¿Vértigo o mareo? ¿existe el vértigo a las alturas? ¿Por qué hay personas que se marean solo con sentarse en el coche o dar una vuelta en el carrusel? Jorge Madrigal, nuestro experto en vértigo viene a responder estas y otras curiosidades sobre mareo.
Según el Centro Médico de la Universidad de California en San Francisco:
Desde la prehistoria, el ser humano sabía que en los oídos estaba el sentido de la audición, pero no fue sino hasta el siglo XIX que se descubrió que la parte más importante del sistema del equilibrio se encontraba en el oído interno.
Por siglos se asumió que todo el oído interno, incluido el aparato vestibular, se dedicaba a la audición, tanto en humanos como en animales, cuando, de hecho, el sistema del equilibrio existe en animales muy primitivos, incluso en las medusas.
Esto tiene que ver con la integración que el cerebro hace con las señales que nos ayudan a percibir movimiento, que son especialmente la vista y el sistema de detección de movimiento del oído. Cuando estas señales coinciden, el cerebro no tiene problema.
Pero hay gente (particularmente aquellos con migraña) a la que su cerebro tarda en integrar las señales detonando una reacción donde hay sudoración, palidez, ganas de ir al baño, nausea y vómito. Sin embargo, con exposición continua, el cerebro es capaz de adaptarse a esto, como lo hacen los marineros.
En el sentido estricto no. Este término se popularizó con la película de 1958 de Alfred Hitchcock donde el protagonista sufre acrofobia (o miedo a las alturas) después de que presencia la muerte de gente que cae desde las alturas. Esta película usa unos efectos de zoom de cámara que distorsionan la percepción de la profundidad que es parecido a lo que la gente sufre al no poder determinar con precisión las distancias a ciertas alturas.
Esto es posible mediante un fenómeno de adaptación y habituación: cualquier persona sin entrenamiento al girar sobre su eje varias veces caería al intentar caminar (como en el juego donde la gente gira con la frente sobre un bat de beisbol y luego corre).
El cerebro es capaz de frenar esta sensación de giro pero requiere mucho entrenamiento, y justo estos hallazgos nos ayudaron a comprender cómo el cerebro puede adaptarse y a partir de ahí establecer estrategias para rehabilitar a los pacientes con vértigo.
Este efecto se da por una combinación de factores. Una es porque cambia la densidad de un líquido dentro del oído y cuando nos ponemos en cierta posición se activa la sensación de rotación. Segundo: el alcohol afecta al cerebelo, que es una de las estructuras del sistema nervioso más importantes para el equilibrio.
Lo interesante es que el efecto de “hacer tierra” realmente disminuye la sensación porque al percibir la posición del piso con el pie, el cerebro contrarresta la sensación de rotación que el oído interno está generando por la presencia del alcohol.
Este es un tema muy interesante ya que hay gente que paga por subirse a juegos y hay otros ¡que ni aunque les paguen se subirían! Llama la atención que la misma sensación proporcione sensaciones tan opuestas en personas diferentes. Actualmente estudiamos esto, porque tanto la gente que tiene miedo o ansiedad puede empeorar el equilibrio, como la gente que tienen intolerancia al movimiento.
Un piloto debe evitar confiar únicamente en su percepción de movimiento porque la percepción puede ser engañosa y puede llevar a errores graves en la toma de decisiones. La percepción de movimiento se basa en la información sensorial que recibe el cerebro a través de los oídos, los ojos y otros receptores sensoriales del cuerpo.
Sin embargo, esta información puede ser afectada por factores como la ilusión de movimiento, el viento cruzado, la falta de referencia visual, la fatiga y otros factores psicológicos o fisiológicos. Además, las sensaciones de movimiento pueden ser diferentes para cada persona, lo que significa que la percepción de un piloto puede diferir de la de otro piloto. Por lo tanto, los pilotos deben confiar en instrumentos de vuelo precisos y en sistemas de navegación para obtener una información precisa y objetiva sobre la posición y el movimiento de la aeronave.
La ansiedad y el miedo pueden afectar negativamente el equilibrio y la coordinación motora. Cuando una persona experimenta ansiedad o miedo, su cuerpo libera hormonas de estrés como el cortisol y la adrenalina, lo que puede aumentar la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la tensión muscular.
Estas respuestas fisiológicas pueden afectar la forma en que el cerebro procesa la información sensorial y coordina los movimientos corporales. En situaciones de estrés o miedo, el cuerpo puede estar en un estado de hiperactividad, lo que puede provocar una sensación de mareo, falta de equilibrio y/o inestabilidad. Además, la ansiedad y el miedo también pueden afectar la concentración y la atención, lo que puede aumentar el riesgo de tropiezos y caídas.
Fuente: Jorge Madrigal, Otorrinolaringólogo especialista en rehabilitación vestibular. Director del Centro de Vértigo y Mareo de la CDMX y Guadalajara. Fundador de La Academia del Vértigo.
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