¿Qué opinan de esta frase? “Un padre que decide ser amigo de su hijo, al parecer está renunciando a la responsabilidad de ser padre de su hijo”.
“Ser amigo de tus hijos los deja huérfanos” Dr. Francisco Kovacs (“El método Kovacs»)
Si nosotros hiciéramos un comparativo de la educación que nosotros, los papás de ahora, recibimos, con la que recibieron nuestros padres o nuestros abuelos, las diferencias serían abismales en prácticamente todos los sentidos.
Antes los padres en general eran una figura casi inalcanzable y de máximo respeto y autoridad. De entrada, los papás antes comenzaban a ser papás a edades mucho más tempranas.
Se “ingresaba” al mundo laboral en ocasiones desde antes de los 18 años y la paternidad acompañaba, casi de manera natural, estas etapas. En otros casos, antes de los 30, se podía llegar a tener ya tres o cuatro hijos, cuando las familias eran de cinco hijos o más.
El padre de familia era tradicionalmente el proveedor, mientras que la madre solía quedarse en casa al cuidado (y crianza) de los hijos. Era difícil que los niños pudieran establecer contacto directo y constante con el padre, pues tenía que salir de casa a buscar el sustento.
La madre solía ser ama de casa, mientras que el padre era el que dominaba.
A finales de la década de los 60, hubo un cambio significativo en la educación de los hijos. De un extremo a otro: Pasamos de una educación vertical, en donde los padres mandaban y los hijos obedecían, a una educación horizontal en donde la consigna era: “Déjalo ser”, “no le impongas”, “bájate a su nivel”, “explícale las cosas”, etcétera.
A partir de ahí, las cosas cambiaron radicalmente. Los padres comenzaron a asumir un rol que no sólo era el del proveedor y por supuesto que tampoco el del malo del cuento. Las mujeres comenzaron a trabajar de una manera más directa. Esto transformó los roles sexualesque tenía cada uno de los miembros de la pareja en un tiempo demasiado corto.
El padre se volvió más presente y la madre, en ocasiones, más ocupada en sus cosas, en su trabajo y en las tareas domésticas. La presencia física y la cercanía permitieron que los padres tuvieran una relación más afectuosa y cordial con sus hijos, lo cual, con el paso del tiempo, generó lazos que hoy por hoy, pueden llegar a ser iguales y (en algunos casos) hasta más fuertes y afectuosos que los de la propia madre.
Con esta “modernización” en la crianza de los hijos, muchos padres se fueron al otro extremo, en donde, en lugar de ser la figura fuerte y dominante, pasaron a ser los buenos, los permisivos e, incluso, los amigos de sus hijos.
Portarte como amigo de tu hijo en un sentido general no pareciera tener nada de malo. Incluso pudiera parecer adecuado y hasta deseable. Un padre de familia que se convierte en una figura cercana, agradable y amistosa, parece ser la combinación perfecta.
No obstante, tal acercamiento y vinculación puede provocar una situación inversa a lo deseable. Hay padres que deciden ser amigos de sus hijos, en lugar de padres de sus hijos. No es lo mismo ser amigo de tu hijo, que ser un padre amigable.
“Un padre que decide ser amigo de su hijo, al parecer está renunciando a la responsabilidad de ser padre de su hijo”.
Los amigos se eligen y son de la misma edad o parecidas. No es responsabilidad de tus hijos decirte lo que está bien y lo que está mal.
Los papás que deciden ser amigos, se convierten en cómplices, a veces permisivos y solapadores. Los amigos sí están para los momentos difíciles, pero también para la diversión y, un poco, hasta para la irresponsabilidad.
Juan Pablo Arredondo, Psicólogo familiar, terapeuta, escritor y conferencista con más de 25 años de experiencia. Director de la Clínica Psicológica “Juan Pablo Arredondo”.
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