de nuestro cerebro.

Equilibrar cada comida con proteínas, fibra y grasas saludables puede ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en sangre y reducir el deseo de azúcar del cerebro.

Entonces, la próxima vez que sientas que te entran ganas de comer algo dulce, prueba un snack equilibrado y rico en nutrientes que te ayude a controlar esos antojos de azúcar antes de que te dominen.

Especialista: Pablo León. Médico cirujano especialista en psiquiatría y neuropsiquiatría. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y jefe del laboratorio de psiquiatría experimental del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.

TW: @psiquiatrialrs / IG: @psiquiatrialrs / WEB:psiquiatrialrs.com / T. 55 1545 4240

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