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Lo estúpidamente interesante de los followers

Que quede claro. Los followers como el amor, ni se piden ni se ruegan, ni se van.

marzo 27, 2015

Lalo-IniestaPor Eduardo Iniesta
@eliniestae

Creo que ya es tiempo de que alguien con mucha diplomacia y tacto, por eso digo que yo no, le explique a esas personas que se la pasan mendingando followers, pues que su actitud no está bonita, bueno pues, que ya cayeron gordos.

Según un estudio realizado por Beevolve Social Media, la mayoría de los usuarios de Twitter tienen menos de cincuenta seguidores y sólo un porcentaje muy pequeño de los que le entramos duro a la tuitiza tiene más de 100 mil. También destaca que seis de cada cien usuarios de plano no tienen seguidores -cuanta soledad “deveras”- . Tal vez esta sea la razón por la que un montón de los más de 500 millones de tuits que se publican por día en todo el mundo lleven mensajes como: “Si me sigues, te sigo”, “tantos followers y subo foto sexy” -las fotos en cuestión son de esas que jamás entrarían en la categoría de desnudos artísticos-. Neta, no se arrastran más porque no hay más piso, cómo les explicamos que tener miles de followers es como ser rico en el Monopoly.

Tal parece que los followers -como tantas cosas en la vida- generan una peculiar adicción. ¡Ah!, ¿no me creen?, entonces respóndanme una sencilla pregunta: ¿Cuántos followers necesitan para dejar de pedir followers? Si no pudieron responder entonces ustedes tienen followertitis; aclaro que este término me lo acabo de sacar de la manga y que hasta el momento no hay estudios específicos sobre la adicción a los followers, los estudios que hay se basan en la adicción a las redes sociales.

Como les decía, hay gente que se pone bastante intensa con el tema de los followers, de hecho se la pasan contabilizando a sus seguidores y cuando se percatan de que alguien dejó de seguirlos se angustian en sobremanera, hagan de cuenta como cuando se quedan si batería en el celular, igualito. Para estas personas perder un follow es perder una rayita de respeto, porque ante su imposibilidad de encajar en la interacción social del mundo real prefieren presumir que tienen harto follower para poder sentirse los muy, muy.

Y por favor, no lo nieguen, cuando comienza a seguirlos alguien que no es de su familia o por lo menos conocido, de inmediato pasa por su mente la fugaz idea de que se los quieren ligar, no piensan que los siguen porque tuitean cosas interesantes o por lo menos divertidas ¡No! ¿Cómo va a ser eso?

Secretamente se aferran a la teoría de la ligadera, y si por casualidad el personaje en cuestión resulta de su agrado, muy en el fondo consideran a ese follow como un posible prospecto, y justo en ese momento entran en juego las reglas no escritas de Twitter: Si me sigue es porque le gusto y si me da más de 5 “favoritos” seguidos, entonces se le desmorona el mazapán por mí. ¿A poco no?

Hay que reconocerlo, tuiteamos para que nos pongan atención, es una especie de ejercicio digital para el ego. Total, arrieros somos y en el Twitter andamos.

Termina su columna y checa cuántos followers tiene.

marzo 27, 2015