¿Alguna vez han llegado a un punto en su vida en que se dan cuenta de que la relación con un ser querido, tal vez un padre, una madre o incluso un hijo adulto, está afectando tan negativamente su bienestar emocional que consideran que la única salida es romper todo lazo con esa persona? Nuestros Rockstar del amor Mario Guerra nos va decir qué hacer en esta difícil situación.
Hoy vamos a poner sobre la mesa un tema que, aunque delicado y doloroso, conviene darle luz para entender cómo y cuándo podría ser necesario tomar una decisión tan drástica como esa para salvaguardar tu salud emocional y mental.
De una relación con una persona muy relevante y significativa en tu vida, como lo puede ser un padre, una madre o un hijo adulto, que se encuentra muy deteriorada y en donde ya se han hecho todos los esfuerzos razonables por reparar o poner límites a la relación ya nada ha funcionado para mejorarla o cambiar el trato que se recibe. Un ejemplo de conductas en este tipo de relaciones son:
Llegar a la decisión de romper lazos con un familiar cercano es un proceso complejo que suele involucrar una combinación de factores emocionales, psicológicos y, en ocasiones, prácticos. Es una decisión que no se toma a la ligera y que, en ciertos casos, puede ser la única opción viable para proteger nuestro bienestar emocional y mental.
Es muy importante entender que en una dinámica tóxica siempre hay al menos dos actores: el que ejerce el comportamiento dañino y el que lo permite. A veces, hay terceros que, con su silencio, inacción o alianza con el agresor, contribuyen a perpetuar el ciclo de abuso. Este complejo entramado de roles puede hacer que la única salida viable sea romper la relación. Pero, ¿cómo y por qué se llega a este punto con alguien tan cercano y significativo? Veamos algunas causas:
Tomar la decisión de romper una relación con un familiar cercano para proteger tu bienestar emocional y mental es un proceso complejo y, a menudo, estigmatizado socialmente. Pero, ¿por qué es tan complicado y mal visto? Aquí hay algunas razones:
La cultura del sacrificio: En muchas culturas y sociedades, se espera que los miembros de la familia hagan grandes sacrificios por el bienestar del grupo. Esta expectativa puede llevar a que la persona que decide romper lazos sea vista como egoísta, mala o desleal.
Idealización de roles familiares: La figura materna, por ejemplo, a menudo se idealiza como el pilar de amor incondicional y apoyo. Cuestionar o romper esa relación puede ser visto como un acto de rebeldía o incluso de blasfemia social.
Miedo al juicio social: La preocupación por cómo te percibirán los demás si tomas una decisión tan drástica puede ser un fuerte disuasivo. Muchas personas temen ser juzgadas o excluidas por su comunidad o círculo familiar y social.
Falta de comprensión sobre la salud mental: Aunque la conciencia sobre la importancia de la salud mental ha crecido en los últimos años, todavía hay un largo camino por recorrer. Muchas personas no entienden completamente cómo una relación tóxica puede afectar la salud mental y, por lo tanto, pueden ver la decisión de cortar lazos como una «sobre-reacción».
Presiones religiosas o culturales: En algunas comunidades, las creencias religiosas o culturales pueden desempeñar un papel en la estigmatización de aquellos que deciden romper relaciones familiares. Estas creencias a menudo enfatizan la importancia de la unidad familiar a toda costa.
La complejidad de la ambivalencia emocional: Como mencionamos anteriormente, la ambivalencia emocional puede complicar aún más la decisión. El amor o la lealtad hacia la persona que está causando el daño pueden hacer que se tolere el abuso por más tiempo del debido, y también pueden llevar a la persona a cuestionar su propia decisión de poner fin a la relación.
Mantener una relación tóxica con un familiar cercano puede tener efectos devastadores en la salud mental a largo plazo. Aunque algunas personas argumentan que las generaciones anteriores enfrentaron formas más severas de disciplina y «salieron bien», es fundamental entender que los efectos del abuso o la toxicidad no son siempre inmediatamente visibles. Veamos cómo se puede ver afectada la salud mental:
Tomar la decisión de romper una relación tóxica con un familiar cercano es un proceso complejo y emocionalmente agotador. Sin embargo, hay pasos concretos y alcanzables que puedes seguir para facilitar este difícil camino. Es fundamental entender que, aunque esta decisión no está exenta de costos, el precio de no asumirlos puede ser mucho más alto en términos de tu bienestar emocional y mental. Aquí hay algunas recomendaciones:
En este sentido es muy importante que nadie te esté presionando para que veas la relación de una manera o incluso para que tomes la decisión calentándote más la cabeza. Una persona empática te hará ver lo que tú no has podido o querido ver, no le echará más leña al fuego.
Preparar el terreno emocionalmente. Antes de tomar la decisión, prepárate emocionalmente para las posibles consecuencias. Esto puede incluir sentirte culpable, enfrentar el juicio social o incluso lidiar con la soledad temporal.
Comunicar tu decisión. Si decides seguir adelante con la ruptura, hazlo de una manera clara y directa. Evita caer en acusaciones o reproches; en su lugar, enfócate en cómo la relación te afecta emocionalmente. Y no esperes que la otra persona esté de acuerdo con tu perspectiva para ponerte a salvo.
Establecer límites claros. Una vez que hayas tomado la decisión, es crucial establecer límites claros. Esto puede incluir limitar el contacto físico, bloquear números de teléfono o incluso tomar medidas legales si es necesario.
Aceptar el costo emocional. Entender que habrá un costo emocional te ayudará a enfrentar mejor las consecuencias. Podrías perder no solo la relación con esa persona, sino también enfrentar tensiones en otras relaciones familiares.
Trabajar en la recuperación emocional. Después de la ruptura, dedica tiempo a sanar y recuperarte. Esto puede incluir terapia, actividades que te hagan bien y, lo más importante, rodearte de personas que te apoyen emocionalmente.
Reevaluar con el tiempo. Es posible que con el tiempo y el espacio, la relación pueda reevaluarse. Sin embargo, asegúrate de que cualquier intento de reconciliación venga acompañado de cambios concretos y sostenibles en el comportamiento y no sólo de promesas que ya en el pasado no se han cumplido.
Recuerda, cada paso que tomes es un paso hacia un futuro más saludable para ti. Aunque el proceso sea doloroso y esté lleno de incertidumbre, el objetivo final es tu bienestar emocional, mental e incluso el del resto de tus relaciones significativas.
Fuente: Mario Guerra. Psicoterapeuta, tanatólogo, coach ontológico, hipnoterapeuta certificado internacionalmente, conferencista y nuestro rockstar del amor.
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