Mario Guerra
Tanatólogo y psicoterapeuta
Consulta aquí a nuestro especialista
Todos alguna vez posponemos. Posponemos cosas para el día siguiente y cuando llega posponemos para el otro. Nuestra esperanza es que lo que posponemos se resuelva como por arte de magia.
Se cree que es por simple flojera, por desorganización del tiempo o incluso porque lo que se pospone no nos importa tanto, lo cual la mayoría de las veces es falso porque si no nos importara, simplemente dejaríamos de pensar en hacerlo.
Otras teorías hablan de falta de motivación e incluso el terapeuta cognitivo Albert Ellis habló sobre las tendencias de la gente a ser ”hedonistas a corto plazo” y a ”perder el tiempo”, esto es, que según él preferimos hacer cosas que nos den una recompensa inmediata, incluso de menor calidad, a invertir (o perder) tiempo en actividades que no nos gustan sin importar mucho una recompensa diferida. La realidad es que no hay una teoría unificada que explique el por qué posponemos desde el punto de vista psicológico.
Esto te interesa El tiempo vuela
El caso es que el que pospone es capaz, es inteligente y tiene recursos, puede hacer las cosas, sólo que no las hace en tiempo y no sabe por qué le pasa eso.
Efectos negativos de posponer
Esto te interesa 10 decisiones laborales de las que te arrepentirás toda tu vida
¿Puede posponer tener efectos positivos?
Algunas personas posponen deliberadamente porque les gusta trabajar bajo presión o sentirse desafiados por los plazos. Se le conoce como:
Esto te interesa: Cómo vivir lo que ya sé