Aunque no es nada popular (bueno Paquita la del Barrio, la pedía en el desayuno) tiene una gran ventaja y es que esta fruta baja la glucosa y les vamos a contar todo el chisme de ella.
Esa fruta naranja que muchos ven en el súper y pasan de largo porque “meh, huele raro”. Bueno, pues aquí venimos nosotros a reivindicarla, porque es mucho más que una fruta de desayuno en hotel de playa. Es una joya tropical, dulce, fresca y, sorpresa: ¡te ayuda a bajar la glucosa!
Y no, esto no es parte de una nueva moda tipo “la fruta milagrosa que los doctores odian”. Esto es ciencia. Ciencia de la buena.
La fruta que baja la glucosa
En un mundo donde ya todo tiene que hacer algo (el agua tiene que tener electrolitos, el café tiene que ser orgánico, y hasta las apps de meditación te estresan porque no las usas diario), esta fruta, se planta firme y dice: “yo regulo tu glucosa, facilito la digestión, y de paso te doy un gustito”. Sin notificaciones ni suscripción mensual.
Y aquí viene el dato fuerte: si tienes diabetes tipo 1 o tipo 2, puede ser una aliada. ¿Por qué? Porque tiene fibra. Pero no cualquier fibra. De esa que ayuda a que tu cuerpo procese el azúcar sin hacer dramas. O sea, puedes comerte algo rico sin disparar la glucosa y sin sentir que todo tiene que saber a cartón para ser sano.
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Ahora, un plot twist…
Lo más loco de todo esto es que la papaya (alias la fruta que te baja la glucosa) es un superalimento… barato. O sea, no estamos hablando de polvo de algas traído del Himalaya ni de frutas que solo encuentras en una tienda de alimentos orgánicos con jazz de fondo. La papaya está ahí, en el mercado, en la tiendita, en la frutería de la esquina y a precio realista.
Además, es mexicana hasta el hueso (bueno, hasta la semilla). Se cultiva en Oaxaca, Chiapas, Veracruz… lugares con calorcito y buena onda. De ahí sale tu frutita lista para el desayuno, para la ensalada o para ese juguito del domingo.
Pero bueno, volviendo al tema de la glucosa, les tenemos que contar que de acuerdo con la investigación de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de la Asunción de Paraguay, demostró que el comer la carne, semillas y hasta las hojas de la papaya baja la glucosa en la sangre, en cuatro grupos experimentales observados durante 28 días tuvo una disminución significativa de la glicemia, es decir, del azúcar en sangre.(Aquí pueden leer la investigación completa).
Por otro lado la National Library of Medicine, explica que las farmacéuticas se han fijado mucho en la papaya como una fruta que baja la glucosa ya que se han hecho varios estudios que han encontrado que posee propiedades antidiabéticas y pues si la ciencia lo dice, está bien para nosotras.
Ahora, ¿cómo le hacemos para sacarle provecho?
Imagínense esto: están corriendo porque se quedaron dormidas, el tráfico está de horror, no hay café, y apenas si les da tiempo de agarrar algo del refri. ¿Qué hacen? Medio bowl de papaya con limón y ya con eso sobreviven la mañana sin que su azúcar en sangre haga una montaña rusa. Y su estómago lo agradece, porque trae papaína, una enzima que ayuda a digerir -como si te hiciera un masajito interno- .
Ahora, sabemos que muchos no aman el olor que tiene o la textura, peeero no tienes que comértela solita si no te encanta. Puedes meterla en smoothies, en ensaladas con chile y limón (nivel: antojo en domingo), en salsas y hasta en mermeladas naturales, eso sí no le pongan azúcar. Incluso hay quienes la usan para ablandar carne (o sea, una fruta útil en serio). Y si ya te estás imaginando una papaya fancy con tajín, chamoy y hielitos… estás en lo correcto. A eso vinimos.
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Fun fact para el chat de la familia
La papaya tiene betacarotenos, vitamina K, potasio, licopeno (sí, como el tomate) y antioxidantes. Es buena para el corazón, para los huesos, para los ojos y hasta para la piel. O sea, si la meten diario en su dieta, no solo regulan la glucosa —también ayuda a que se vean y sientan mejor. Glow natural, pues.
Nosotras ya estamos en modo papaya. Y no es porque nos guste seguir tendencias o porque queramos parecer expertos en nutrición de Instagram, para eso tenemos a Nico y Bea. Es porque la verdad la verdad, funciona. Es rica. Es práctica. Y es mexicana.
Así que si andan buscando una forma fácil (y sabrosa) de cuidar su salud fácil, barato y sin dietas extremas… La papaya será su nueva mejor amiga. Su cuerpo, su cuenta de banco y su intestino se los van a agradecer.