Una cama recién tendida con sábanas limpias, agradecer, convivir con la familia y la pareja, ser generosos y compartidos con los demás… son cosas que nos hacen felices, ¿cierto? Pues un estudio reciente confirmó que el dinero sí da la felicidad.
Hace unas semanas en la Pregunta del Día les pedimos que nos contestaran si preferían estar en un trabajo aburrido, pero que les pagaran súper bien, o en un trabajo que fuera su pasión, pero que solo les dejara para lo básico.
Muchas de las respuestas fueron: prefiero el trabajo que me paguen súper bien, “de llorar en el metro a llorar en un Ferrari, prefiero en el Ferrari y ¿qué creen? La ciencia acaba de coincidir con ustedes.
La Universidad de San Diego y Harvard llevaron a cabo una investigación sobre felicidad que mostró:
Otro estudio mostró que la cantidad de dinero que vemos en nuestras cuentas de cheques y de ahorros afecta nuestra felicidad, más que nuestros ingresos. En otro estudio realizado a estudiantes de la Universidad de Columbia se les preguntó si valoraban el tiempo sobre dinero:
Los estudiantes que priorizaron el dinero terminaron menos felices un año después de graduarse, en comparación con sus compañeros de clase que optaron por priorizar el tiempo.
En un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores Daniel Kahneman y Matthew Killingsworth, llegaron a la conclusión de que las personas suelen ser más felices a medida que ganan más, y que su alegría se nivela cuando sus ingresos alcanzan los 75,000 dólares al año (unos 112,000 pesos al mes).
Esta cifra fue planteada inicialmente por Kahneman, (economista y psicólogo ganador del Premio Nobel), en un estudio de 2010 que concluía que «el bienestar emocional [también] aumenta con los ingresos troncales, pero no hay más progreso más allá de unos ingresos anuales de 75,000 dólares».
Para 2021, Killingsworth (investigador de la felicidad y profesor de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania), descubrió que la felicidad no se estanca después de los 75,000 dólares anuales, y que el «bienestar experimentado» puede seguir aumentando con los ingresos mucho más allá de los 200,000 dólares anuales (300,000 pesos al mes).
En su estudio, Kahneman y Killingsworth encuestaron a 33,391 adultos de entre 18 y 65 años que viven en Estados Unidos, tienen trabajo y declaran unos ingresos familiares de al menos 10.000 dólares al año (150,000 pesos al mes).
Para medir su felicidad, se pidió a los participantes que informaran sobre sus sentimientos a intervalos aleatorios del día a través de una aplicación para teléfonos inteligentes desarrollada por Killingsworth llamada Track Your Happiness.
Le preguntaban repetidamente a las personas en momentos aleatorios de su vida diaria sobre su felicidad, en ese momento, en tiempo real. En concreto, se les preguntó: «¿Cómo te sientes ahora mismo?» en una escala que iba de «muy mal» a «muy bien».
El estudio llegó a dos grandes conclusiones:
Estas personas tienden a experimentar «miserias negativas” que normalmente no pueden arreglarse ganando más dinero: desamor, duelo o la depresión clínica.
Para ellos, su «sufrimiento» puede disminuir a medida que sus ingresos aumentan hasta unos 100,000 dólares al año (150,000 pesos al mes), pero hasta ahí.
La excepción son las personas que tienen una buena situación económica, pero son infelices: si eres rico e infeliz, más dinero no te ayudará. Para todos los demás, más dinero se asoció con una mayor felicidad en grados algo variables.
El estudio reconoce que:
Fuente: Dr. Enrique Tamés, Director de proyectos de Florecimiento Humano Tecnológico de Monterrey. Coach certificado.
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