Algún día, Ariel Grunwald nuestro maestro de Kabbalah, dijo algo al aire que nunca se me va a olvidar: “Casi todos los seres humanos están en una relación con su proceso”. ¡Madres, claaaaro! Ese día le puso palabras a lo que ahora me resulta obvio: que pasamos gran parte de su vida amorosa en prueba y error, en el aprendizaje, en el proceso de entender cómo funciona el amor y, sobre todo, cómo funcionamos nosotros. Algunos parece que nacieron sabiéndole, otros le aprenden al primer trancazo y miles más como al cuarto o quinto… ¡y luego están los que no aprenden jamás!
Miren, la mayoría de nosotros venimos de familias disfuncionales y de padres con relaciones disfuncionales, no importa si están casados, separados, divorciados o si llevan cuatro años sin hablarse y viviendo en la misma casa, esos, ellos, son nuestros ejemplos; y seguramente a ellos tampoco ni les enseñaron ni les dieron un buen ejemplo, por eso no saben serlo. Al final, uno acaba buscando lo que es familiar y son esos modelos los que medio nos dan brújula de por dónde hacerle con el nuevo fulano o fulana. Fatal. Pero la verdad no nos dieron clases en secundaria sobre el amor y las relaciones, nadie nos enseñó cómo ser pareja; ahí fuimos medio aprendiendo a la buena de Dios.
Si por un momento ponemos a un lado el corazón partio’, el enchile por la gatada que nos hicieron, el resentimiento por todo lo que hizo o dejo de hacer y pensamos solo con la razón, si miramos hacia atrás y con absoluta distancia crítica y objetividad vemos todas las relaciones y de las personas que pasaron por nuestra vida vemos que, al final, todos y cada uno fue importantísimo en nuestro proceso de aprendizaje. Si optamos por aprender la lección, entendemos que sin esas parejas no seríamos quienes somos hoy, no sabríamos lo que sabemos del amor, de la vida, de las relaciones, ¡de nosotros mismos! No sabríamos qué queremos y qué no, los precios que estamos dispuestos a pagar y los que no, lo que podemos negociar y lo que de plano es un absolute deal breaker. Sin todo eso que vivimos en pareja, nunca lo hubiéramos averiguado.
Antes de comenzar a leer este Love Issue part 2 hagan el ejercicio de celebrar. Sí, celebrar, agradecer y bendecir todos los horrores amorosos que han vivido y a todos los que les rompieron el corazón, el alma, el coco y hasta la cuenta de banco. Agradezcan haber sido sus maestros y ayudarlos a entrenarse en las artes amatorias. Gracias a todos ellos y a todas ellas ustedes traen más callo, más experiencia, y más condición emocional para escoger mejor la próxima vez.
Si hoy están en una relación que en su alma saben que no les hace bien, identifiquen las lecciones, compren unos tenis, amárrense los pantalones y corran. NO será la última y les firmo que no será la mejor.
Acuérdense que Dios no te da a la gente que quieres, te da la gente que necesitas para lastimarte, amarte, dejarte, y convertirte en la persona que tienes que ser. Y así, un día, encontrar a su Spiderman o Mujer Maravilla.