Hoy Mario Guerra, nos explica cómo armarnos de valor cuando ya sabemos que queremos terminar una relación pero no nos hemos atrevido a hacerlo.
No todas las personas están listas o preparadas al momento de llegar una catástrofe, por más que se nos ha dicho que tengamos una mochila preparada con ciertos elementos y haya simulacros para que al menos tengamos una idea de qué hacer.
Quizá algunos son optimistas y aseguran que la calamidad nunca aparecerá ¿Y si sí? Ahora lleva esto a tu relación de pareja; tú crees que por que se aman estarán juntos para siempre, pero ¿y si no?. ¿Estás listo o lista para salir adelante si tu relación se acabara mañana o francamente te tomaría totalmente desprevenida?
Pues no estamos augurando o deseando el mal a nadie, sólo preguntamos si de alguna manera estarías preparada para que, si estás en una relación, esta se acabara incluso mañana mismo.
No es pensar en que puede acabarse para ser pesimista o asustarte, sino al revés. Para buscar fortalecerte antes de una posible crisis.
¿POR QUÉ SE DEBERÍA DE TERMINAR LA RELACIÓN?
Ciertamente eso es posible y hasta deseable, pero ese ingreso debería ser visto como complementario, idealmente, y no como la fuente principal de sustento.
Si es el caso de una separación, siempre tendrás que estar (a menos que tu pareja sea millonaria y no le pese dar todo a manos llenas) un poco en el estira y afloja con el tema del dinero.
Además no todo es dinero, por ejemplo está el sentido de vida que otorga la satisfacción de autosustentarse, tu tranquilidad emocional y hasta tu propia autoestima.
Por eso justamente conviene hacer una especie de “simulacro” mental de cómo sería vivir contigo misma para detectar esos pequeños detalles que puede complicarte la vida. La idea no es que te justifiques diciendo “así soy”, sino “así he estado siendo y quiero ser de otra manera”.
Siempre recuerda que cuando no puedas o no sepas cómo, buscar ayuda, incluso profesional, puede ser una buena idea.
Si crees que tiene la madurez necesaria, sin duda. Es más, ambos deberían prepararse razonablemente en caso de que el otro, un día, ya no estuviera.
Bueno, si eso sucede eso significa que realmente estaba contigo por necesidad o la función que cumplías en su vida y no tanto por amor. En una buena relación, ambos se alegran y apoyan el crecimiento del otro, no lo mantienen en precariedad para amarrarle o tenerle bajo control.
Pues si lo hablas y explicas tus razones para esta preparación, es probable que queden bastante claros tus motivos e intención. Si no lo hablas, pues no es que estés haciendo las maletas, sólo te estás fortaleciendo como persona.
Si tu pareja ve mal estos intentos de autonomía, probablemente tenga algún interés no manifiesto en que no lo logres. Puede ser miedo a que te vayas, enojo porque ya no puede someterte o hasta envidia por lo que puedas lograr.
Pues tú decide si no pensar en eso para ti es una buena idea. Y si tu pareja no se quiere preparar para un futuro donde potencialmente su relación pueda terminar, entonces tú también prepárate para eso.
Una opción es adoptar legalmente a tu pareja para hacerte cargo de su vida por el resto de la tuya, otra opción es dejar que cada uno se haga cargo.
Pensemos que es probable que no estés nunca 100% preparada para que se termine una relación, pero conviene tener la mayor parte de los aspectos más elementales cubiertos.
Es verdad que al inicio puede haber una crisis o empeoramiento de tus finanzas, pero eso te hará esmerarte para prevenir que llegado el momento eso sea un problema que incluso te impida irte.
Hay personas que al terminar una relación sienten que han perdido todo porque sustentaron su mundo entero en esa relación.
Una red de apoyo no significa que sólo haya personas en tu vida, sino que esas personas sean confiables, disponibles y dispuestas, pero que tú también seas capaz de recibir o pedir su apoyo de ser necesario. Al menos para el proceso de duelo vas a necesitar de ellos.
Para que no te desmorones y empieces a pensar que has fracasado, que vales menos o que no puedes con el peso de las demandas de la vida. Para que la ruptura, de darse, sea de tu relación y no de tu dignidad, autoconcepto o esperanza. Para evitar caer en una relación intermitente o que regreses en sometimiento.
Aseo de la casa, abastecimiento de la despensa, pequeñas reparaciones como cambiar un fusible, llevar el auto a servicio.. O al menos ser capaz de buscar a una persona confiable para hacer esos trabajos (esto no implica conseguir otra pareja porque entonces sería un “reemplazo”).
A veces una persona espanta a la otra con que le va a quietar todo, con que no le va a dar nada o ejerce violencia vicaria a través de los hijos. Es mejor que tengas los pies en la tierra para que ni te asustes, ni hagas amenazas que no tendrás como cumplir y sólo estaréis “agitando el avispero”.
Hacer este simulacro no es desear que tu relación termine, sino estar más preparada al menos reconociendo que la posibilidad existe y que podrías tener algunos caminos alternos si eso sucede.
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Hazte cargo de tu vida como si no estuvieras con nadie, para que estando con otra persona la vida de ambos sea más satisfactoria. Podrás compartir, en vez de dar o quitar.
Fuente: Mario Guerra, Tanatólogo, conferencista y Business Coach. TW: @marioguerra