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¿Por qué México se inunda y qué podemos hacer para evitarlo?

Un experto en hidráulica nos explica las razones por las que México se inunda más allá de la orografía.

octubre 17, 2025

Todos hemos visto las imágenes del centro del país pero ¿por qué México se inunda y qué podemos hacer para evitarlo? Un Doctor en Hidráulica responde.

Las imágenes que nos llegan del centro y sureste de México tras las lluvias intensas no son las típicas de una temporada de lluvias; son el reflejo de una crisis estructural profunda que hemos ignorado por décadas y que hoy nos está cobrando una factura demasiado alta.

No estamos hablando de un fenómeno aislado, sino de una emergencia nacional que expone la fragilidad de nuestra infraestructura y la falta de visión en nuestra planificación urbana. Es momento de dejar de señalar al cielo y comenzar a analizar qué estamos haciendo mal en la tierra.

¿Por qué México se inunda y qué podemos hacer para evitarlo?

Los datos son fríos y duros, cuentahabientes, y nos obligan a reaccionar. Este mes, las inundaciones han dejado un saldo trágico:

  • Se han reportado al menos 70 fallecimientos y 72 personas desaparecidas. Detrás de cada cifra hay una familia devastada.
  • Más de 100,000 viviendas han resultado afectadas, y más de 1,000 kilómetros de carreteras federales han sufrido daños. ¿Se imaginan el impacto económico y emocional en estas comunidades?
  • Además, más de 320,000 usuarios se han quedado sin energía eléctrica, paralizando la vida cotidiana y las actividades esenciales.

Los estados más afectados por la lluvia son:

Estado Municipios Afectados Víctimas Mortales Desaparecidos Zonas Críticas
Veracruz 40 30 18 Álamo, Poza Rica
Hidalgo (N/A) 21 49 (Varios)
Puebla 23 18 5 (Varios)

La realidad es que, si bien fenómenos como huracanes y tormentas tropicales son parte de nuestro clima, la magnitud del desastre no es un accidente. Es la consecuencia de una combinación letal de factores naturales y, sobre todo, de errores humanos que se repiten año tras año.

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La perfecta tormenta: factores naturales vs. errores de planeación

México se encuentra en una zona de alta pluviosidad, con un clima tropical húmedo que concentra lluvias intensas entre junio y octubre. Nuestra orografía, con ríos caudalosos que descienden de las montañas, facilita los desbordamientos en zonas bajas. Sin embargo, estos factores naturales solo explican el detonante. La vulnerabilidad es obra nuestra, cuentahabientes:

  1. Urbanización desordenada: Hemos construido donde el agua solía descansar. El crecimiento urbano se ha comido humedales, llanuras de inundación y otras áreas naturales de absorción. Cuando el agua llega, simplemente no tiene a dónde ir.
  2. Drenaje colapsado: Nuestros sistemas pluviales no están diseñados para lluvias extremas (ni para la basura). La falta de mantenimiento constante provoca que el drenaje, taponado por desechos y sedimentos, colapse con la primera tormenta fuerte, convirtiendo nuestras calles en ríos temporales.
  3. Deforestación en cuencas altas: La tala de bosques es un crimen contra la resiliencia. Los árboles retienen el agua y previenen la erosión; sin ellos, el agua corre a una velocidad brutal desde las partes altas hacia las ciudades y los valles.
  4. Infraestructura insuficiente: Los bordos, presas y canales de alivio son pocos y no siempre están bien mantenidos. Hay una clara falta de infraestructura resiliente que pueda hacer frente a la intensidad climática que ya es la «nueva normalidad».

El análisis del caos: Poza Rica e Hidalgo

Para dimensionar el problema, detengámonos en los casos de Poza Rica, Veracruz, y el estado de Hidalgo, donde el daño ha sido catastrófico.

Poza Rica, con una precipitación anual altísima, se encuentra cerca de la cuenca del río Cazones. Sin embargo, la inundación de octubre de 2025, con acumulaciones de más de 200 mm en pocas horas, no fue solo por el río. La tragedia en esta ciudad es la muestra perfecta de la urbanización irresponsable:

  • Relleno de zonas bajas: Se han rellenado terrenos naturales que servían como esponjas (antiguas lagunas o llanuras). Al quitarle su función natural, el agua busca su cauce, inundando colonias populares y el centro urbano.
  • Drenaje obsoleto: Sus alcantarillas y canales no fueron diseñados para la magnitud de lluvia actual y la obstrucción constante por basura agrava el problema.

La combinación de un fenómeno climático extremo con una planificación que le da la espalda a la naturaleza es lo que genera una inundación masiva.

Por otro lado, Hidalgo sufrió lluvias históricas por los remanentes de huracanes, y al igual que en Veracruz, la alta acumulación de más de 200 mm en el suelo ya saturado provocó escurrimientos violentos. Aquí, la geografía accidentada juega un papel crucial, pero agravado por:

  • Deforestación en la sierra: La tala descontrolada en regiones como la Sierra de Tenango acelera el flujo del agua hacia los valles, causando deslaves y desbordamientos en ríos como el Tula y el Rosas.
  • Comunidades en riesgo: Muchas comunidades se desarrollaron cerca de ríos o en laderas sin la infraestructura adecuada. Cuando el río se desborda, no hay manera de contenerlo.
  • Desarrollo sin estudio: Al igual que en Poza Rica, el avance urbano no respeta los estudios hidrológicos, multiplicando el daño en municipios como Tula, Tepeji e Ixmiquilpan.

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Las 5 soluciones impostergables que debemos tomar en cuenta

No podemos quedarnos en el análisis. Las inundaciones no son un destino, son un problema que exige soluciones de diseño y voluntad política. Para construir comunidades más seguras y resilientes, debemos exigir a nuestras autoridades y adoptar nosotras mismas estas acciones:

  • Infraestructura hidráulica inteligente:
    • Drenajes Pluviales Eficientes: Ampliar y mantener la red de alcantarillas, canales y colectores para que realmente soporten eventos extremos.
    • Sistemas de Retención: La construcción de bordos, represas y estanques urbanos para almacenar temporalmente el exceso de agua y liberar la presión sobre los ríos.
  • Planificación urbana con visión de futuro:
    • Zonificación Estricta: ¡Alto a las construcciones en zonas de riesgo! Prohibir el desarrollo en riberas, humedales y llanuras de inundación.
    • Ordenamiento Territorial Serio: Mantener y proteger áreas de absorción natural (parques y reservas urbanas).
  • Manejo ambiental y restauración:
    • Reforestación de Cuencas: Invertir en campañas masivas de reforestación en las partes altas para que la tierra vuelva a ser la esponja que retiene el agua.
    • Reducción de Impermeabilización: Promover banquetas y calles permeables que permitan la infiltración del agua en lugar de acelerar el escurrimiento.
  • Cultura de prevención y educación:
    • Alertas Tempranas: Implementar sistemas rápidos y eficaces de notificación sobre lluvias y crecidas de ríos.
    • Educación Ciudadana: ¡Esto es tarea de todas! No tirar basura en calles y canales es el acto de prevención más básico y poderoso. El tapón de las alcantarillas empieza con un desecho nuestro.
  • Tecnología y monitoreo constante:
    • Uso de sensores y modelos de predicción hidrológica para anticipar desbordamientos y activar protocolos de evacuación antes de que sea demasiado tarde.

La crisis hídrica de México es compleja, pero sus soluciones no son secretas. Requieren inversión, disciplina y, sobre todo, una nueva cultura de respeto por la naturaleza y los cauces del agua. No esperemos a la próxima temporada de lluvias para lamentarnos. El momento de exigir y actuar es ahora. La resiliencia de nuestras comunidades depende de ello.

Especialista: Dr. Felipe Arreguín Cortés. Miembro del Comité del Agua del Colegio de Ingenieros Civiles de México. Ingeniero Civil con Maestría y Doctorado en Hidráulica por UNAM. Ha trabajado en el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, así como en el Instituto de Ingeniería y la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, la Organización de las Naciones Unidas, y en CONAGUA.

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