Viene Álvaro Gordoa para darnos las reglas sobre cómo lidiar con los chismes en la oficina que son… horrendos, así que más vale que pongan atención y no anden haciéndolos ¡nunca!
Oigan, pues resúltase que según investigadores de la Universidad de California-Riverside, las personas chismeamos 52 minutos al día. Un estudio realizado por la Universidad de Ottawa, Canadá (publicado en la revista Evolutionary Psychological Science) dice que las mujeres NO chismeamos más que los hombres, PERO usamos el chisme y los rumores como tácticas para hablar mal de una rival que compite por la atención de un hombre, enfocándonos principalmente en su look.
Los hombres chismean también por competir: ellos chismean sobre lo que tienen (coche, ropa, casa, mujeres, amigos…) y dinero, además de qué tan fit está su “competencia”. Las personas que son más competitivas con miembros de su propio sexo son las que más chismean, independientemente de qué sexo sean. Los jóvenes (18 a 35 años) son más propensos a chismear negativamente que los mayores (40 a 58 años).
El chisme es un fenómeno inevitable y antiguo, que forma parte de la naturaleza humana y es impulsado por sentimientos como la ira y la envidia. Aunque puede parecer inofensivo, es una herramienta muy poderosa para dañar la reputación de una persona, crear enfrentamientos y conflictos, y afectar negativamente las relaciones interpersonales.
En la oficina, donde la competencia es inevitable, los chismes pueden ser particularmente perjudiciales, ya que dañan la armonía, el trabajo en equipo y la productividad.
Es importante distinguir entre chismes y rumores. Los rumores son las voces de la gente y se basan en algo verídico, pero a menudo se exageran y desvirtúan. Los chismes, por otro lado, son habladurías que pretenden dañar la reputación o enfrentar a ciertas personas.
A continuación, algunas recomendaciones para lidiar con el chisme en la oficina:
No participes en los chismes de oficina y tampoco los fomentes. Los chismes no son constructivos y pueden causar daño a la reputación de alguien. Además, propagar chismes puede crear un ambiente de negatividad en la oficina y generar conflictos innecesarios. Si alguien te cuenta algo, no lo propagues a menos que tengas hechos y certezas comprobables. Tampoco te dejes llevar por la emoción del momento y no vivas con odio ni resentimiento, ya que eso no te aportará nada positivo.
No te veas involucrado en los chismes. Mantener un bajo perfil en la oficina es importante para no ser el foco de atención de los chismes. Evita presumir tus logros o alardear sobre tus habilidades. No te involucres en conversaciones negativas y, en la medida de lo posible, trata de alejarte de los rumores y habladurías.
No tomes las cosas a pecho. Si estás involucrado en un rumor, no te dejes afectar por ello. En lugar de eso, infórmate y recopila hechos para afrontarlo de manera objetiva y sin dejarte llevar por las emociones. Si el rumor está exagerado, déjalo correr, ya que no vale la pena desgastarte en algo que no tiene fundamento. Sin embargo, si el rumor puede afectar tu trabajo, es importante que lo afrontes con pruebas y evidencias concretas.
Enfrenta el chisme con pruebas. Si tienes pruebas concretas para desmentir un rumor que te afecta, es importante que las presentes. No confrontes directamente a la persona que está difundiendo el rumor, ya que esto puede alimentar su ira y generar más conflictos. En cambio, presenta tus pruebas de manera objetiva y sin juzgar a la otra persona, enfocándote en desmentir los hechos falsos que se han difundido.
Crea un ambiente positivo. Una cultura de trabajo positiva ayuda a disminuir la propagación de chismes en la oficina. Promueve una comunicación abierta y honesta y evita la competencia entre tus compañeros de trabajo.
Practica la empatía. Trata a los demás de la manera en que te gustaría ser tratado. No difundas chismes o rumores sobre alguien que no te gustaría que se dijeran sobre ti.
No hagas juicios precipitados. Antes de creer cualquier chisme o rumor, asegúrate de verificar los hechos. No asumas que algo es cierto sin antes obtener la información adecuada.
Practica la discreción. Si te confían algo, mantén la información para ti. Evita contar detalles a otras personas, incluso si crees que son de confianza.
Fuente: Álvaro Gordoa, consultor en Imagen Pública, rector del Colegio de Imagen Pública. Autor de los libros Imagen Cool, El Método H.A.B.L.A y La Biblia Godínez.
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