Hablemos de cómo Netflix nos metió a todos en terapia sistémica sin avisar y ahora van a querer constelar a su familia.
Hay series que se ven con palomitas. Y hay otras, como “La historia de mi familia” (Netflix), que se ven con klenex, libretita de apuntes y si se puede, con la psicóloga junto. Porque, seamos sinceros: una empieza viéndola por el drama italiano y el soundtrack y de pronto ya está googleando “¿cómo saber si mi bisabuelo me heredó su culpa?”, “terapia de constelaciones cerca de mí” o «cómo constelar a la familia?».
Sí, así de fuerte está el asunto.
La premisa parece sencilla: el papá (Fausto) se enferma y los hijos tienen que “hacerse cargo”. Hasta ahí todo suena a típico drama familiar. Pero no. Aquí cada escena es una clase intensiva de constelaciones familiares, versión sin manual pero con mucho trauma generacional.
Y lo más impactante es que no necesitas tener una familia disfuncional para identificarte (aunque, seamos honestos, ¿quién no tiene una familia disfuncional?). Basta con haber sentido que estás cargando con cosas que ni siquiera viviste tú, para que esta serie pegue.
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Spoiler sin spoilers: el verdadero protagonista es el árbol genealógico
Mientras Fausto intenta enfrentar su enfermedad, los secretos comienzan a salir: duelos no resueltos, hermanos enfrentados, heridas invisibles, pactos silenciosos, y mucho de ese “yo no sé por qué siempre me pasa esto” que después entendemos que viene del bisabuelo, que a su vez… Bueno, ya saben cómo va el asunto.
Y ahí es cuando empieza a hacer sentido todo eso que nos suena medio esotérico pero que tiene una lógica poderosa: las constelaciones familiares. Esa mirada que dice que muchos de nuestros problemas no son nuestros, sino del sistema familiar que habitamos. Que lo que no se dice, se actúa. Y que lo que se oculta, se repite.
Bienvenidos al mundo de las lealtades invisibles
A ver si les suena:
- El hijo que siempre “tiene que” cuidar a todos aunque nadie se lo pida.
- La hija rebelde que se va del país pero sigue repitiendo los patrones de mamá.
- El hermano que no encuentra su lugar ni aunque se cambie de continente.
En la serie, todo eso está ahí. Y no porque alguien lo haya planeado, sino porque, como diría cualquier facilitador de constelaciones: el sistema busca equilibrio. Aunque sea a través del caos.
La serie que les hace querer constelar a su familia
Quizá lo más impactante de “La historia de mi familia” es que nos muestra cómo los dolores no expresados se transmiten. El trauma no se esfuma con el tiempo, solo cambia de forma. Si el abuelo vivió con culpa, el nieto puede cargar con ansiedad sin saber de dónde viene. Si una abuela perdió a un hijo y nunca lo lloró, una generación después alguien puede estar sintiendo un vacío sin nombre.
Y no lo decimos para dramatizar (eso lo hace la serie mejor que nosotros), sino porque, después de ver un par de capítulos, una empieza a preguntarse: ¿y si mis bloqueos no son solo míos? ¿Y si mis elecciones amorosas, laborales o emocionales tienen más que ver con mi familia que con mi signo zodiacal?
¿Qué es constelar y porqué todo el mundo habla de eso?
Constelar no es magia, pero casi. Después de esta serie, más de uno va a terminar en su primer taller preguntando por “esa técnica donde pones gente en el centro y se arma un drama familiar en 10 minutos”. Y sí, puede sonar raro al principio, pero ver en vivo cómo se representa un sistema familiar puede ser más revelador que diez años de excusas tipo “yo soy así”.
Lo hermoso (y lo fuerte) de constelar es que te pone frente a frente con verdades que no sabías que necesitabas ver: quizás nunca tomaste a tu madre tal como es, quizás estás pagando una deuda emocional que no es tuya, quizás te estás castigando por fidelidad a alguien que ni conociste.
Y no, no hay que “creer” en constelaciones como quien cree en el horóscopo. Solo hay que tener curiosidad, humildad y apertura para mirar lo que duele.
¿Te resuena? El primer primero ver la serie. Pero verla de verdad, no en modo ruido de fondo mientras vemos Instagram. Luego, hacernos preguntas:
- ¿Qué patrones se repiten en mi familia?
- ¿De quién estoy tomando carga?
- ¿A quién excluimos y por qué?
Y si algo se nos mueve, tal vez es momento de constelar. No por moda, no porque esté de moda —aunque sí lo está—, sino porque entender de dónde venimos puede ayudarnos a cambiar hacia dónde vamos. Porque sí, podemos vivir sin saber de dónde viene todo… pero vivir con consciencia es otro nivel.
Y si una serie lo puede despertar, bienvenida sea. ¿Ya la vieron? ¿Apenas van a empezar? ¿A quién sintieron que estaban representando sin querer queriendo? ¿Les dieron ganas de constelar o de mandar un mensaje incómodo al chat familiar?