Mario Guerra
psicoterapeuta
Consulta a nuestro especialista
Algunos ejemplos de final “necesario” pueden ser:
- Despedir a un empleado que debería ya ser despedido.
- Terminar una relación de novios ue no están yendo para ninguna parte.
- Dejar un negocio que sólo te ha dado pérdidas y dolores de cabeza.
- Dejar algunos lazos sociales o actividades cuyo tiempo ya pasó.
- Dejar ir un sueño que por alguna razón ya no se va a materializar y moverte hacia nuevos sueños o ideales más de tu tiempo presente.
- Dejar un trabajo o carrera que sabes no es lo que quieres o incluso se ha vuelto tóxico en tu vida.
- Terminar una relación con infidelidades repetidas que no está cambiando al paso del tiempo.
- Un resentimiento del pasado.
- Desconectarte de amistades o relaciones familiares tóxicas, codependientes o chantajistas.
- Dejar a un alcohólico, un maltratador o un adicto que no quiere o no ha demostrado la voluntad de cambiar.
- Un hábito o conducta que te hace daño o daña a los que te rodean.
¿Por qué si sabemos que algo nos daña, no lo dejamos?
Hay 3 causas:
1. Estilo de apego ansioso o inseguro
- Son personas que no tienen la capacidad de soltar objetos, situaciones o relaciones. La separación es tan abrumadora que la evitan a toda costa.
- No desarrollaron adecuadamente lo que en psicología se llama un “apego seguro” que es:
- Para un niño:
- La capacidad de separarse de los padres.
- Prefiera a los padres que a los extraños.
- Para un adulto:
- Tener relaciones de confianza y duraderas.
- Tendencia a tener una buena autoestima
- Poder compartir confortablemente sentimientos con amigos y parejas.
- Buscar soporte social.
2. Historial de pérdidas traumáticas
- Para estas personas un cierre o final representa otra pérdida que se suma a la o las anteriores.
- En vez de enfrentar una nueva pérdida, buscan rehuirla.
- Pueden incluso dejarse lastimar.
3. Aprendizajes y mapas internos
- Personas que han aprendido equivalencias distorsionadas de las relaciones y han desarrollado la creencia que acabar con algo, es cruel o que va a causar daño y sufrimiento a otro.
Los miedos más comunes:
- Miedo a la pérdida y a la tristeza que trae consigo.
- Miedo a la confrontación.
- Miedo a lo desconocido.
- Carecer de las habilidades para hacer frente a los finales o cómo llevarlos a cabo de una manera sana.
- Carecer (o creer que carecen) de las palabras correctas a usar al terminar algo.
- Temor a lastimar a la otra persona.
- Miedo a sufrir porque has tenido pérdidas en el pasado y ya no quieres una más.
Recuerda, al final si te resistes a dejar ir algo porque sientes que, “ahora sí” ya viene “su momento”, no te engañes; si no ha llegado en todo este tiempo y pasan 6 meses más y no se ha movido un milímetro de como está hoy, como no sea la vida eterna o la muerte, muy probablemente no llegará por estar eternamente esperando en la inacción.